Una de las ciencias con más limitación en los estudios martianos es sin duda alguna la Psicología. Debido a la escasa existencia de obras que sistematicen los análisis psicológicos de Martí, aún y cuando existen algunas investigaciones como la de Diego Jorge Gonzáles Serra que en su artículo “Martí y la Psicología”, publicado en 2009 por la revista Psicología & Sociedad, que intenta demostrar la existencia de un pensamiento psicológico estructurado en él.
Podemos encontrar en la obra de Griñán Peralta un referente para el análisis de la personalidad del maestro, fundamentalmente desde el psicoanálisis. Es válido señalar que este autor no se deja llevar por el sentido fatalista e individualista de algunos de los representantes de este método de análisis. Pero esta obra no incursiona en el Apóstol como un pensador de la Psicología, sino que estudia la personalidad del mismo.
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Estas limitaciones de estudios en torno a Martí desde el punto de vista de su pensamiento psicológico, no significa de ninguna manera que Martí ignorara o menospreciara esta ciencia y, así como llamase a la Sociología “ciencia de la vida” llamara a la Psicología “ciencia del espíritu”, al respecto señala en 1883:“La ciencia del espíritu, menos perfeccionada que las demás por estar formada de leyes más ocultas y hechos menos visibles, ha de construirse sobre el descubrimiento, clasificación y codificación de los hechos espirituales”.( José Martí: OC, t. 8. 1975, p. 347)
Cuando este dice, “la ciencia del espíritu menos perfeccionada”, no está desestimando a la Psicología, todo lo contrario, está revelando la subjetividad analítica de esta ciencia. Téngase presente que la Psicología tiene como objeto el estudio de la psiquis humana, en la que estará presente una conciencia individual en cada ser humano. Pero Martí no se limita solo a la individualidad, cómo algunos de los representantes del método psicoanalítico, sino que reflexiona en torno a la Psicología Social y al respecto señala: “esa interpenetración misteriosa del espíritu del hombre y el del pueblo en que viene a la vida”. (José Martí: OC, t. 10. 1975, p. 62)
Revelando así, cuando lo analizamos desde la comprensión materialista de la historia, la independencia relativa de la conciencia social. Aún y cuando el ser social determine la conciencia social, aunque esta tenga cierta independencia relativa. Es significativo que no ve la conciencia social como la suma de conciencias individuales, todo lo contrario las ve a ambas en un constante proceso de socialización. Cómo lo planteó en los: “Apuntes para las conferencias sobre América” en 1879:
La vida individual es un resumen breve de la vida histórica; estudiando con espíritu analógico, de maravillosos efectos, se entiende el monismo de Platón y las Mónadas de Leibnitz. Todo, ascendiendo, se generaliza, ¾Todo; descendiendo, se hace múltiple. Reducir, concretar, es ascender. Y como la vida de un hombre copia la vida de una nacionalidad, y como son unas mismas las pasiones, en el hombre individuales y en los pueblos colectivas, que a pueblos y hombres mueven, así copian naciones e individuos la selva confusa en su nacimiento, el arroyo tranquilo en su curso, el llano en sus edades de paz, el torrente en sus horas de inquietud, la montaña en sus horas de revolución. (José Martí: OCEC t. 6, 2009. p.87).
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Miguel Eduardo Torres, en el artículo “Nacimiento y evolución de la Psicología como ciencia”, publicado en el Blog Eleia, asegura que en el año 1879 Wilhelm Wundt (1832–1920) fundó el primer laboratorio de Psicología experimental en la Universidad de Leipzig. Este año marca el momento de la institucionalización de la Psicología como una ciencia social independiente a la Historia y la Filosofía. Coincidentemente este es el mismo año que Martí realiza los “Apuntes para las conferencias sobre América”, anteriormente tratados, lo que lo pone en una posición privilegiada de los estudios psicológicos en América Latina.
El Apóstol considera el estudio de la vida como una ciencia y como es habitual en él, no define específicamente el nombre de la ciencia que estudiará la vida. Esto consecuencia de su habitual complejidad analítica de los procesos y fenómenos sociales e individuales. Aún y cuando no le atribuya este estudio a una ciencia específica su análisis estará dotado de una profunda mirada psicológica, que se demuestra cuando señaló en su cuaderno de apuntes:
La vida humana es una ciencia, a cuyo conocimiento exacto no se llegará jamás. Nadie confesará jamás completamente sus desfallecimientos y miserias, los móviles ocultos de sus actos, la parte que en sus obras ejercen los sentidos, su encorvamiento bajo la pasión dominadora, —sus horas de tigre, de zorra y de cerdo. —Y como cada hombre es un dato esencial para esta ciencia—el hombre mismo estorbará perpetuamente que sea conocido el hombre. Y, sin embargo, aunque nada es en apariencia más descompuesto—nada es en realidad más metódico y regular, más predecible y fatal, más incontrastable y normal que nuestra vida (José Martí: OC, t. 21. 1975. Pp. 137-138)
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En este periodo, como aseguran Zoe Bello y Nancy Esteves en el libro Selección de lecturas de Inteligencia Humana, era común escuchar de eminentes profesionales e intelectuales de las ciencias sociales, el criterio de ser la inteligencia resultado de la predisposición biológica. Las discusiones en torno a la inteligencia humana se formulan en este contexto para apoyar teorías racistas de superioridad genética, sustentadas en el mal uso de pruebas de coeficiente de inteligencia. Es impresionante como el Arquitecto de la Patria, realiza análisis que desmontan estas teorías racistas y elitistas, cuando expresa en su artículo: “Libro nuevo y curioso”:
Quedan en el espíritu del hombre las huellas del carácter de sus padres; pero, ¿quedan porque las traiga del germen paterno o las entrañas maternales, desde antes de salir a la vida, o porque los adquiera en el íntimo roce con sus padres después de haber nacido? ¾(…) Las cualidades de los padres quedan en el espíritu de los hijos, como quedan los dedos de los niños en las alas de la fugitiva mariposa. (José Martí: OC, t. 15, 1975, p. 397)
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Evidentemente el Apóstol no es un seguidor de la tendencia a una inteligencia heredada biológicamente, sino de la construcción de esta, la personalidad y el carácter, desde la socialización. Es decir que ve el proceso como consecuencia de una herencia social, resultado en este caso en el roce constante de la descendencia con sus progenitores. Por lo que el desarrollo intelectual de los hijos dependerá en gran medida del de los padres o tutores.
Haciendo referencia a la socialización Martí señala en la Revista Universal en México, 12 de agosto de 1875:
...La sociabilidad es una ley, y de ella nace esta otra hermosa de la concordia. Los que se ven todos los días, se ven luego con cariño. Los que discuten frecuentemente, se temen primero, se estiman luego y quiéranse después con imborrable y buen afecto (José Martí: OEEC, t. 2. 2009, p. 165)
Lo anterior evidencia que aún y cuando Martí llama a la Psicología “ciencia del espíritu”, no lo hace desde el espiritualismo o cualquier tendencia idealista sino que existe un vínculo dialéctico entre lo material y lo espiritual en sus análisis psicológicos y al respecto plantea:
...Que cada grano de materia traiga en sí un grano de espíritu, quiere decir que lo trae, más no que la materia produjo el espíritu: quiere decir que coexisten, no que un elemento de este ser compuesto creó el otro elemento. ¡Y ese sí es el magnífico fenómeno repetido en todas las obras de naturaleza: la coexistencia, la interdependencia, la interrelación de la materia y el espíritu! (José Martí: OCEC, t. 13. 2010, p.88)
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En tal sentido, ante la negación que predomina en el periodo, por el extremismo materialista del estudio del espíritu, es decir de la subjetividad humana y sus factores psíquicos o la ponderación de lo espiritual como lo primario en los debates filosóficos. El Maestro realiza profundos análisis que desmontan el extremismo de la teoría materialista e incluso de evidencia una relación notable entre el materialismo realista martiano y el marxista a partir se no negar la subjetividad humana. Al respecto expresa claramente en: “Libro nuevo y curioso”:
De negar el espíritu, —la cual negación fue provocada en estos tiempos, como ha sido en todos, por la afirmación del espíritu excesiva, —viene a parar en descubrir que el espíritu está sujeto a leyes y se mueve por ellas, aceleradas o detenidas en su cumplimiento por las causas mecánicas y circunstancias rodeantes que influyen en la existencia y suelen ser tan poderosas que la tuercen o determinan. (José Martí: OCEC, t. 19. 2011. p. 190)
Para Martí son fundamentales estos análisis psicológicos, fundamentalmente en torno al ser latinoamericano. Porque le permiten identificar los modos de actuación de los individuos en la heterogénea sociedad latinoamericana y como esta condiciona la forma de actuar de ellos, imponiéndoles una religión, una cultura y un sistema político.
Si se quiere eliminar la dominación colonial de siglos de existencia no basta con liberarse de las cadenas coloniales físicas, sino también de las sociales que condicionan la forma de pensar de los individuos, es decir los factores psicológicos condicionados por siglos de dominio, que provoca la existencia de actores sociales con conciencia de dominados, aún y cuando se logre la independencia política y económica. Será necesario eliminar las estructuras sociales anquilosadas por la dominación colonial.
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Es por esto que el proyecto político e independentista de Martí respetará en gran medida la heterogeneidad de los individuos, siempre y cuando no afecte el interés de una Patria independiente. Esta heterogeneidad debe lograr la unidad por un bien mayor, la Patria, al respecto señala:
Hemos hecho muchas revoluciones de principios; pero todas estas serán infructíferas mientras no hagamos una revolución de esencia. Se está consumando el ideal político; pero necesitamos para realizarlo de la unidad social. (José Martí: OCEC, t. 2. 2009, p. 266)
Para lograr la soñada unidad según el Apóstol hay que tener en cuenta numerosos aspectos psicológicos de los individuos que garanticen la armonía espiritual de estos. Será imprescindible entonces que estos actúen con libre albedrío, lo que no significa anarquismo sino que tengan plena conciencia de cuáles son sus objetivos con el logro de la independencia, es decir que se logre la independencia psicológica individual y social antes que la política, cómo expresara:
Asegurar el albedrío humano; dejar a los espíritus su seductora forma propia; no deslucir con la imposición de ajenos prejuicios las naturalezas vírgenes; ponerlas en aptitud de tomar, por sí lo útil, sin ofuscarlas, ni impelerlas por una vía marcada. ! He ahí el único modo de poblar la tierra de la generación vigorosa y creadora que le falta. (José Martí: OC, t. 7. 1975. p. 230)
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El líder jugará un papel fundamental en el proyecto político emancipatorio de José Martí. Aún y cuando es demostrado por la filosofía marxista el papel determinante de las masas en las revoluciones, no se le resta importancia al papel del líder como un ente social que influye psicológicamente en las masas. Pero será el trabajo constante por el sueño de un hombre nuevo, el que logrará la armonía psicológica de los individuos y por ende de la Patria. El trabajo consiente sin enajenación, jugará un papel fundamental en la vida social, de ahí la coincidencia enteré Marx, Engels y Martí con respecto al trabajo, en tal sentido señala:
El que más trabaja es el que es menos vicioso, el que vive amorosamente con su mujer y con sus hijos. Porque un hombre no es una bestia hecha para gozar, como el toro y el cerdo; sino una creatura de naturaleza superior, que si no cultiva la tierra, ama a su esposa, y educa a sus hijuelos, volverá a vivir indudablemente, como cerdo y como toro. (José Martí: Cuaderno Martiano IV Martí en la Universidad, 2002. p.135)
Lo anterior demuestra que el hombre es resultado de factores objetivos y subjetivos que interactúan dialécticamente, y que el pensar y no actuar por instinto sino por afectos condicionados por una realidad material lo diferencian del resto de las creaturas del planeta, posicionándolo en una postura biológica y social privilegiada.
Es indudable la presencia de un pensamiento psicológico estructurado en José Martí y que este será un elemento primordial para encausar los intereses de emancipación de la nación cubana. Debido a la relación compleja entre su Filosofía Realista, su Sociología y su Psicología, es difícil en ocasiones discernir una de la otra, de ahí que no existan dicotomías en el sólido y multifuncional aparato teórico analítico del Apóstol.
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