La primera semana de diálogo en La Habana entre la guerrilla de las FARC-EP y el gobierno colombiano ha concluido con un acuerdo que establece un foro en Bogotá del 17 al 19 de diciembre sobre políticas de desarrollo agrario integral, el primer punto en la agenda de diálogo bilateral.
La representación de las Naciones Unidas en Colombia y el Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional organizarán el debate y serán sus relatores con la entrega el 8 de enero de las conclusiones del foro a las delegaciones que participan en los diálogos de La Habana.
Es el primer resultado de siete días de pláticas en la capital cubana, sobre los que los medios de comunicación internacionales han centrado su atención, se han caracterizado por la constante aparición de declaraciones de las FARC-EP y el hermetismo de la delegación gubernamental.
El inicial anuncio de un cese al fuego unilateral, la apelación al presidente norteamericano Barack Obama para que libere al guerrillero Simón Trinidad, preso en ese país y el optimismo ante las conversaciones han marcado el uso por los representantes de las fuerzas insurgentes de la oportunidad de acceder a los medios de comunicación que les ha estado vetada por la guerra.
El grupo guerrillero ha mostrado así su capacidad para hacer política, la calidad de expresión de varios de los miembros de su delegación y ha desmentido con inteligencia la imagen de violentos fanáticos construida sobre ellos por la llamada gran prensa a lo largo del tiempo. Ante el hecho, medios que han servido a esa demonización reconocen, no sin cierto dejo de frustración, que las "FARC-EP se han apoderado de los micrófonos en La Habana", al vez que señalan que su renuncia a iniciar acciones combativas "medirá qué tanta aprobación hay del proceso al interior del grupo guerrillero".
Pero lo cierto es que la locuacidad de una de las partes y el silencio de la otra revela cuál de ellas es la que teme la desaprobación del grupo de fuerzas que representa en la mesa de negociaciones y, por ende, se enfrenta con más cautela a la prensa.
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