lunes, 23 de septiembre de 2024

Como padres, sabernos felices (+Fotos)

En el Día de los Padres muchos sienten la injusticia de refranes populares que dejan fuera la autenticidad de un sentimiento y la asunción de responsabilidades...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 16/06/2013
2 comentarios
Día de los Padres 00
Día de los Padres en Cuba.

Madre hay una sola y padre puede ser cualquiera... Esa frase es la que lacera los oídos de Rolando, el plomero de mi barrio, al que todos conocemos como El flaco. “¿Cómo voy a aumentar unas libritas si yo no paro de trabajar, de andar para aquí y para allá?”, le dice a todo el mundo. “Mis chamas tienen que comer y además les tengo que dedicar tiempo. Imagínate, a ellos les hace falta”.

Y mientras Rolando investigaba la causa del goteo de mi techo no pude dejar de preguntarle por la mamá de Rolandito y Yeny, a quien nadie en el barrio conoce. “Cuando el chama tenía 5 años y la niña 3, ella decidió cambiar su vida, empezar otra relación, ya sabes. Recogió sus cosas, me dijo que se iba y como no sabía dónde viviría ni qué haría, me tocaba a mí encargarme de los niños. Eso fue hace 10 años y ni ellos ni yo la hemos vuelto a ver”.

Mientras Rolando “auscultaba” las paredes para confirmar las zonas que estarían huecas, pensé que su corazón debía estarlo también, al menos en parte. Sin embargo, su historia es como la de otros padres, a los que con motivo de la celebración de su día este domingo les pregunté. A ellos también se les “hincha el pecho”.

“Siempre a los padres nos ha tocado cargar con la etiqueta de que no nos ocupamos de los hijos de la misma manera que lo hace la madre”, me dice Emilio, padre de un adolescente. “Mi esposa quiso irse del país y yo no me alejaba de los viejos  por ningún motivo. Ella pensó que ante un futuro incierto era mejor abrirse camino sola y dejar a Gabriel conmigo, pero el solo tenía 7 años y yo fui su padre y su madre en todo este tiempo, y creo que lo he hecho bien”.

¿Y qué significa hacerlo bien?, me pregunto yo. ¿Existe algún documento que dictamine las reglas a seguir para ser un buen padre? Más allá de manutenciones, aportes alimentarios a la dieta de los hijos o participación en las reuniones de padres… ¿Cómo puede un padre sentir que ha hecho bien su trabajo y cuánto puede un hijo sentirse orgulloso de su padre?

“Estar ahí todo el tiempo”, me dice Rolando, mientras buscaba la llave picoloro en su caja de herramientas. “A mis hijos les preparé el puré y les di la leche antes de acostarse cada noche; los llevé a la escuela, les forré los libros y les preparé disfraces para sus actividades… Les leí cuentos por las noches, les compré avioncitos y muñecas, les respondí miles de porqués y les apreté la manito cuando la enfermera los inyectó”.

“Mis hijos saben que yo estoy ahí, siempre, para ellos, y que conmigo pueden contar. Y no hablo del plato en la mesa, que ese no les va a faltar, sino de todo lo demás. Todo se los garantizo yo, sin necesidad de buscarles una madrastra que los atienda, como algunos hacen”.

La misma forma de pensar tendría el granjero norteamericano William Smart, quien quedó viudo cuando su esposa dio a luz a su sexto hijo y tuvo que hacerse cargo de la familia. Motivo de inspiración para que su hija Sonora celebrara, el 19 de junio de 1910, el tercer domingo del mes, el Día de los Padres.

Cinco años después, el presidente del Club de Leones de Chicago retomó la idea y ya en 1924, el presidente de los Estados Unidos Calvin Coolidge la apoyó y convirtió en una celebración nacional, establecida como ley en 1972, durante el mandato de Richard Nixon.

El 19 de junio de 1938, por iniciativa de la escritora Dulce María Borrero, se celebró esta fecha en nuestro país por primera vez. Desde entonces se asume el motivo aunque, a ciencia cierta, no de la misma manera que el Día de las Madres.

No faltan las reuniones familiares o la compra de algún perfume o una camisa y, sin dudas, muchos aguantan sus lágrimas por la ausencia de su padre, o su lejanía, o sus pocas atenciones, o su olvido total. Pero otros se salvan de ese “saco” y son felices asumiendo su responsabilidad.

“Los hombres no podemos dar a luz, y muchas cosas de la crianza de los hijos les ha tocado siempre a las madres, pero un padre puede hacerlo, ¡mírame a mí! A veces, muchos padres no piensan en eso y desperdician su tiempo, y luego, como el viejo Andrés de la televisión, la vida les pasa la cuenta. No hay que esperar que las circunstancias nos impongan nuestro papel, como pasó conmigo, sino que hay que sabernos felices siendo padres”, asevera Rolando.

Y claro que la vida impone desafíos y el de ser padre, y bueno, es uno muy grande. Pero vale la pena, porque el abrazo que les regale cada hijo hoy será el mejor premio que reciban Rolando, Emilio y otros que como ellos intentan cambiar el viejo proverbio de madre hay una sola. Incluso, aquellos que no son los progenitores genéticos de sus hijos, pero que de todos modos se sienten como tal.

“No seré el mejor padre del mundo pero en una lista del 1 al 10, estoy entre los primeros”, me dice Joel y yo sé que sus hijas pueden asegurarlo, cada tercer domingo de junio y el resto de los días del año.


Día de los padres en Cuba. (Foto: Antonio Hernández Mena/AIN)


Día de los padres en Cuba. (Foto: Yaciel Peña de la Peña/AIN)


Día de los padres en Cuba. (Foto: Yaciel Peña de la Peña/AIN)


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 2 comentarios


kinath
 17/6/13 12:51

... papi, no estás físicamente, porque estás en todos mis momentos desde que me levento hasta que me vuelvo a levantar, siempre te sueño, te quiero y te extraño...cumpliste con tu obra de la vida, por eso no estás muerto...

Livia
 16/6/13 7:27

Bella esta crónica. Y me toca casi de manera personal. Adoro a mi madre, pero con padre he pasado casi toda mi vida y mi alegría es escuchar diariamente su voz, aunque sea un segundo, para preguntarte, mijita..cómo te va el día? O cuando me siento aún a su lado y me acaricia el pelo. Gracias, papi.

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