La ficción tiene mucho de realidad, pero ¿y si lo real se troca en algo que roza lo novelesco? Hasta ahora lo que conocemos sobre Antonio Guiteras y Carlos Aponte –al menos desde los libros de texto- es que el Secretario de Gobernación del denominado Gobierno de los 100 días, y el venezolano, fueron asesinados el ocho de mayo de 1935, cerca del fortín de El Morrillo, en Matanzas; a causa de la delación de Carmelo González, un capitán de la policía que se suponía iba a asegurar la salida de Cuba Guiteras y Aponte, quienes organizarían una expedición armada contra el gobierno pro yanqui de Carlos Mendieta.
Lo que pocos recuerdan y menos conocen es la curiosa historia del robo de los restos de estos mártires y su salida a la luz, más de 30 años después, luego de haber sido preservados cuidadosamente en dos latas de zinc, escondidas tras una pared falsa en una casa de Pogolotti, en la barriada habanera de Marianao.
Doy a la Revolución mis compañeros de 32 años, dijo durante la entrega su guardián, José María García, conocido como El Viejo García, quien temeroso de que fueran profanados en lo que debía ser su última morada en el Cementerio de Matanzas, “secuestró” las cenizas y las llevó consigo a La Habana.
Guiteras y Aponte pretendían salir a bordo del yate Amalia, apoyados incondicionalmente por La Joven Cuba, organización que planteaba la insurrección como vía para enfrentarse a la fórmula gobernante de Caffery-Batista-Mendieta y que tenía a Guiteras como líder máximo.
Delatados por González, mueren en un combate desigual y son transportados por sus asesinos hasta la capital matancera, donde fueron examinados y enterrados de noche, lo que produjo malestar entre los guiteristas, quienes pensaban que los inhumarían en una fosa común. La madre de Guiteras, Marie Theresse Holmes, fue quien los rescató y los trasladó al panteón familiar, de donde los sustrajo el Viejo García en 1937.
Para este luchador proteger las cenizas de Aponte y Guiteras se convirtió en la razón de su vida, por lo que, cuando se mudó a su nuevo domicilio en Marianao, llevó los restos –dos cajas de zinc galvanizado cubiertas cada una con las banderas de Cuba y Venezuela- hasta el sótano y los escondió tras una pared.
Con el propósito de completar su tarea hasta llegó a apartarse de su familia y de sus antiguos compañeros, contó Raúl Roa a Fidel en una carta atesorada en el Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, como parte del expediente de la entrega de los restos al Gobierno Revolucionario en 1969, luego de un largo proceso de investigaciones llevados a cabo por oficiales del Ministerio del Interior.
Roa describe a José María García como un “viejo pedazo de historia ambulante e inigualable devoto de la memoria de Guiteras” y explica que este sólo puso dos condiciones: una, entregar formalmente su “tesoro” y dos, que cuando se resolviera sepultarlos se expusieran al pueblo durante un día en el Memorial José Martí.
Temiendo quizá que no le alcanzara la vida para ver su sueño hecho realidad, el Viejo García quiso realizar la ceremonia de inmediato, la que tuvo lugar ante la prensa nacional en un salón del Ministerio, donde depositó en las manos del Canciller de la Dignidad las cenizas sin profanar de los héroes que había admirado y conocido tres décadas antes.
Guiteras y Aponte tuvieron que esperar otros cinco años para encontrar su destino definitivo. Después de permanecer custodiados en el Palacio de la Revolución y recibir tributo público en cumplimiento de la última voluntad de su guardián, el ocho de mayo de 1975 los restos mortales de ambos combatientes fueron trasladados en helicóptero hasta la Escuela Militar Camilo Cienfuegos, en Matanzas, y desde allí en caravana hasta el Museo Memorial El Morrillo, que fue remozado y abierto por primera vez al público ese día.
Hoy, a quienes visitamos el lugar, la atmósfera que se respira en la sala mausoleo nos parece abrumadora, porque en cierto modo la historia de quienes en ella reposan recuerda que existen hombres gigantes, no por su estatura física, sino porque cuando recordamos sus actos, se nos antojan inmensos.
Miles de personas han pasado a rendir homenaje a Aponte y Guiteras desde los 38 años de funcionamiento del Museo Memorial, que hoy también recibirá a quienes no olvidan, aunque pase el tiempo sobre los que todavía colman de gloria la memoria entera de un país.
Museo Memorial El Morrillo donde descansan los restos de Antonio Guiteras y Carlos Aponte. (Foto: Yeneily García/Cubahora).
Carta de José María García a Fidel como parte del expediente de la entrega de los restos de Guiteras y Aponte. (Foto: Yeneily García-Archivo del MINREX/Cubahora).
yvosoft
16/3/16 9:16
¿Realmente hemos sido justos con Guiteras y Aponte?
Me refiero al tratamiento de estas figuras históricas en el proceso de enseñanza y la importancia de la transmisión de los valores que fueron capaces de defender e influir sobre la sociedad cubana.
La Cuba de la década del 30 del pasado siglo era un verdadero infierno para las clases humildes; la corrupción administrativa y gubernamental, la represión, y la mano dura de los gobiernos de turno, hacían que la única propuesta viable fuera la propuesta por La Joven Cuba, liderada por Guiteras.
Pero no sólo eso, también fue hombre de pensamiento, marxista de convicciones y muy cubano (Aunque naciera en Pensilvania EUA).
Guiteras (A mi juicio), merece más de un tema en las clases de historia en la enseñanza preuniversitaria y universitaria, pues sólo en su persona, se reúnen los elementos distintivos de la sociedad cubana de las décadas del 20 y el 30 del 1900. Esta observación es válida para proponer, que se haga un estudio profundo de los planes de estudio, y que se profundice en el estudio de la historia de la neo-colonia, no sólo sus presidentes y decir el lema de MISERIA, HAMBRE Y EXPLOTACIÓN. Se requiere profundizar más, llegar a la base, saber qué motivo a personas como Guiteras a hacer lo que hicieron y de la forma que lo hicieron, para así entender mejor la historia, nuestro presente, nuestra lucha por mantener nuestro sistema social, y por saber que ese enemigo ideológico que vive al norte no ha cambiado, ni cambiará hasta que con nuestras ideas y convicciones le convenzan de lo contrario.
sugiero la lectura de: http://www.lajiribilla.co.cu/2006/n290_11/290_04.html
GLORIA ETERNA A ANTONIO GUITERAS Y CARLOS APONTE, Honor a quien HONOR MERECE.
Osnier Figueroa
27/10/14 13:10
Exelente trabajo . FELICIDADES
raykov
21/5/14 8:52
Considero correcto crear algun documentalsobre estos hechos donde mediante la edicion moderna ke existe se exponga esta epopeya poco conocida por todos, y asu vez si es posible se reconozca la valerosa actitud d este hombre ¨viejo garcia¨.,y sirva como material d consulta dla enseñanza para la historia en nuestras escuelas.
Yeneily García
8/5/14 15:05
Efectivamente... en el 7mo párrafo lo dice claramente "Con el propósito de completar su tarea hasta llegó a apartarse de su familia y de sus antiguos compañeros, contó Raúl Roa a Fidel en una carta atesorada en el Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores..." gracias por leer...
jose
8/5/14 12:52
Me parece que la carta no es del ¨Viejo¨ García a Fidel, sino de Raúl Roa a Fidel. Saludos.
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