lunes, 20 de mayo de 2024

¿La hora del cambio?

Tal es la promesa del recién electo presidente de Francia, y la inquisitoria de una nación en crisis...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 07/05/2012
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Francoise Hollande
François Hollande, celebra su victoria en las elecciones francesas.

Los pronósticos no fallaron, y este domingo 6 de mayo el  exaltado Nicolás Sarkozy tuvo que reconocer su derrota en los intentos por reelegirse jefe de estado de la nación gala.

En efecto, durante la segunda vuelta electoral, el actual mandatario cedió frente al candidato socialista François Hollande, confirmando así los resultados de la primera ronda del pasado 22 de abril, que dieron una mayoría a quien en lo adelante será el inquilino del Palacio del Eliseo.

En esta segunda convocatoria, Hollande logró alzarse con más de la mitad de los votos emitidos frente a un Sarkozi que, con sus poses explosivas y una pretendida “personalidad dinámica”, dejó de impresionar hace mucho tiempo a sus compatriotas.

Baste recordar que en 2008, en pleno estallido de la actual crisis económica capitalista, el derrotado presidente francés saltó a la palestra pública reclamando una hipotética “reforma del sistema”, en el intento por proyectarse como una figura global, para luego plegarse a la impopular dinámica de recortes y presiones con la cual los organismos económicos y crediticios imperiales están intentado paliar la debacle.

De hecho, Francia, no solo acusa importantes déficits acumulados durante los años de gobierno de Sarkozy,  sino que además enfrenta los riesgos de una baja de calificación en materia de confiabilidad monetaria, y acumula un desempleo que ronda diez por ciento de la población económicamente activa. Ello sin olvidar los peligros recesivos que la cercan, y que ya forman parte de la cotidianidad entre no pocas naciones del Viejo Continente.

Los analistas indicaron además que el rechazo al presidente ha sido tal en los últimos tiempos, que ni siquiera los sectores de derecha no vinculados a su gobierno recomendaron a sus adeptos votar a su favor en la recién efectuada segunda vuelta.

Así, los ultraconservadores encabezados por Marine Le Pen, que lograron 18 por ciento de las boletas en la primera convocatoria a las urnas, optaron por el abstencionismo antes que sumar sus sufragios a los grupos que apoyaban a Sarkozy.

Mientras, Hollande, al anunciar su victoria, proyectó públicamente algunas consideraciones en torno a las medidas que tomará su gobierno en épocas tan duras para el país y la región.

Tras reiterar que para Francia se inicia “una etapa de cambios”, enumeró entre sus decisiones económicas revisar la aplicación de los programas de restricciones y recortes que la Unión Europea viene exigiendo a sus integrantes,  así como desarrollar una política que recupere los niveles productivos del país.

Además, habló de restituir en sus puestos a numeroso personal de educación en cesantía, y de fijar mayores impuestos a los ricos a favor de la asistencia a los ciudadanos menos favorecidos.

De  más está decir que un giro de Francia frente a la crisis, mediante la instauración de medidas ajenas a las prácticas neoliberales vigentes, tendría una fuerte repercusión en un área geográfica  donde los niveles de vida en nada recuerdan los “apacibles” tiempos del titulado estado de bienestar general. Y es que, con todo, el país galo sigue siendo, por ahora, la segunda economía europea.

Por lo demás, y esa la pregunta que no pocos se hacen dentro y fuera de Francia, habrá que ver hasta donde una administración socialista, la segunda en la historia nacional, es realmente capaz de encarar los serios problemas locales y regionales.

De no hacerlo, su papel quedaría reducido al de un pedazo de metal sometido a una implacable piedra de amolar. Entonces…tiempo al tiempo.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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