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lunes, 23 de diciembre de 2024

EEUU: al menos un parche

Ejecutivo y legislativo llegaron a un acuerdo momentáneo sobre los fondos para el gobierno y el techo de la deuda...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 17/10/2013
2 comentarios
Obama
El acuerdo entre las dos facciones dominantes ha dejado serias y preocupantes huellas.

En medio de la preocupante expectativa de los norteamericanos y de numerosos factores de la economía global, finalmente del Congreso y la Casa Blanca llegaron a un acuerdo de corto plazo que devolvió la solvencia al gobierno y elevó el techo de la deuda pública estadounidense.

La parcial solución apareció a pocas horas de cerrarse el plazo para establecer un renovado  monto del débito nacional, que se calcula conservadoramente en doce billones de dólares, y a dos semanas de la carencia de fondos estatales para pagar salarios y mantener en funcionamiento muchas de sus dependencias.

En jornadas de discusiones “duras y complicadas”, según voceros  demócratas y republicanos, primero el senado, y luego el resto del legislativo, decidieron ampliar los límites de la deuda pública hasta el siete de febrero del próximo año, a lo que se sumó el desbloqueo de dinero para poder reiniciar el trabajo gubernamental en pleno.

En la Cámara de Representantes,  los legisladores del llamado Tea Party, la facción más reaccionaria de la derecha local, indicaron momentos antes de la votación que, si bien se manifestarían en contra del arreglo, no harían presión para mantener el boicot.

Desde luego, cada parte debió ceder en esta pugna que ha puesto de manifiesto no pocos huracos dentro del sistema político y económico norteamericano.

Si bien los republicanos cejaron finalmente, los demócratas debieron comprometerse a nuevas reducciones de gastos públicos, y en el caso de la controvertida ley de salud promulgada por Barack Obama para dar posibilidades de cobertura médica a unos cuarenta millones de ciudadanos, deberá efectuarse un estudio de la real solvencia de los posibles beneficiarios antes de incluirlos en el citado programa.

Vale recordar que la llevada y traída ley se centra en brindar dinero del fisco a empresas aseguradoras, de manera que asuman los gastos de aquellas personas comprendidas en los acápites del  mandato cuando requieran servicios hospitalarios.

Con todo, lo cierto es que el acuerdo entre las dos facciones dominantes en los Estados Unidos  ha dejado serias y preocupantes huellas.

En primera instancia, ha quedado en evidencia que las severas problemáticas económicas locales resultan un tema de segundo escalón frente ante las apetencias y rejuegos políticos de los partidos tradicionales, lo que añade una elevada cuota de desgaste a la confianza ciudadana, tanto con respecto al gobierno como al legislativo.

En el primer caso, señalan los observadores, por un importante grado de vulnerabilidad y capacidad de mando efectivo, y en el segundo porque muchos norteamericanos han comenzado a percibir al Congreso como un mecanismo donde realmente no están representados sus intereses vitales.

Baste recordar que esta disputa, cegada por el momento, ha costado a la nación más de cuatro mil millones de dólares en pérdidas, una parcial paralización de actividades de todo tipo, y el envío a sus casas, sin devengar salarios, de casi un millón de empleados públicos.

Por demás, la desconfianza internacional en la hasta ahora primera potencia del mundo se ha elevado a niveles trascendentes, de manera que importantes naciones y entidades financieras del resto del orbe, no han dudado en criticar a Washington y en recordarle más de una vez sus impostergables deberes hacia el sistema económico internacional.

El hecho es que casi la mitad de la gigantesca deuda pública norteamericana está en manos de acreedores externos, y cualquier desajuste en ese mecanismo implicaría importantes golpes financieros a los acreedores, amén del derrumbe total de la poca credibilidad que hoy posee el dólar como divisa global.

Solo China, por ejemplo, tiene en su poder 1,8 billones de dólares del débito norteamericano, mientras que Japón posee 1,1 billones.

La no ampliación del techo de la deuda norteamericana no solo hubiese supuesto un golpe a las transacciones relativas a esos elevados montos, sino además la depreciación automática del dólar y la agudización de su falta de  titularidad como una de las más importantes monedas del planeta, algo bajo cuestionamiento internacional desde hace un buen tiempo.

De todas formas, vale insistir en que lo logrado este miércoles en los Estados Unidos no es más que un elemento transitorio, por lo que la incertidumbre no se ha ido definitivamente a la cama.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista

Se han publicado 2 comentarios


Olivia
 17/10/13 14:50

Sí Raúl por fin llegaron a un acuerdo pero es temporal, igual esto sigue feo y a Obama le quedan más de dos años de presidencia...

Raul Díaz
 17/10/13 14:46

Por lo menos llegaron a un acuerdo porque este problema se veía bien feo

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