Petróleo de Brasil es compartido por consorcio internacional

Aunque la presidenta brasileña Dilma Rousseff afirmó hace pocas horas que la subasta del Campo de Libra no significa la privatización del petróleo brasileño, hay sentimientos encontrados entre quienes consideran la repartición una solución para la economía nacional —por las cifras multimillonarias de que dispondrá el Estado—, en tanto otros la consideran la venta a trasnacionales de un extraordinario recurso natural, con un estimado de 12 mil millones de barriles de petróleo.

Para aclarar las dudas de quienes se oponen a este trascendental paso dado por el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), Rousseff significó anoche, en una intervención en cadena de radio y televisión, que Brasil abrió un nuevo camino en la historia nacional, y que el éxito se repetirá en las futuras licitaciones del pré-sal, término referido a un conjunto de rocas ubicadas en las porciones marinas de gran parte de la costa brasileña, con potencial para la generación y acumulación de petróleo.

El Campo de Libra se encuentra cerca de la costa del Estado de Río de Janeiro, y es de unas proporciones gigantescas: 1 500 metros cuadrados y 326 metros de profundidad, y aunque el crudo está bajo una gruesa capa de roca y sal, el riesgo es bajo.

 “Brasil —añadió— preserva su soberanía, pero está abierto a los inversionistas privados y respeta los contratos, en una vía que indica la internacionalización de los negocios petroleros que, hasta ahora, eran de competencia del Estado”.

Voceros del gobierno se defendieron de las críticas de partidos de la oposición y de los sindicatos petroleros —en huelga desde hace una semana en protesta por la licitación, los bajos salarios y las condiciones laborales— con la afirmación de que la explotación en el Campo de Libra representará más empleos e inversiones en educación, salud, medio ambiente, ciencia y tecnología, el combate a la pobreza, el deporte y la cultura.

“Los cofres públicos —dijeron— recibirán más de un trillón de reales (1 real, 2.18 dólar) en los próximos 35 años, de acuerdo con el régimen de reparto aprobado por el Congreso Nacional hace unas semanas”.

Por los resultados de la subasta, en la que participaron 11empresas, entre ellas la estatal Petrobras, que controla el crudo nacional, el 85 % de la renta que produzca el Campo de Libra pertenecerá al Estado brasileño. Esto es, afirmó la mandataria, bien diferente a la privatización.

En la tarde de ayer, en una licitación que economistas califican de pobre, pues no hubo disputa y por tanto puja, en un solo lance se alcanzó un precio mínimo por el pozo. Lo más importante para el ejecutivo brasileño es que se formó un consorcio internacional en el que Petrobras quedará con el 40 % de las acciones. Según estipula el Estado suramericano, todas las maniobras serán supervisadas por el ente estatal.

Las firmas ganadoras fueron la brasileña Petrobras, con el 40 %, Shell (Reino Unido-Holanda, 20 %), Total (Francia, 20 %) y National Corporation y National Offshore Oil Corporation (China, con un 10 % cada una). El consorcio ganador deberá invertir alrededor de 400 billones de reales en el área de explotación de Libra, indican especialistas en la materia.

En opinión de la presidenta, el modelo de “régimen de división de la producción”, que sustituyó al de concesión, que construye Brasil en cuanto a responsabilidades, significa también grandes conquistas, al garantizar un equilibrio justo entre los intereses del Estado brasileño, las ganancias de Petrobras y las empresas socias.

Sin embargo, no todos en Brasil coinciden con el panorama futuro planteado por Rousseff y su equipo gubernamental.

Poco antes de la subasta en el hotel Windsor, en el rico barrio de Barra de Tijuca, más de mil agentes del orden público evitaron que cientos de personas se acercaran al lugar donde se gestionaba la repartición internacional de Libra. En las protestas resultaron heridos seis manifestantes y decenas fueron detenidos.

Los obreros del petróleo mantienen un paro en los 27 Estados del país en contra de la entrega del 60 % del Campo de Libra a inversionistas foráneos. También exigen aumentos de salarios y mejores condiciones de trabajo. Aunque el gobierno los llamó a conversar, los líderes sindicales señalaron que lo harán, pero mantendrán el paro hasta que haya soluciones a sus demandas.

El líder del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB) en el Senado, Aloysio Nunes Ferreira, dijo a la prensa que el cambio de reglas en las subastas de exploración del petróleo, con la creación del régimen de reparto, demoró mucho tiempo, y el resultado de la disputa actual fue “un hueco en el agua” porque el nivel de concurrencia fue muy débil. Se esperaba, afirmó, que asistieran como mínimo 40 empresas.

En su criterio, Petrobras perdió valor en el mercado, además de que acumula deudas por 174 billones de reales, y su precio en el mercado bajó cuatro veces. ¿Cómo obtendrá, preguntó el Senador, los seis billones de reales de la firma, más 80 billones para pagar las inversiones en la instalación de las 12 plataformas en el Campo de Libra? Con tono pesimista, Nunes destacó que Petrobras nada ganó en la subasta.

Sin embargo, el líder del PT en la Cámara, el diputado José Guimaraes, indicó que el negocio fue victorioso para Brasil, Petrobras y el mundo. Dilma, advirtió, tuvo “pulso firme” y la oposición perdió el discurso, pues carece de proyecto. Resultó victorioso el régimen de reparto aprobado en la Cámara, se realizó la licitación, se habilitó un megaconcierto que aceptó las condiciones del país y Brasil contará con 15 billones de reales para inversiones, además de que el 41,65 % será concentrado en las manos del gobierno.

También el líder del Partido Movimiento Democrático Brasileño, diputado Eduardo Cunha elogió la solución encontrada en la forma de consorcio. El Campo de Libra, aseguró, necesita una inversión muy grande, de alto riesgo, lo que lleva a la necesidad de este tipo de solución mercadológica.

Eduardo da Fonte, líder del Partido Popular en la Cámara de Diputados, y expresidente de la Comisión de Minas y Energía de ese espacio legislativo, también elogió el resultado de la subasta y dijo que ese movimiento hará que toda la economía se caliente.

Sentimientos encontrados deja esta subasta entre quienes se oponen a la participación extranjera en el petróleo brasileño. Solo los años dirán cuándo empezará a rendir dividendos esta enorme reserva petrolera —ella sola guarda el 70 % de las existentes en Brasil—, cómo serán distribuidas socialmente las ganancias y qué o quién será el mayor beneficiado con la acción defendida por Dilma Rousseff este octubre del 2013.

Por lo pronto, miles de brasileños pobres estudian ahora disímiles oficios que les permitirán trabajar en el nuevo consorcio petrolero.