Nunca son pocos los esfuerzos que se hacen para mantener la paz y la seguridad mundial. Uno de los importantes pasos hacia este objetivo fue la creación en 1975 de las Zonas Libres de Armas Nucleares, reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que constituyen regiones específicas donde los países se comprometen a no fabricar, adquirir, probar o poseer armas nucleares.
Cada zona desarrolló acuerdos que sirvieron de base para implementar acciones y medidas respecto al uso de las armas nucleares. América Latina y el Caribe fue pionera en establecer sus pautas, pues en el año 1967 fue firmado el Tratado para la proscripción de las Armas Nucleares en la región (Tratado de Tlatelolco). A partir de 1975 este acuerdo fue incorporado por la ONU como parte de sus legislaciones.
En 1985 la zona del Pacífico Sur estableció el Tratado de Zona Libre de Armas Nucleares en Rarotonga y en 1995 Asia Sudoriental dio a conocer su acuerdo conocido como el Tratado de Bangkok. Un año después África creó su pacto en Pelindaba y para el año 2006 se unió Asia Central, la última región incorporada a las Zonas Libres de Armas Nucleares.
En el caso de Cuba, el país integra el Tratado de Tlatelolco desde el año 1995. Además, recientemente se unió al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares cuyo objetivo es que cada zona evite la proliferación de las armas nucleares y la tecnología de armas, así como promover los usos pacíficos de la energía nuclear.
Este tratado también incluye la obligación de ayudar a las víctimas y prestar atención a los daños ambientales ocasionados por los ensayos con las armas nucleares.
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