Desde hace días escucho caer, en mi ventana, varias gotas de lluvia. Ellas caen y yo escribo, trabajo, pienso- o al menos lo intento-. Veo las noticias, reviso los diarios, y te veo en todas partes. Estás en las portadas de los principales medios, en cada lágrima de agua que asoma en mi ventana, en cada Martí, en cada Che, en cada Bolívar, en Cristo.
Chávez nuestro que estás en la tierra, trajiste a nosotros tu reino. No sé por qué no puedo llorarte, o escribirte. La bandera está a media asta por tu causa, la gente recorre las calles de ese mar que viste el luto de rojo, pero mi sentimiento se resiste a convertirse en llanto.
Será que siento que te han llamado desde lo más alto, pero sigues aquí, renaciendo y multiplicándote. Podrías irte y empezar a ascender; pero llegarías al cielo, y allí nunca te ha gustado estar. Para llegar a las estrellas, no tuviste que volar nunca hacia esa altura: anduviste entre la gente y te dejaste de pertenecer “cuando te convertiste en pueblo”. No creías en los mitos, tú mismo dijiste que las revoluciones se hacían de cuerpo y no de leyenda. Por eso prefieres quedarte.
¿Habrá que acostumbrarse a tu ausencia? ¿O solo a dejar de verte y escuchar de ti palabras nuevas? Llueve en la Habana, en Venezuela, y en Latinoamérica toda, los pueblos toman las calles y te acompañan a no quedarte solo. Chávez, tú no vas a ninguna parte. Tu realidad, aun después de muerto, sigue siendo carne.
Por eso las lágrimas en la distancia están acercándose. Este desgarramiento en América no es silencio, sino voz. Tú lo dijiste Chávez: que “esperabas mucho del tiempo, pues su inmensidad construía más esperanzas que tiempos pasados”. El tiempo te despertó años después que Bolívar, para devolver la esperanza a Venezuela y a nuestra América.
Pienso en ese poema inmenso de Neruda dedicado al Libertador en el que decía:
Yo conocí a Bolívar una mañana larga,
en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,
Padre, le dije, ¿eres o no eres o quién eres?
Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:
"Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo".
Tú vives en ese pueblo despierto, y no eres “el padre nuestro que estás en los cielos, con las golondrinas y los misiles”. Tú eres, dijo Neruda, y me permito adaptar sus glosas a ti: “El Chávez nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire de toda nuestra extensa latitud silenciosa”.
Ariel
13/3/13 13:27
Excelente, Chávez muy lejos de ese Padre Nuestro que casi nunca se acuerda de los mios.
María del Carmen
11/3/13 12:32
Gracias. Sí, el corazón estaba en mi mano, casi que lloré en estas páginas lo que el Periodismo antes no me había dejado. Todavía nadie puede creerlo, pero me consuela que Chávez tiene mucho de eterno. "Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos".
nureya
11/3/13 12:15
TODAVIA A VECES, PIENSO QUE NO ES VERDAD, QUE CHAVEZ ESTÁ ALLI, QUE SE VA A ASOMAR AL BALCON DEL PUEBLO, QUE LE HABLARÁ A LA GENTE, QUE CANTARÁ UNA LLANERA, QUE BAILARÁ UN JOROPO!! ES DURO PENSARLO MUERTO, POR ESO NO LO HAGO, LO PIENSO VIVO, AL LADO DE SU PUEBLO Y DE TODOS LOS QUE LO AMAMOS Y NOS REDIMIMOS CON SU ACCIONAR
Nicolás
11/3/13 11:29
Bonito artículo, Chavez seguirá iluminando el camino de América Latina.
carlos alberto perez
11/3/13 11:04
Genial!!! Se nota que se escribió con el corazón en la mano y que no fue una nota por encargo. Ese es elperiodismo que nos hace falta!!! Felicidades a Mery y a Cubahora
Maria del Carmen
11/3/13 10:06
Gracias Liud!!! Chávez me llegó dentro y me sacó lo que nadie había logrado...Llueve en Venezuela, en Cuba, en Latinoamerica, y también en mi alma....
Liud
11/3/13 9:21
Qué bonito!!! Me ha conmovido mucho...
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