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viernes, 15 de noviembre de 2024

Eliminar a Boko Haram, mayúsculo propósito nigeriano

Continúa la lucha contra el terrorismo en Nigeria...

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Prensa Latina 23/12/2018
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Boko Haram 1
Captura de pantalla de un video de un luchador de Boko Haram que muestra supuestamente un grupo de niñas secuestradas en 2014 de la escuela de Chibok.
Hace tres años el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, lanzó un ultimátum contra la secta terrorista Boko Haram, que aunque debilitada en 2018 atentó contra la población civil de toda la cuenca del lago Chad.
 
Pese a los esfuerzos del gobierno por eliminar a ese grupo armado Jama'atAhl as-Sunnah lid-Da'wahwa'l-Jihad (BokoHaram, según la simplificación del nombre en hausa), asociado con otras organizaciones integristas que actúan en África occidental, este logró sobrevivir a las operaciones ejecutadas por las fuerzas de seguridad.

El lago Chad es la frontera fluvial entre Nigeria, Camerún, Níger y Chad, un espejo hídrico que aprovechaban económicamente millares de personas hasta que la banda fundamentalista comenzó sus ataques y a ocupar parte de sus islas, lo cual generó pánico en agricultores y pescadores que abandonaron el lugar.

Ese grupo extremista de confesión islámica perdió fuerza por las ofensivas de las tropas de Nigeria, su país de origen, y de Camerún, un vecino muy afectado por sus incursiones y también se anota que en 2018 varió la táctica tremendista por otra de acciones menos frecuentes.

La mayor parte de las operaciones contra Boko Haram se concentró en el norteño bosque nigeriano de Sambisa, incluso observadores políticos y militares indicaron que esa formación terrorista se estaba agotando y ejemplo de ello radicaba en la variación de su táctica en la guerra, cada vez menos convencional y más sangrienta.

Esas fuentes argumentaban la tesis de desgaste con el empleo reiterado de menores de edad, por lo general niñas, en la ejecución de atentados suicidas contra establecimientos civiles en las que se concentran cantidades significativas de personas como son los centros comerciales.

En esa línea de acciones disparatadas y carentes de una voluntad constructiva, a la cual le convocó el Gobierno, el 30 de septiembre trascendió una noticia que mostró lo profundo de sus contradicciones internas, la secta mató a uno de sus cabecillas que intentó liberar a unos 300 rehenes secuestrados.

Además este año trascendieron las querellas entre el llamado 'emir' Abubakar Shekau, con otros jefes que le disputan la jerarquía, lo cual a la larga podrá desembocar en la fragmentación del grupo que analistas como Julie Lévesque en Global Research no descartan que sea instrumento de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU.

Las acciones contra Boko Haram -que se enlazan a nivel global con la lucha contra el terrorismo engendrada por Washington- se vincularía con las operaciones de su Comando para África, el Africom, que tienes fines claros, muy bien definidos desde hace mucho tiempo en la región.

'El objetivo de la presencia militar estadounidense en África está bien documentado: contrarrestar la influencia china y controlar los lugares estratégicos y los recursos naturales, incluidas las reservas petroleras'. (...) esa afirmación 'fue confirmada hace ya más de ocho años por el departamento de Estado estadounidense', apuntó Lévesque.

'Seguimos comprometidos con acabar con la crisis y hacer que el nordeste sea seguro para todos', manifestó el presidente Buhari, quien se postuló para las elecciones de 2019, y que para su carrera política resultaría muy positivo eliminar a la secta integrista.

Al referirse a un informe del Instituto Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, Buhari reconoció que el país enfrenta graves problemas de inseguridad y entre las causas mencionó -además del problema de Boko Haram- el conflicto entre agricultores y pastores, la crisis separatista en el sureste y el extremismo en la región austral.

También declaró que su Gobierno está consciente de la necesidad de cambiar las estrategias de trabajo en el fortalecimiento de fronteras y las garantías de protección a los ciudadanos y sus bienes.

PRESIDENCIALES 2019

Las declaraciones de Buhari cobran mayor peso cuando su país se prepara para unos comicios, en los que el tema seguridad centrará el discurso de muchos aspirantes y no solo sobre Boko Haram y sus violentas acciones en la cuenca del lago Chad, sino también a la situación en el delta del Níger, donde se halla el emporio del hidrocarburo.

Hay asignaturas pendientes que los aspirantes enfrentarán con su retórica electoral: se calcula que unos 86 millones de ciudadanos viven en la pobreza extrema, y Nigeria es el último en la lista de 152 países ordenados según su 'compromiso para reducir la desigualdad', dicen Oxfam y el grupo Development Finance International.

Según Naciones Unidas, más de 4,7 millones de ciudadanos sufren inseguridad alimentaria en el norte nigeriano y el 49 por ciento de los jóvenes son subempleados en labores insuficientes y de media jornada o desempleados, el 75 por ciento de las mujeres no asistieron a la escuela y en áreas urbanas el 51 por ciento no recibió instrucción.

Sin dudas es una situación compleja a la cual se enfrenta las autoridades, ya que parte de esas dificultades resultan lastres de épocas anteriores al actual proceso de democratización, elementos que violentaron la convivencia histórica, afectaron la unidad federal por la cual hoy se trabaja, e intensificaron el subdesarrollo.

Eso constituye una carga que seguro incidirá en las elecciones de febrero próximo a las que prevé presentarse Buhari, un mandatario que se presume deberá enfrentar en los comicios venideros a importantes aspirantes a la jefatura del Estado como el exvicepresidente Atiku Abubakar, quien aparece como el gran candidato opositor.

Abubakar, de 71 años de edad, se convirtió en el principal aspirante por la oposición al ganar casi la mitad de los votos emitidos en las primarias del Partido Democrático Popular de Nigeria.

El exvicepresidente firmó recientemente el acuerdo de paz referido a las próximas elecciones y cuyo objetivo es garantizar que la consulta sea libre, justa y creíble, mientras que los aspirantes se comprometen a no acudir a la incitación confesional, ni a evaluaciones por perfil de etnia y raza, y por supuesto a no promover la violencia.

Al cierre de este año el presidente Buhari desmintió públicamente versiones en las redes sociales que pusieron en dudas su estado de salud, lo cual se entendió como un ataque a su imagen pública para afectarlo previo a los comicios de febrero de 2019.


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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