Acaba de cerrarse este jueves el primer ciclo del diálogo de paz que sostienen en La Habana las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el gobierno colombiano y, a pesar del hermetismo de ambas partes, se siente en el ambiente una moderada esperanza.
“Ahora terminamos un ciclo de trabajo de once días e iniciaremos otro el próximo 5 de diciembre”, adelantó el ex vicepresidente y jefe del grupo gubernamental, Humberto de La Calle, quien dijo que regresarán a Bogotá para consultar y analizar a fondo los temas que se abordaron y los que hay por delante”.
“Queremos un proceso con resultados y compromisos concretos en función de los dos grandes objetivos que tenemos por delante: la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, afirmó De La Calle.
El jefe de la delegación gubernamental destacó que ambas partes también convinieron recibir las conclusiones de los foros organizados por las Comisiones de Paz del Congreso colombiano, que contaron con el respaldo de la Organización de Naciones Unidas.
Por su parte, los Comandantes guerrilleros Iván Márquez, Andrés París, Ricardo Téllez y Jesús Santrich, en rueda de prensa conjunta, se declararon optimistas sobre la marcha del diálogo y aseguraron que han avanzado un importante tramo del proceso, en el que “las organizaciones sociales tienen pleno derecho a intervenir”.
En ese sentido, Márquez, quien encabeza la delegación insurgente, recordó que se han abierto espacios para la participación ciudadana y pidió a todos los colombianos hacer sus aportes al proceso de paz.
Antes, las dos partes hicieron público un comunicado conjunto en el que anunciaron la apertura de una Página Web para la participación ciudadana en el diálogo de paz.
El texto señaló que también se acordó el formato para la participación de los ciudadanos por medios físicos, “con el apoyo de alcaldías y gobernaciones, por el momento”.
La nota explicó que como parte de la discusión del primer punto de la agenda, Política de desarrollo agrario integral, se acordó la puesta en funcionamiento en Bogotá de un foro sobre ese tema, del 17 al 19 de diciembre venidero.
Tanto la guerrilla como el gobierno invitaron a todos los colombianos a participar y mantener el respaldo a un diálogo, que debe conducir a la terminación del conflicto y a la construcción de una paz estable.
En este primer ciclo, los dos contendientes han sido lo suficientemente discretos como para cumplir lo pactado previamente y han emitido un par de declaraciones conjuntas que constituyen la mejor señal de cómo avanzan las conversaciones.
Claro que casi 60 años de conflicto no pueden resolverse en once días, pero el solo hecho de que se hayan sentado a conversar es un punto a favor del fin de una guerra que ha costado mucha sangre.
Son duros adversarios que ahora intentan por otras vías llevar la paz a una sociedad que está desgastada por un largo y cruento enfrentamiento, cuyas raíces están enterradas en la grave desigualdad social que vive Colombia.
El largo conflicto ha dejado unos seis millones de desplazados, término con que se designa a quienes han tenido que abandonar sus hogares. Por otro lado, en un país eminentemente agrícola, la producción alimentaria decrece como consecuencia del enfrentamiento que tiene por escenario principal al medio rural.
Pero lo peor es que aunque mucho se habla de las víctimas de la guerra, hay más de 30 millones de personas que viven en la pobreza y de ellas, 12 millones están en la más dura miseria.
Ese es el contexto social en que la guerrilla y el gobierno discuten una agenda de seis puntos acordada previamente durante seis meses de negociaciones secretas que también tuvieron por escenario a la capital cubana.
Hay optimismo, aunque apenas han empezado a discutir el muy importante problema de la tierra, un asunto cuya resolución, aún lejana, traería la esperanza de la paz.
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