lunes, 30 de septiembre de 2024

El zarpazo militar de Estados Unidos contra Venezuela

Aunque ostenta el título de Premio Nobel de la Paz, el presidente de Estados Unidos mantiene su injerencista actitud hacia Venezuela...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 15/03/2016
1 comentarios

El presidente Barack Husseín Obama, al igual que su antecesor George Bush —ambos llamados hombres de la guerra— mantiene latente la posibilidad de un zarpazo militar contra Venezuela, a partir del rechazado por el mundo decreto del 9 marzo del 2015, extendido este mes otro año, en el que declara a la nación suramericana de enemigo inusual y extraordinario y una amenaza a la seguridad nacional de la mayor potencia militar del planeta.

Ello equivale a que en cualquier momento, si lo estima conveniente, puede atacar militarmente a la nación suramericana, uno de cuyos principios políticos es la lucha por la paz tanto interna como mundial.

A pesar del rechazo del pueblo bolivariano, de su gobierno, y de decenas de organizaciones mundiales, personalidades y figuras políticas, el demócrata mandatario estadounidense insiste en su postura amenazante contra el sistema socialista venezolano, dándole incluso, con la extensión de su regulación, un espaldarazo a la derecha interna que intenta el derrocamiento del presidente constitucional Nicolás Maduro.

En la habitual postura arrogante de la nación imperialista, Obama expresó en marzo del pasado año sus supuestas razones para declarar una emergencia nacional ante el revolucionario país que bajo la conducción primero del fallecido presidente Hugo Chávez y ahora de Maduro, logró transformar las estructuras socioeconómicas de un país que hasta 1999 fuera dependiente de la disposiciones de Washington. La historia no miente.

Respecto a su decisión, Obama expresó entonces: “He decidido emitir una Resolución Ejecutiva (la "orden") declarando una emergencia nacional con respecto a la amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos representada por la situación en Venezuela. Esta orden no está dirigida contra el pueblo de Venezuela, sino a las personas involucradas responsables por la erosión de las garantías de los Derechos Humanos, la persecución de opositores políticos, la restricción de libertades de prensa, el uso de violencia y las violaciones y abusos de derechos humanos en respuesta a manifestaciones antigubernamentales, el arresto y las detenciones arbitrarias de manifestantes antigubernamentales, así como la presencia agravante de corrupción pública significativa en ese país”.

El decreto, extendido el pasado día 3 por otros 365 días, o sea, incluso cuando el mandatario ya no esté en la Casa Blanca al término de su mandato este año, permite al nuevo inquilino mantener esa Espada de Damocles sobre una nación revolucionaria, que trata de salir adelante a pesar de las acciones de Washington y la contrarrevolución interna y sus aliados de la región.

¿Cuál es el argumento de Obama para mantener su demencial postura? En un mensaje a los jefes de la Cámara de Representantes y el Senado, argumentó que “es necesario continuar la emergencia nacional declarada en la orden ejecutiva 13 692 con respecto a la situación en Venezuela”.

MOVILIZACIONES DEL PUEBLO BOLIVARIANO

A partir de este sábado, y hasta el próximo 14 de abril, la población revolucionaria y patriota de Venezuela se movilizará en el país en jornadas de protesta y de calle en rechazo a la renovación del decreto de Obama, al que una manifestante calificó en Caracas de “oscuridad del mundo”.

Miles de personas colmaron en el primer día de la convocatoria el oeste de Caracas, a partir de la Avenida Libertador, pasando por la avenida Urdaneta, el Palacio de Miraflores (sede de Gobierno) y Puente República, hasta llegar a la plaza O’Leary, donde distintos oradores ratificaron su rechazo a la política exterior de Estados Unidos contra su país.

El alcalde capitalino, Jorge Rodriguez, afirmó en un improvisado mitin que “los que nos sentimos venezolanos hasta en las vísceras, no podemos aceptar que ningún presidente de un país extranjero emita ningún tipo de acción en contra de Venezuela, que ningún venezolano votó por Obama para que fuera presidente de este país”.

Organizaciones como el Movimiento de Países no Alineados, la Unión de Naciones Suramericanas, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, entre otras, denunciaron los falsos argumentos esgrimidos por la Casa Blanca, los que consideran un símbolo de la intromisión en los asuntos internos de una nación soberana, mientras que hay reportes de prensa emitidos en 40 países donde también hay movilizaciones y declaraciones contra el decreto.

ABERRACION JURÍDICA

Para el defensor del pueblo venezolano, Tarek William Saab, la extensión de la regulación “es una aberración jurídica de principio a fin que merece todo nuestro rechazo (...) porque se ha firmado apenas ocho veces en la historia y ha sido el preámbulo a ocupaciones militares por parte de los Estados Unidos”.

En un foro celebrado en Caracas, Saab dijo que la oposición está adelantando una intervención extranjera, algo que consideró “inaceptable” pues, a su juicio, Venezuela necesita “unidad nacional y de los poderes públicos”.

¿Cuál es el interés de Estados Unidos? Solo los ilusos podrían imaginar una real preocupación por los derechos humanos en la tierra de Chávez —por primera vez respetados en la historia contemporánea— o por las personas inocentes que la derecha asesinó bajo la batuta de Leopoldo López en el 2014; o por el bienestar del pueblo, acosado por una guerra sucia orquestada por la Casa Blanca y que atañe atentados contra la economía, campañas mediáticas, guerra psicológica, todos atentatorios contra los planes oficiales.

Washington, con sus amenazas y eventual intervención militar, una vez dadas las condiciones internas, pretende ocupar Venezuela, como hizo en Irak, Libia y Siria con sus bandas terroristas y mercenarias e implantar una gobernación conservadora que le sea una aliada incondicional.

Es un asunto de principios del imperialismo que, luego de Cuba, nunca habría otra nación socialista en el subcontinente, por lo que trata de revertir el proceso revolucionario que dio paso a un ramillete de gobiernos de esa tendencia, revolucionarios y populares.

PIEDRA EN EL ZAPATO DE WASHINGTON

Venezuela es una piedra en el zapato de Estados Unidos, no solo porque permanece en pie a pesar de los continuos planes hegemónicos en su contra, y es un líder nato del antiimperialismo continental, sino porque, al igual que Cuba, está dispuesta al pago de cualquier precio en defensa de su dignidad y soberanía nacional.

El interés norteamericano es adueñarse —como antes del gobierno chavista— de las riquezas naturales de ese país, quinto exportador de petróleo a nivel mundial, y sustituir al actual gobierno —valiéndose de los partidos de la MUD y sus flacos líderes— con el puntillazo de una ocupación militar, como si los dirigentes bolivarianos, incluidos los de las leales Fuerzas Armadas Bolivarianas, parte de la unión cívica-militar en el poder, hubiesen perdido su capacidad organizativa, el apoyo mundial que les acompaña, y la solidaridad de los pueblos de América Latina y el Caribe.

Para la derecha venezolana, organizada en torno a la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la ampliación de la práctica presidencial constituye un espaldarazo a sus planes para derrocar a Maduro y eliminar el legado ideológico de Chávez.

La actualidad venezolana es ahora más tensa que cuando Obama dictó su Orden Ejecutiva, pues el pasado 6 de diciembre los partidos integrados en la MUD lograron la victoria en los comicios parlamentarios, ganando 109 de los 165 escaños de la Asamblea Nacional, lo que constituye un golpe para los intereses revolucionarios del país.

DERECHA VENEZOLANA TRAZA HOJA DE RUTA

Amparados por la extensión del decreto presidencial, la MUD presentó una agenda la pasada semana en la que definió una hoja de ruta para desestabilizar el país, en una continuación de la presentación y debate en la Asamblea Nacional de una Ley de Amnistía para sacar de la cárcel a líderes contrarrevolucionarios, acusados de instigación y de la autoría intelectual de la muerte de 43 inocentes en el 2014.

En ese sentido, el gobernador del estado Aragua, Tareck El Aissami, afirmó que “el documento presentado por la MUD está casado con la extensión del decreto injerencista del presidente estadounidense. La Hoja de Ruta de la oposición es un golpe de Estado amparado en el decreto de Obama. La MUD es la operadora que va a intentar, aunque no podrá, implementar en Venezuela las sanciones de Obama”.

Para el gobernador, no es casual que la oposición presentara su plan días después de la extensión de la disposición de Obama, “una ruta violenta”, en su opinión.

La Hoja de Ruta de la MUD pretende la activación simultánea de tres mecanismos (renuncia, enmienda y revocatorio), para derrocar a Maduro, bajo el pretexto de que solo así se puede sacar al país de la crisis coyuntural que actualmente atraviesa, de acuerdo con la cadena multinacional Telesur.

Mientras, el mandatario aseguró que la habilidad del presidente estadounidense para amparar una eventual intervención en el país no desviará los proyectos económicos en implantación para independizarse de la economía rentista del petróleo, ahora en precios mínimos.

ACABAN RELACIONES CON EE.UU.

Tras conocerse la actitud de Obama, Venezuela dejó sin lugar sus relaciones diplomáticas con el gigante norteño cuando Maduro anunció en la televisión que retirará al encargado de negocios en Washington, Maximilien Sánchez Arveláiz.

“He tomado la decisión, luego de 18 meses, de retirar a nuestro embajador, que ha venido ejerciendo el papel de encargado de negocios en Washington, el licenciado Sánchez Arveláiz, y regresarlo a nuestra capital, a Caracas”, refirió el pasado día 10 el mandatario electo por el pueblo, en otra derrota de la derecha, en 2013, tras la muerte de Chávez.

Los vínculos diplomáticos ya se encontraban en un nivel mínimo desde 2010, cuando el entonces presidente Chávez rechazó la designación de Larry Palmer como Embajador ante Caracas, a lo que siguió la expulsión de su homólogo venezolano Calixto Ortega en 2013. Arveláiz representaba la máxima autoridad venezolana en Washington.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


Fabo
 15/3/16 13:24

No se comprende los famosos alcances sociales cuando la verdad de las colas, las escaces, la inseguridad es otra. Las revoluciones se han distinquido por simpre hecharles las culpas a la famosa y desgastada frase de "Guerra Economica"  y no para aceptar la incapasidad y corrupcion de quienes administran los recursos de la nacion. Venezuela como en cuba sus lideres jamas pasan las necesidades del pueblo.

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