Félix Rodríguez y Gustavo Villoldo, empleados de la CIA, deberían ser juzgados, al igual que todos los responsables materiales e intelectuales del asesinato de Ernesto, Che, Guevara. De acuerdo con las leyes que rigen la guerra, incluida la guerra de guerrillas, matar a un prisionero es asesinato y constituye un crimen de guerra que no prescribe.
Así lo ha recordado Michael Smith, un abogado neoyorquino miembro del directorio del Centro para los Derechos Constitucionales (CCR), quien Junto a Michael Ratner –presidente del CCR y representante legal de los detenidos en la Bahía de Guantánamo ante la Corte Suprema de Estados Unidos–trabajó sobre documentos desclasificados por la CIA en relación con la vida y la muerte de Ernesto Che Guevara, asesinado en Bolivia el 9 de octubre de 1967. Quedó plasmado en el libro ¿Quién mató al Che (Cómo logró la CIA desligarse del asesinato), editado en 2014, y presentado en Cuba por Ricardo Alarcón de Quesada.
Froilán González y Adis Capul, investigadores cubanos, (“Sin olvido los Crímenes de la Higuera”, 2007. Editora Política, La Habana, Cuba), entre otros autores, acudiendo a diversas fuentes, también han probado la vinculación de estos personajes con el asesinato del Che por órdenes de la CIA.
La Agencia de espionaje y terrorismo, que ha cometido numerosos crímenes, usó la negación plausible para enmascarar su responsabilidad. No solo por lo que significaba en su momento, sino porque sabían que violan la ley.
Sin embargo, sus hombres entrenados en las más variadas misiones asesinas, dada la impunidad de que gozan en los Estados Unidos, van por el mundo jactándose de sus crímenes, en este caso el de Ernesto Guevara. El ex agente de la CIA, Félix Rodríguez Mendigutía, ha reconocido a una emisora de radio en Lituania que él mismo ordenó a los militares bolivianos, en nombre de la Agencia de Inteligencia de EEUU, que mataran a Guevara, ha informado el portal Sputnik News.
Además de grotesco y depravado, que sea en ¡Lituania! es una señal inequívoca del proyecto global que el Imperio estadounidense verifica, instando a olvidar el pasado, cuando de lo que se trata es de que “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado.”, que había señalado brillantemente George Orwell. Entonces salen a la luz personalidades enfermizas de individuos como Rodríguez Mendigutía o Villoldo, que robaron trofeos como perfectos asesinos.
Rodríguez y Villoldo tuvieron un rol fundamental en intentar desvincular a la CIA de su responsabilidad y culpar a los militares bolivianos, pero hoy engruesan el negocio de la contrarrevolución vinculados a otros, como Luis Posada Carriles, y actúan en la guerra psicológica contra Cuba y otros países.
A través de la CIA, Rodríguez cumplió un papel fundamental en la captura del Che, y luego, como espía en los procesos de Salvador, Nicaragua y Vietnam. Tiene una casa en Miami transformada en una suerte de museo donde muestra en una vitrina el reloj del Che, el Rolex que Che quería para uno de sus hijos, la pipa. Por su parte, Villloldo también vive en una finca en las afueras de Miami. Cuando la CIA lo contrató fue hasta la casa del general René Barrientos y le dijo 'Si capturan al Che, lo queremos muerto'. Barrientos respondió. 'Como presidente de Bolivia, le doy mi palabra de que si lo capturamos, lo mataremos.' ha declarado y esto mismo demuestran los documentos a los que tuvieron acceso Smith y Ratner.
Rodríguez Mendigutía, está muy activo intentando “preparar” a mercenarios cubanos desde la cloaca del terrorismo y la contrarrevolución en Miami y actuando como se le vio durante la reciente Cumbre de Las Américas en Panamá junto al mercenario Jorge Luis García Pérez, Antúnez.
Hay heridas por sanar entre Cuba y Estados Unidos. Estarán abiertas mientras protejan a criminales, aun sabiendo, no lo pueden ignorar, que no serán exonerados, porque la memoria histórica será resguardada por los cubanos para que no se repitan los crímenes cometidos contra el pueblo cubano.
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