martes, 24 de septiembre de 2024

¿Qué busca el Estado Islámico?

De lo que suceda en Siria no solo depende la soberanía de un pueblo, sino el futuro de las relaciones internacionales...

Dalia González Delgado en Exclusivo 07/11/2014
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Decapitaciones públicas, crucifixiones, mujeres utilizadas como esclavas, niños enterrados vivos, asesinatos masivos. Historias como esas han inundado la prensa en los últimos meses, desde que comenzaron a ser noticia los métodos utilizados por el llamado Estado Islámico (EI).

¿Quiénes son esos extremistas? ¿Qué objetivos persiguen? ¿En qué contexto comenzó a operar el grupo? El EI —también conocido como ISIS o Daesh— controla zonas de Irak y Siria. ¿Por qué justamente esos países y no otros?

En Irak, por ejemplo, más de un millón y medio de personas han tenido que abandonar sus hogares este año como consecuencia del conflicto. Los yihadistas defienden una interpretación extrema del Islam, y proclamaron en junio pasado el establecimiento de un Califato.

Aunque es difícil acceder a información veraz sobre las actividades en el terreno, se puede ensayar una aproximación a lo que sucede tomando en consideración lo que publican los medios de comunicación, las declaraciones de líderes políticos, y las opiniones de estudiosos sobre el tema.

Si bien algunos establecen las raíces del EI en 2003, saltaron definitivamente a la palestra pública en junio de este año, cuando tomaron el control de la importante ciudad iraquí de Mosul.

Se estima que ya tienen bajo su dominio más de 40 000 kilómetros, incluyendo las ciudades de Tikrit, Faluya y Tal Afar, en Irak, y Raqqa, en Siria. Controlan tanto los recursos naturales como a la población; probablemente unos ocho millones de personas. Se cree también que el EI cuenta con alrededor de 15 000 militantes, con acceso a gran cantidad de armamento.

Ha habido denuncias de que su financiamiento llegaba procedente de los países del Golfo Pérsico, especialmente Arabia Saudita y Qatar. Asimismo, el hecho de controlar territorios con abundantes recursos naturales les ha permitido la venta de petróleo y gas. El EI reportó tener unos 2 000 millones de dólares.

El momento de su ofensiva y la relativa facilidad con que avanzaron sobre Irak hace que salten a la luz varias preguntas. ¿Por qué ahora? Resulta sospechoso que después de controlar ciudades iraquíes decidieran regresar a Siria, precisamente cuando el ejército de ese país lograba importantes victorias contra los grupos armados desde el exterior que combate desde hace más de tres años. ¿Será acaso el EI una nueva estrategia de los que quieren derrocar al gobierno sirio?

Por otra parte, los poderes regionales que salieron beneficiados del reordenamiento de fuerzas que derivó de la “Primavera Árabe”, países como Arabia Saudita, Qatar e Israel, también han sacado provecho de la actuación del EI. Aunque en el futuro el grupo extremista puede convertirse en una amenaza para ellos, a corto plazo ha sido funcional a sus intereses. Por un lado, lograron forzar la renuncia del chiíta Nouri al Maliki —primer ministro iraquí hasta agosto de 2014—, que había establecido alianzas con Irán; mientras, mantienen en jaque a Siria.

Estados Unidos también ha sabido sacar provecho. El jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, que prometió en el 2009 en El Cairo “un nuevo comienzo” con el mundo islámico, ha sido un continuador de la política de sus predecesores. En septiembre anunció los bombardeos sobre Irak y Siria para “degradar, y en última instancia, destruir al EI. Desde entonces, en su alocución llamó también a la formación de una coalición internacional para combatir al grupo, iniciativa aceptada rápidamente por una treintena de países.

Movilizar a la comunidad internacional para combatir a un grupo extremista pareciera un objetivo loable, pero valdría preguntarse si Washington quiere “destruir” al EI, o utilizarlo en función de sus intereses.

Las preguntas sin respuestas alrededor del EI hacen sospechar a muchos que el Estado Islámico es en realidad una creación de Estados Unidos; de algún sector dentro de ese país. Aunque quizás tengamos que esperar al próximo Edward Snowden para estar seguros, sí podemos afirmar que las políticas de Washington en el área favorecieron la formación de grupos extremistas.

Noam Chomsky, prestigioso académico norteamericano, relacionó el surgimiento del EI con la intervención de ese país en Irak. “Creo que Estados Unidos es uno de los creadores fundamentales del EI (…). Sus intervenciones destructivas en el Medio Oriente fueron las causas básicas”, declaró en una entrevista. Ha dicho que está de acuerdo con el exagente de la CIA, Graham Fuller, quien acusó a Estados Unidos de ser uno de los “creadores clave” del grupo terrorista, como consecuencia de la guerra contra Irak emprendida en 2003.

Si realmente el legítimo interés de Estados Unidos es erradicar al EI, deberían trabajar de conjunto con Rusia, Irán y Siria. Moscú ha insistido en que todos deben participar en la lucha colectiva contra los extremistas.

A juicio del intelectual francés Thierry Meyssan, experto en temas de Medio Oriente, la coalición internacional no llegará a concretar una acción decisiva contra el EI, sino que tratará de incrustarlo en el noreste de Siria para desestabilizar así toda la región. Ese podría ser un escenario, manejar al grupo para lograr sus propósitos, pero, ¿hasta qué punto son manejables los terroristas?

Los acontecimientos con relación al Estado Islámico cambian cada día, y es difícil seguir la pista a gran cantidad de información, no siempre certera. Pero debemos estar atentos, porque de lo que suceda en Siria no solo depende la soberanía de un pueblo, sino el futuro de las relaciones internacionales.

* Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU). Universidad de La Habana.
 


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Dalia González Delgado

Profesora e investigadora del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.


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