La competencia entre los países por satisfacer las necesidades nutricionales de sus propias poblaciones está provocando un aumento de los conflictos geopolíticos, lo que sitúa en clara ventaja a aquellos países y regiones con una producción excedente de alimentos saludables.
Con un enorme potencial de producción, lazos comerciales establecidos con las mayores economías del mundo y una sólida fuente de mano de obra, América Latina está preparada para desempeñar un papel fundamental en la lucha contra la escasez mundial de alimentos.
Las estadísticas son alarmantes: casi 900 millones de personas se enfrentaban a una grave inseguridad alimentaria en 2022. Según las previsiones de la ONU, la población mundial alcanzará casi los 10 000 millones en 2050, por lo que se estima que necesitaremos un aumento del 60% en la producción de alimentos para satisfacer la demanda.
Además, hay que alimentar al mundo, pero hacerlo de forma que se maximicen los efectos positivos para la salud. La desnutrición es un grave problema mundial. Lo que realmente necesitamos es combatir la escasez mundial de alimentos con alimentos que tengan el máximo valor nutritivo.
América Latina se encuentra en una posición privilegiada para consolidar su condición de principal proveedor mundial de frutas y hortalizas. La región es ya una superpotencia agroindustrial, con cerca de una cuarta parte de las exportaciones mundiales de productos agrícolas y pesqueros. A título de perspectiva, otra superpotencia agrícola, Asia, solo exporta el 6 % de su producción.
América Latina posee la mayor superficie agrícola y disponibilidad de agua per cápita: con solo el 15 % de la superficie terrestre mundial, recibe el 29 % de las precipitaciones globales y dispone del 33 % de los recursos renovables mundiales. Almacena el 40 % del agua dulce del planeta.
Con una mano de obra total de más de 300 millones de personas, todo está dispuesto para que las naciones de América Latina catapulten la capacidad de crecimiento de la región. Para 2050, América Latina podría suministrar entre dos y tres de cada cinco frutas y hortalizas a nivel mundial (según datos de la producción histórica de América Latina y el mundo y el rendimiento de las exportaciones entre 2010 y 2020).
La capacidad de producción está ahí; también lo está la ventaja geopolítica. Gran parte de las frutas y hortalizas que produce la región se exportan a otros mercados geopolíticos críticos como Estados Unidos, la UE y China. De hecho, más del 60 % de toda la producción mexicana se exporta a EE. UU. En otras palabras, en un mundo más poblado y con más inseguridad alimentaria, América Latina ya sirve de cesta de fruta a los socios comerciales más poderosos del mundo.
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