Bajo el supuesto eslogan del periodismo independiente, varios medios en internet, financiados desde Estados Unidos apuestan por una agenda abiertamente anticubana, donde acuden a cualquier recurso para manipular la realidad de nuestro país. Sin embargo, esos propios medios hacen la vista gorda si de encontrar la verdadera causa de la gran mayoría de los problemas económicos de Cuba se trata. Y lo hacen porque, como hemos demostrado, "el que paga manda", y esa máxima ellos la respetan al pie de la letra.
Sobre el tema profundizó Humberto López en el espacio del Noticiero Nacional de Televisión. Cubahora comparte con sus usuarios el programa.
Juan Carlos Subiaut Suárez
29/12/20 16:23
No tengo que debatir con los que denigran de nuestro socialismo y proponen la restauración capitalista en Cuba.
Mucho se habla en estos tiempos “del cambio necesario”, “del diálogo impostergable”, entre otras tendencias de moda. Me resulta algo significativo que en estos tiempos de recrudecimiento de las agresiones y del agravamiento de la situación económica del país aparezcan voces, en estas redes, en estos precisos momentos, que soliciten espacio al “diálogo” y que se quiera que se escuchen las “demandas”.
En el concepto Revolución expresado magistralmente por Fidel se enumera uno que dice: Cambiar todo lo que deba ser cambiado. Ello estriba, fundamentalmente, en que lo que funcione mal o lo que represente trabas al desarrollo debe ser modificado. Debemos continuar haciendo cambios y adaptando las formas, a más socialismo, porque el contenido socialista de la obra es inalterable. Cambiar hacia una motivación superior para el trabajo. Cambiar hacia un interés superior en producir más, en respetar más, en mejorar más. Este proyecto social en el que todos somos importantes y todos somos imprescindibles, tiene una fuerza primaria que está formada por los obreros y campesinos, esos que están al pie de la fábrica, en la cantera, en el surco, en el timón y en la trinchera. La sociedad estará en función de esta fuerza primaria. Los artistas, los intelectuales, los medios tienen que estar en función de esa fuerza primaria. Inteligencia y sagacidad les sobra a nuestros dirigentes y a nuestro pueblo. Las técnicas y procedimientos para enfrentar la situación debemos perfeccionarlas. Cubrir más espacios en las redes.
Menos aún tengo dudas que el camino trazado por el pensamiento estratégico de la Revolución Cubana, plasmado en los documentos del Partido y la Constitución, ampliamente discutidos todos por el pueblo, unidos a la voluntad política de la dirección del país, representan el camino del cambio estructural que se necesita de acuerdo a nuestras características, no hay en ellos un átomo de inmovilismo. Ruptura y perfeccionamiento de las formas, preservando la continuidad del contenido.
Como dice el Profesor Fabio Fernández…”Los temores a reformar nuestro socialismo le hacen el juego a la agresión externa, crean condiciones para el avance de las fuerzas propulsoras del capitalismo y le fallan a la ciudadanía. De manera puntual, resulta apremiante romper con la inercia del campo mediático-informativo, acostumbrado a responder con tardanza y a pelear de riposta. Fallar en el terreno de los medios es entregar las llaves de la casa al enemigo.”
Parte de los “éxitos comunicativos” de estos “medios independientes” son producto de nuestra incompetencia (ocurre cualquier suceso noticioso, pero nuestros medios y nuestros periodistas no lo publicamos o nos demoramos en hacerlo, esperamos por alguna autorización que decida lo que se publica y lo que no se publica, y lo que aguanta, si es un tema candente, alguien veta su publicación, sugiere que abordarlo o airearlo “le hará daño a la Revolución”, y se pierde esa inmediatez y la posibilidad de abordarlo, tal como es y de ser necesario, comentarlo y llamar las cosas por su nombre, como dijo alguien; no se puede tener miedo de la verdad, a los cambios, a asumir responsabilidades, a actuar; no se puede esperar siempre a tener una «autorización», para reconocer y hablar sobre cualquier problema q todos conocemos que existe y esperar a que nos supere, para entonces intentar resolver por ser precavidos y temerosos de la censura o de la «marca”).
Esta guerra que se nos hace requiere una ofensiva total, quizás una contraofensiva, pero con inmediatez, una eficaz defensa, multilateral y eficaz, pero en la mayoría de los casos sólo ejecutamos una defensa tímida y que no convence, ni a nuestros propios partidarios. Cuánto espacio dejamos, cuánto tiempo perdemos. Ese espacio y ese tiempo lo aprovecha el enemigo, por demás con muchos y mejores recursos financieros y tecnológicos y una tropa de tanques pensantes dirigiendo la orquesta. Hay cosas sagradas que defender para permitir que nos enloden el camino.
Pero hay algo a tener en cuenta: Cuando se emiten criterios o se les da respuestas a la prensa y en consecuencia, se dirige a un público lector, se debiera respetar la inteligencia del destinatario. Es un público que además posee grados de instrucción, incluso entre ellos puede haber economistas, especialistas, conocedores en una magnitud u otra del tema, hasta simples consumidores; pero que tienen conocimientos y elementos de sentido común suficientes para valorar las insuficiencias en las ideas que se les dirige.
A la vez, debemos dominar elementos de comunicación y tener una sólida base cultural, madurez de criterio y conocimientos históricos, para debatir con argumentos ante la andanada de ataques que nos hacen desde el frente utilizando las "cándidas y amistosas" redes sociales, aunque, ante tanto contenido banal, cualquier opinión que se emita confrontando a estos "medios" es válida. En las redes se encuentra muchos comentarios y artículos de diverso tipo, sin detallar los más virulentos como los de olaloca y sus acólitos; los hay más solapados e "inocentes", que publican una imagen de un bar, una bodega, una tienda o una avenida y le hacen comentarios al pie aludiendo al bienestar, al pleno abastecimiento, al glamour, de "antes" y lo comparan con aviesas intenciones con nuestra realidad, sin olvidar echarle la culpa a...saben quién. El autor o quien lo reenvió no tiene que ser un reconocido contrarrevolucionario, a veces es un antiguo conocido que emigró y se siente nostálgico, pero de paso se "olvida" de que nació y vivió aquí y compartió muchas ideas de las que ahora reniega, y apoya el bloqueo contra su pueblo (niega que existe), apoya a Trump, critica a nuestros dirigentes y a la Revolución, etc. Incluso a ese, cualquiera que fuera sus intenciones, hay que salirle al paso, pues esa publicación en las redes rueda y rueda, como la mejor bola. Como dice Legañoa. La verdad necesita de nosotros
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