Uruguay y Brasil deciden

Uruguay y Brasil, dos importantes naciones suramericanas reconocidas en los últimos años por sus proyectos socioeconómicos de carácter inclusivo y un ganado prestigio internacional debido a sus firmes posiciones frente a Estados Unidos, deciden este domingo en las urnas su futuro político ante una derecha que trata de escalar de nuevo posiciones de mando en la región.

Muy tensa fue la campaña electoral en Brasil que hoy definirá, en el segundo turno de sus elecciones generales, si en el Palacio de Planalto continúa la mandataria y candidata del Partido de los Trabajadores (PT) Dilma Rousseff, o cede el paso al aspirante del derechista Partido de la Social Democracia (PSDB) Aécio Neves, quien pretende otro camino aliado a Estados Unidos.

Son las autoridades de Washington las más interesadas en la salida de Rousseff, una exguerrillera que luchó contra la última dictadura militar en su país, ya que además de brindarle independencia a Brasil en el área económica al integrarlo al grupo de los BRICS, denunció en la ONU al presidente Barack Obama –algo inusual en ese escenario— por injerencia en los asuntos internos, al espiarla electrónicamente, al igual que a importantes empresas de la rama industrial.

Las últimas encuestas de las firmas IBOPE y Datafolha —las mismas que brindaron las cifras de empate técnico entre la mandataria y la socialista Marina Silva en el primer turno— el pasado viernes señalaron que Rousseff ascendió en las intenciones de voto al 48 por ciento, mientras Neves quedaba congelado en un 42 por ciento.

Como es sabido, Silva, postulada por el Partido Socialista por casualidad ante la trágica muerte de su candidato Eduardo Campos, fue “vendida” por los monopolios de la información como la futura líder brasileña y luego desinflada poco antes de las elecciones ante un discurso insostenible, dando paso a lo que era la idea original: que Neves pasara al segundo turno.

En esta segunda etapa de la campaña el voto fue buscado persona por persona. El PT llegó a las calles con Dilma y el exmandatario y líder fundador de esa agrupación al frente, con un mensaje de futuro y de advertencia sobre el retroceso que significaría la llegada de la derecha al gobierno.

Quizás muchos han olvidado que fue durante el mandato del socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso que Brasil vendió sus principales empresas y recursos naturales, en lo que es considerada allí la peor etapa del neoliberalismo salvaje.

En contra de la candidata del PT, oriunda de Rio Grande do Sul, donde vota este domingo, los medios de prensa de la oligarquía local levantaron una ola de mentiras, acusándola de casos que tildaron de corrupción, pero sin que ella se viera personalmente involucrada, obviando los logros de su gobierno, a pesar de tener en contra al Congreso Nacional.

En Uruguay, los tintes fueron menos dramáticos, aunque también, en un ambiente más cívico y relajado, los tres candidatos con mayores posibilidades estuvieron hasta el último momento en busca de los votantes indecisos. Este año irán a las urnas 250 mil jóvenes que cumplieron 18 años, pues en la tierra de José Gervasio Artigas el voto es obligatorio.

En los dos últimos mandatos, el izquierdista Frente Amplio (FA) ha llevado las riendas de Uruguay, rompiendo el monopolio de los partidos Nacional y Colorado. Entre 2005 y 2010 gobernó el doctor Tabaré Vázquez, seguido después por José “Pepe” Mujica, prestigioso exguerrillero tupamaro, reconocido por sus ideas transgresoras y enemigo declarado del sistema capitalista.

Estos dos políticos se han ganado el respeto local y mundial no solo por sus buenos gobiernos, no exentos de algunas pifias, como todo lo humano, sino también por su sistema de vida moderada (los dos continuaron residiendo en sus antiguas viviendas, sin usar la destinada a los presidentes), su transparencia cívica y preocupación por las poblaciones más humildes. De ahí sus programas destinados a mejorar la calidad de vida de los más vulnerables.

Tanto en Brasil como en Uruguay, los gobiernos tendientes a la izquierda, de carácter popular, han tenido más logros en distintos ámbitos que los de tendencia conservadora.

Al cierre de la campaña en Montevideo, en el que los tres candidatos con mayores posibilidades acordaron sus mítines en distintos horarios para permitir la cobertura periodística por igual, el panorama era que Vázquez tenía entre el 44 y el 46 por ciento de las intenciones de voto, seguido por Luis Lacalle Pou, del Nacional, en torno al 30 por ciento, y en tercer lugar Pedro Bordaberry, del Colorado, con un 15 por ciento.

Ello significa que si Vázquez no logra el 50 por ciento más uno de los votos este domingo, deberá ir a segunda vuelta el 30 de noviembre con quien alcance el peldaño más cercano, que según todo indica será Lacalle.

Sin embargo, el postulado del FA indicó en varios mítines su seguridad de que ganará en la primera ronda, un resultado que pocos se aventuran a predecir, dados los índices de las últimas encuestas.

En esta ocasión, además del presidente y su vice se elegirá al Congreso Nacional —30 senadores y 99 diputados— y se llevará a referendo la propuesta del Partido Colorado de reducir de 18 a 16 años la edad de menores que delinquen.

Aun cuando en Uruguay —como se prevé— haya una nueva vuelta a las urnas, el resultado de este domingo será una pauta de lo que sobrevendrá hasta el último día de noviembre.

Las cartas están sobre la mesa y lo que está en juego también. Aunque muchos dicen que algunos pueblos tienen memoria débil, la mayoría de los analistas coinciden en que tanto los brasileños como los uruguayos son lo sumamente inteligentes como para no permitir un retroceso histórico cuando América Latina mira al futuro, no al pasado.