“(…) juntos en esta noche de fuerza y pensamiento, juntos para ahora y para después, juntos para mientras impere el patriotismo (…)”, exhortaba José Martí en el discurso pronunciado el 26 de noviembre de 1891 en el Liceo Cubano de Tampa, en el que más adelante insistía: “(…) ¡Unámonos (…) juntemos las manos (…)!”. Y terminaba: “(…) pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: 'Con todos, y para el bien de todos'”.
Ese ideal, ese precepto de unión, serían recurrentes en la oratoria y los textos martianos, en su sin par prosa periodística y literaria, en sus diligencias revolucionarias y organizativas. En ellos hizo constante hincapié en la preparación de la Revolución que continuaría a partir del 24 de febrero de 1895, con varios alzamientos, esencialmente en el oriente del territorio insular.
El Maestro había profundizado en las experiencias independentistas hispanoamericanas y en los obstáculos para el término victorioso de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), entre los que prevaleció la desunión, aprovechada por el enemigo; y advirtió lo cardinal de la unidad para poner fin a la dominación española.
Lo estipulaban las Bases de Partido Revolucionario Cubano, aprobadas el 5 de enero de 1892 y proclamadas el siguiente 10 de abril por las emigraciones cubana y puertorriqueña. El Artículo 1, planteaba: “El Partido Revolucionario Cubano se constituye para lograr con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico”. Y el Artículo 6: “El Partido Revolucionario Cubano se establece para fundar la patria una, cordial y sagaz (…)”.
Con tales intenciones, el Delegado recorrió ciudades norteamericanas, centroamericanas y caribeñas; en puertos y estaciones de trenes era recibido por los emigrados con ostensibles muestras de afecto y respeto; articulaba discursos en mítines, veladas, fábricas de tabaco como la del cubano Eduardo Hidalgo Gato, en Cayo Hueso, y la del español Vicente Martínez Ibort, en Tampa.
En aquel peregrinar político-social utilizaba su don de convencimiento para abogar porque los intereses de la patria se pusieran por encima de los personales, desplegaba una aguda faena divulgativa en pro del proceso de aproximación entre los veteranos de la Guerra Grande como Máximo Gómez, Flor Crombet, Antonio y José Maceo, y otros futuros insurrectos que iría sumando, con sus dotes y carisma.
Su incansable búsqueda y afianzamiento de alianzas, de concurso al proyecto en común, se imbricaban con su ideario antiimperialista, sin dejar de distinguir en la sociedad desigual de los Estados Unidos de América, los designios del imperio y lo elogiable de sus talentos. “(...) Ni se debe exagerar sus faltas de propósito, por el prurito de negarles toda virtud, ni se ha de esconder sus faltas (…)”, anotaba en “La verdad sobre los Estados Unidos”, publicado en el periódico Patria el 23 de marzo de 1894.
El 18 de mayo de 1895, el día antes de caer en combate en la oriental zona de Dos Ríos, desde el campamento escribía a Manuel Mercado, en carta considerada su testamento político, las conocidas líneas de que estaba en peligro de dar la vida por su país, por el deber “de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan (…) sobre nuestras tierras de América (…)”.
A 120 años de la muerte de nuestro Héroe Nacional, el mayor general José Martí Pérez, cuando marchaba con fuerzas del Ejército Libertador a enfrentar la columna española del coronel José Ximénez de Sandoval, la unión de los pueblos latinoamericanos y caribeños es una inobjetable realidad, la unión de los cubanos sigue siendo un baluarte de la Revolución, un arma insustituible para resistir y mirar al futuro; “juntos para ahora y para después”.
José Antonio Gell Noa
19/5/15 8:51
EN LA CONMEMORACIÓN DEL 120 ANIVERSARIO DE LA CAÍDA EN COMBATE DEL APÓSTOL, el 19 de mayo de 1895, en Dos Ríos, antigua provincia de Oriente, hoy Granma, tengamos presente a EL MAESTRO José Martí, cuando señaló refiriéndose a los pinos nuevos: “Para los niños trabajamos porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo”. Por eso nos corresponde a los padres y madres, a la familia, a los profesores y maestros, a las distintas organizaciones de masas, sociales y políticas del país, a toda nuestra sociedad contribuir a la educación de los niños, niñas y jóvenes en la formación de valores patrios y humanos para continuar perfeccionando la sociedad Martiana y Socialista que construimos en Cuba ya que son el futuro de la patria.
José Martí, El Más Universal de los Cubanos, El Apóstol, El Maestro, en la Dedicatoria a "Ismaelillo", libro poético y profundo, expresó algunos pensamientos que es deber de todos los niños y niñas, jóvenes, los hombres y mujeres cubanas de buena voluntad tener siempre presente en nuestra vida cotidiana y como recordación a su caída en combate, por la independencia de Cuba, de cara al sol, el 19 de mayo de 1895: "...Tengo fe en el pensamiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud y en ti...".
El pensamiento de José Martí continúa guiándonos en la construcción de la nueva sociedad “...Con todos y para el bien de todos...”.
!Viva la Revolución Martiana, Socialista y Sostenible que construimos junto al Partido Comunista de Cuba, Fidel, Raúl y el pueblo revolucionario cubano!
Mérito Cubano-José Antonio Gell Noa
Mayo 19 de 2015
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.