El amor en los seres humanos procede de la percepción de que otra persona lo llene a uno de felicidad y satisfacción existencial. Habitualmente se idealiza a la contraparte objeto de esta expectativa.
Cupido, con los ojos vendados, es el símbolo del amor romántico. Representado con un arco y una flecha entre sus manos, dispara un tanto al azar sobre las personas a fin de producir el enamoramiento.
AMOR Y MEDICINA
De una forma más racional, el amor de pareja se puede definir como un estado desarrollado en el cerebro como resultado de un proceso químico, según señala la Sociedad Española de Neurología.
En el amor tienen un papel importante algunas partes del cerebro, entre ellas el hipotálamo y la corteza prefrontal. Por algunos han sido estimadas hasta doce las áreas del cerebro involucradas en el sentimiento llamado amor.
Desde el punto de vista químico, un papel importante es atribuido a la dopamina, un neurotransmisor también conocido como “el químico del amor”. Por eso, se ha demostrado en las personas enamoradas una mayor actividad en las áreas cerebrales relacionadas con la dopamina.
El aumento de este mediador químico pudiera generar una elevación de la energía, la motivación y el sentimiento de regocijo.
Pudiera decirse que el sentimiento amatorio pudiera desencadenar cambios neuronales en áreas del cerebro vinculadas con la percepción. Por eso las personas enamoradas encuentran a su pareja con características más especiales en relación al resto de las personas.
TRISTES CORAZONES
La parte negativa del asunto es la demostración de cómo en los seres con problemas sentimentales se presenta una disminución de las defensas cardíacas según se refiere en una investigación llevada a cabo por el Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia.
Fueron estudiadas 600 mujeres entre 30 y 65 años de edad.
Aquellas con matrimonios muy estresantes presentaron tres veces más riesgos de padecer una afectación cardiaca en relación a las que mantenían una buena relación de pareja.
El estrés negativo mantenido, y el matrimonial no es una excepción, puede provocar una aceleración de la arteriosclerosis de las arterias coronarias por un mayor desarrollo de las placas ateroescleróticas en las paredes internas de estos vasos sanguíneos, favoreciendo la aparición de enfermedades cardíacas.
CORAZONES FELICES
Sin embargo, en varias investigaciones ha quedado demostrado como el amor puede influir directamente sobre la salud, disminuyendo las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares y por ende, alargando la esperanza de vida de estas felices personas.
Incluso, en una investigación realizada por la World Heart Federation se confirmó como en quienes se mantenían fuertes y positivos lazos afectivos, se facilitaba entre dos y cuatro veces su capacidad de mejorar las enfermedades cardíacas en aquellos bajo tratamiento.
Ya no cabe duda sobre la relación directa que existe entre un buen estado de ánimo y la salud cardiaca. De ahí se deduce fácilmente, como además de mantener cifras normales de presión arterial y colesterol, eliminar hábitos tóxicos, realizar actividad física sistemática y mantener una alimentación y un peso saludable, se debe estimular la presencia de sentimientos amatorios positivos.
Debemos experimentar la grata necesidad de buscar la felicidad también a través del amor de pareja, pues resulta ser otra forma de cuidar la salud de nuestros corazones.
* Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología
Hospital Docente “Dr. Salvador Allende”
La Habana-Cuba
E. mail: alberto.quirantes@infomed.sld.cu
Minerva Osorio
13/12/13 12:58
No sabía de los poderes curativos del amor.pués vamos a amarnos. saludos.
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