Ojalá mis lectores hayan vivido solo una de estas dos experiencias que voy a contarles ya sin más demora…
En la tarde-noche de este viernes, la televisión cubana nos regaló un excelente documental sobre la apasionante historia de los Juegos Olímpicos, desde su propia incubación. Ojalá todos hayan podido disfrutarlo: bien contado por el colega Aurelio Prieto Alemán, con imágenes de archivo valiosas, escogidas con cuidado y —algo raro hoy— no tan vistas.
A mí me atrapó, como a tantos cubanos, tirado en un sofá y con los ojos cerrados, noqueado por la picada de un mosquito y uno de los virus que ahora nos golpean. Allí mismo se me ocurrió este título: Mi chikungunya olímpico…
Cuba y los cinco aros
Nuestro país ocupa el lugar 16 del medallero histórico de los Juegos Olímpicos: 86 oros–70 platas–88 bronces=244 en total.
¡Y eso nos convierte en la nación hispanohablante con más medallas olímpicas!
Proeza mayor, si se piensa en el tamaño del país y en las exigencias económicas crecientes del deporte moderno.
Recordando…
A pesar de todo, Cuba sigue siendo un actor relevante en la cita bajo los cinco aros.
Nuestra actuación más brillante llegó en Barcelona 1992, con un histórico quinto lugar y 14 títulos, página que aún resuena en la memoria deportiva del país y del mundo.
El documental repasó los orígenes de los Juegos y, casi enseguida, los primeros destellos cubanos: las proezas en esgrima de Ramón Fonst y Manuel Dionisio Díaz.
A golpe de memoria vuelven imágenes que nunca se borran:
- Héctor Rodríguez, oro en judo (Montreal 1976).
- Alberto Juantorena, doble campeón olímpico en 400 y 800 metros (Montreal 1976).
- La trilogía dorada de nuestras Morenas del Caribe (Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sídney 2000).
- La cadena de títulos de la lucha, que logró al menos un oro en cada edición entre 1992 y 2025.
- Los triunfos del judo femenino, que pusieron a Cuba en los titulares del planeta.
Una aclaración necesaria: no pretendo revisar toda nuestra amplia historia olímpica en una crónica.
Además, recuerden que estoy escribiendo enfermo, en medio de mi propio chikungunya olímpico…
¿La pegada mayor?
Tuve la suerte de estar en los más recientes Juegos Olímpicos, París 2024, edición XXXIII (número 33), donde pude presenciar proezas a pocos metros.
Entre ellas, la del luchador grecorromano Mijaín López (único deportista con cinco coronas en un mismo evento individual), cuya historia, al borde de llegar a sus 42 años de edad, conté para las revistas Bohemia y Cubahora.
Los Juegos nacieron en la Grecia antigua, pero su versión moderna comenzó en Atenas 1896. Desde entonces se han celebrado más de treinta ediciones de verano y más de veinte de invierno: es la mayor fiesta deportiva del planeta.
La próxima sede va a ser Los Ángeles 2028, aunque los problemas de visado impuestos por Estados Unidos han limitado la participación cubana en eventos recientes.
Bajo los cinco aros destacan también otras hazañas enormes, como las de un trío de boxeadores que conquistaron tres medallas de oro: el húngaro Lazlo Papp (primero), y dos cubanos después: Teófilo Stevenson y Félix Savón.
Durante años pensé que la pegada de Stevenson era la más demoledora de todas.
Pero ahora cambié de opinión:
¡La pegada más demoledora es la del CHIKUNGUNYA!

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