lunes, 23 de septiembre de 2024

Siria: el triunfo de la resistencia

Bashar al Assad ha sido confirmado en las urnas como presidente de la nación...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 05/06/2014
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Bashar Al Assad triunfó en las elecciones presidenciales de Siria
Bashar Al Assad triunfó en las elecciones presidencia-les de Siria con un 88.7% de los votos.

Washington, sus restantes aliados occidentales, la reacción árabe, el sionismo y los extremistas islámicos podrán seguir denigrando a Siria, pero lo cierto es que el pueblo de esa nación árabe no reconoce ni admite a otro gobierno que no sea el que lidera su actual primer mandatario, Bashar al Assad.

En efecto, en las elecciones realizadas este tres de junio, y en las que acudieron a las urnas setenta y tres por ciento de los posibles votantes, Al Assad logró casi ochenta y nueve por ciento de las boletas, para imponerse ampliamente sobre los otros dos aspirantes a la jefatura del Estado, el opositor Maher Abdel Hafez Hayar, y el exministro Hasan Abdalá al Nuri.

Desde luego que no faltaron las campañas mediáticas destinadas a desprestigiar este ejercicio comicial. Medios derechistas de prensa se esforzaron por hablar de unas elecciones mediatizadas, controladas por el gobierno, cargadas de acciones fraudulentas, y donde buena parte de los ciudadanos decidieron no acudir a ejercer su derecho en las urnas.

Desde la Casa Blanca se dijo que los comicios serían “una desgracia para el pueblo sirio” a partir de la pretendida “continuidad forzosa de un régimen asesino y violento”, mientras que el coro Made in USA de la Unión Europea y los restantes integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, se negaban a reconocer de antemano un posible triunfo de las actuales autoridades.

No importa, vale recordarlo, que esa misma OTAN ya hubiese admitido a regañadientes y en voz baja, desde julio del pasado año, que para ese entonces, y en medio de la ofensiva occidental y mercenaria contra Siria, setenta por ciento de la población apoyaba a Bashar al Assad,  veinte por ciento se consideraba “neutral”, y solo diez por ciento admitía su simpatía por los titulados “rebeldes”.

Y casi un año después es evidente que la base nacional que sustenta a las autoridades de Damasco no languideció, sino que se ha hecho más amplia.

Desde luego, ello tiene una razonable y clara explicación.

La administración de Bashar al Assad ha plantado con firmeza ante los agresores, y en los últimos tiempos, a pesar de sanciones occidentales, campañas desacreditadoras y presiones de toda índole, no solo ha obtenido importantísimas victorias en el terreno militar, sino que ha echado por tierra argumentos claves del enemigo para intentar justificar su hostilidad, como la posesión  por Damasco de arsenales de armas químicas, prácticamente destruidos en su totalidad a estas alturas bajo el control de los organismos internacionales especializados en esa materia.

Por añadidura, el gobierno sirio, a la vez que ha proyectado una admirable firmeza en la defensa nacional, ha ejercitado también una flexible táctica política, que le ha hecho no solo estar presente e impulsar cada oportunidad diplomática  para lograr una paz justa al conflicto impuesto desde el exterior, sino además acometer en el plano interno las reformas necesarias para una mayor apertura de su sociedad, aún bajo las terribles condiciones de una guerra de claro signo terrorista.

De manera que la confianza que el pueblo sirio ha demostrado en su actual dirigencia al entregarle una sonada mayoría de votos en las elecciones de este martes tres de junio, se traduce en una muy necesaria cuota de vigor  para el renovado enfrentamiento a los que insisten en destruir a un país que, en el históricamente convulso y vapuleado Oriente Medio, se erige como bastión de dignidad y resistencia.

Otra clara señal de que para los hegemonistas las cosas no resultan tan fáciles ni expeditas como desearían.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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