En un tiempo de discrepancias y pugnas pronunciadas, el diálogo y los debates francos se mantienen como el mejor recurso para obtener verdades y buenos pactos. Tal principio parece regir los empeños desplegados entre la Unión Europea (UE) y Cuba desde que en el 2016 firmaran el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC). Son tres rondas de consulta las efectuadas desde establecido ese compromiso y, según el resultado de la última cita, se puede calificar de propicio ese trascurso.
En el sumario que se va acumulando hay un hito memorable en los contactos entre la alta representante de la UE, Federica Mogherini, y el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, quienes en abril del 2015 comenzaron deliberaciones sobre temas siempre perceptibles y muchas veces entrampados en una visión muy subjetiva o sujeta a manipulaciones de orden político, incluso, en ocasiones moralmente reprochables. En ese corte se ventilaron muchas veces en diferentes foros, capítulos como el de los derechos humanos y no siempre con la debida probidad.
En lo que respecta al Pacto Comunitario del Viejo Continente y el archipiélago antillano, esa materia fue sujeta a precisiones y ajustes de criterio entre las partes antes de conciliar un acuerdo mutuo de gran calado, desde tiempo atrás propuesto y ahora desarrollándose dentro de prometedores términos.
Se trata de entendimientos respaldados por intercambios mediante los cuales se están sosteniendo debates y avenencias sobre un variado grupo de asuntos de interés y actualidad, con importantes contenidos de carácter político o de índoles social. Según el texto de ese acuerdo firmado en diciembre del 2016, los diálogos para “compartir experiencias y buenas prácticas, desarrollar capacidades y facilitar formación o cooperación técnica al abordar cuestiones específicas” son el útil instrumento que está propiciando acercamientos superiores.
El 9 de octubre ocurrió el cuarto de estos coloquios sobre derechos humanos y, al propio tiempo, el primero tras haber suscrito el ADPC. Ese más reciente fue consecuencia de acuerdos asumidos en mayo del 2018 en la reunión del Consejo Conjunto UE-Cuba. Para tener idea sobre el contenido y alcance de estos contactos, valga citar lo relativo a derechos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales de ambos lados. El gobierno cubano, en concreto, está comprometido a elevarlos, junto con mayor bienestar y justicia social, como parte de la actualización del modelo cubano de desarrollo socioeconómico, responsabilidad que tiene, en la masiva consulta sobre los cambios constitucionales, una entre varias evidencias de cómo se articula ese compromiso.
El destacado coloquio, ocurrido en el décimo mes de este año, se redondeó con un encuentro entre representantes de la sociedad civil cubana y europea. Al centro: experiencias referidas a la igualdad de género y los avances en protección de los derechos de las personas LGBTI, en ambos espacios geográficos.
Concluyendo noviembre, y esta vez en Bruselas, representantes de Cuba y la UE sostuvieron conversaciones sobre medidas coercitivas unilaterales. Para quienes han padecido por más de medio siglo un férreo bloqueo con periódicos recrudecimientos, es imperioso trasladar fases que desde fuera suelen estar edulcoradas. El Pacto Comunitario siempre rechazó el carácter extraterritorial de una medida como esa, pero debe estar sintiéndola con mayor rigor tras los actos proteccionistas promulgados por Estados Unidos.
Los reportes sobre esa primera ronda de interlocución destinada a asunto tan agudo, permitieron apreciar una transferencia respetuosa de criterios y aleccionadores juicios. “El diálogo estuvo guiado por el interés común de intercambiar opiniones sobre cómo el bloqueo impuesto por Estados Unidos contra Cuba afecta al pueblo cubano y también daña los intereses económicos y comerciales de la Unión Europea”, precisa el texto resumen del cónclave.
Fue la primera cita de su tipo tras la entrada en vigor del susodicho Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación entre Cuba y la Unión Europea y sus Estados miembros.
El comunicado de referencia aclara que en el evento ocurrido en la capital belga se ratificó el carácter contrario al derecho internacional y a las reglas del comercio mundial de todo cuanto concierne al empleo de medidas coercitivas unilaterales contra otros, práctica agravada cuando un Estado implica a terceros en sus determinaciones.
Cuando en 1996 se promulgó en Washington la Ley Helms-Burton, para reforzar el asedio estadounidense, al introducir el título tercero con represalias legales y otros castigos y amedrentar a todo trato con Cuba, la UE decretó el Reglamento 2271, normativa promulgada para neutralizar los efectos de aquel procedimiento. Las múltiples y voluminosas sanciones estadounidenses a entidades financieras del Viejo Continente sugieren que, pese a los resguardos presentados, las lesiones continúan ocurriendo.
También, ambas partes trataron sobre garantías jurídicas en los procesos penales en la Unión Europea y en Cuba. No menor espacio tuvieron cuestiones como racismo y xenofobia, entre desafíos actuales en auge y lamentablemente incrementados. Los ponentes hicieron referencia a los trabajos en ese sentido del comité correspondiente de Nacionales Unidas, como patrón guía en el trabajo para solventar tan frágiles contenidos.
Al tratar la promoción y el amparo al derecho a la salud, se reconocieron los resultados de Cuba, tanto por su modelo de asistencia sanitaria universal, como por los diferentes empeños solidarios patentizados en las múltiples actividades médicas, docentes o de orden práctico emprendidas por la isla ante desastres y pandemias.
Sin esperar plena coincidencia en todo lo tratado, en estas citas se demuestra que el examen conjunto y desprejuiciado de cualquier aspecto es más útil que los desafíos sin comedimiento. La actualidad transcurre en marcos muy azarosos, donde faltan avenencias y sobran las disensiones. Toda puntada en favor de zurcir tantos rotos es provechosa.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.