Luego de los farragosos debates que llevaron al primer ministro británico, Boris Johnson, a deponer días atrás su cargo para que el Partido Conservador proteja su imagen pública, dio inicio este martes la lid para el nombramiento de su posible legatario.
Como se recuerda, el ocupante del tradicional número 10 de la calle Downing, debió deponer su responsabilidad a cuenta de los escándalos de sus fiestas secretas durante los días de confinamiento general por la pandemia de la Covid 19, el favoritismo hacia funcionarios de probada oscura conducta moral, y otros tantos “pecadillos” que degradaron sensiblemente su credibilidad y aceptación entre sus correligionarios y el resto de la población británica.
El escándalo llegó a tales términos, que al menos cinco decenas de funcionarios gubernamentales, incluidos varios ministros, optaron por abandonar sus puestos para no verse manchados con episodios que algunos calificaron como un “bochorno para el reino.”
De manera que mientras Johnson se mantiene en funciones a la espera de su relevo, el partido de los “tories” ha puesto en marcha el proceso de elección interna que se debe prolongar hasta finales de agosto cercano, con el objetivo de presentar al nuevo jefe de gobierno para el mes de septiembre.
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El decurso es un tanto complicado. De hecho se trata de una decantación paulatina de candidatos a través del voto del grupo parlamentario conservador hasta lograr que solo queden dos aspirantes en la lista, y el de mayor número de sufragios en la ronda final sería finalmente el que acudiría a solicitar la venia de la reina Isabel II para asumir la primera magistratura.
Según los medios de prensa internacionales, al menos once figuras conservadoras estarían en la lista de “posibles herederos”, la inmensa mayoría de ellos ligados a la administración de Johnson, y pasar al menos el primer filtro supone adjudicarse un mínimo de treinta votos, a tono con las exigencias electorales pactadas.
De todas formas, a partir de encuestas, conteos de estudio, y otros métodos de pulseo de los ánimos entre los parlamentarios votantes, aparecen entre los que pueden dar batalla prolongada la canciller Liz Truss, que según una caracterización de las agencias de noticias Reuters y EFE, estuvo hasta hace poco encabezando las cifras del sitio web Conservative Home.
A la enumeración se une además Jeremy Hunt, ex jefe de exteriores y hoy presidente del comité de salud del Parlamento, y que al parecer no parece acumular recelos por haber sido parte de uno de los gabinetes de Boris Johnson.
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También los ministros renunciantes Sajid Javid, de Sanidad, y Rishi Sunak, de Finanzas, integran la boleta de aspirantes, junto al titular de defensa Ben Wallace, muy comprometido con la política anti rusa de Londres exacerbada por la guerra impuesta por Washington y sus aliados europeos contra Moscú a través de Ucrania.
Por último, otro nombre que se baraja entre los más favorecidos por la intención de votos es Nadhim Zahawi, iraquí refugiado desde niño en Gran Bretaña, y recién nombrado ministro de Finanzas en reemplazo de Sunak.
Para diversos analistas, y a partir de las caracterizaciones de casi todos los candidatos a la jefatura del gobierno británico, tal vez con el cambio en marcha no haya mucho que esperar en materia de modificación de las políticas vigentes durante la “era Johnson”, con más razón cuando en el bando opuesto la actitud de los laboristas no ha mostrado una notable pujanza, e incluso se estima como tardía una proyectada solicitud para que se realicen de inmediato elecciones generales de manera de obviar el proceso sustitutivo ya desencadenado por los conservadores.
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