viernes, 27 de septiembre de 2024

¿Cómo te llamas?

En Cuba, los ciclos vivenciales han marcado, en buena medida, los nombres de sus habitantes. De los hermosos Teresa y Rolando, hemos transitado por una gama de patronímicos que definen límites históricos y sociales...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 01/06/2014
15 comentarios
Inscribiendo niño
Algunos nombres propios sirven igual para designar niñas que niños.

Nadie duda de la importancia del nombre de las niñas y los niños. Es su sello de identidad cultural y personal. Si las personas pasan de los 60 años en la actualidad, el peligro de los enredos jurídicos es casi inexistente. Pero si se trata de alguien nacido en los últimos 45 años, cualquier problema puede presentarse, entre ellos saber cómo se escriben correctamente.

En Cuba, antes de 1959, la mayoría de las madres y padres escribían a su descendencia con los nombres que aparecían en el Santoral al dorso de los baratos almanaques vendidos por tales años. Así era común llamarse Elena, Clara, Isidro, Francisco. Todos nombres de santos, y "te tocó el que te tocó", a veces extendido con el patronímico paterno o materna: María Clara, Rosa Elena, Juan Francisco y Pedro Isidro.

Otros preferían continuar la tradición familiar de llamar al hijo o la hija igual que el abuelo y el padre, o el abuelo y la madre.  Hay familias que tienen tres o cuatro Luis, (bisabuelo, abuelo, padre e hijo), o Ángela, uno de los más gustados en aquella tradición.

Tras el triunfo revolucionario nacieron miles de Fidel, Camilo, Raúl, Alejandro, Ernesto, Vilma, Mariela, Déborah, Celia, Haydée, Melba. Todos héroes y heroínas de la lucha por la independencia definitiva de Cuba. También muchas Tania o Tamara, en honor a Tamara Bunke, la joven alemana caída en la guerrilla del Che Guevara en Bolivia con el seudónimo de Tania.

En esos años, algunos padres revolucionarios llamaron a sus hijos Aurika (como la lavadora rusa), Inra (Instituto Nacional de Reforma Agraria) e Inti (Instituto Nacional de Turismo).

Con las estrechas relaciones que estableció el Gobierno Revolucionario con ladesaparecida Unión Soviética, miles de técnicos y especialistas del lejano país viajaron a Cuba a brindar su colaboración en el desarrollo nacional, y a su vez miles de jóvenes fueron a aprender el ruso y realizar allá sus carreras universitarias. Con ello, importaron sus nombres.

Aparecieron entonces en el panorama los Vladimir, Aliosha, Alexis, Valodia,Yuri, Serguei y Dimitri y también las Liudmila, Tatiana, Olga, Larisa, Irina, Ekaterina, Natalia, Marina y Svetlana, entre otros. También nombres extranjeros de personalidades revolucionarias, como Ho, por el líder histórico Ho Chi Minh, Turcios (por Luis Turcios Lima), Troi (por el héroe vietnamita), Indira, por la primera ministra india Indira Ghandi.

Después sobrevino una etapa en la que estrellas del cine o personalidades importantes también ocuparon espacio en las inscripciones de nacimiento.

Así, las Jacqueline –por la Kennedy- , Greis (por Grace Kelly) Isidora (Duncan), Alicia (Alonso), Giselle, por el nombre del ballet que la inmortalizó,  Alain (Delon), Charles (el príncipe británico) y Elizabeth (Taylor),también se diseminaron por el territorio, pero en menor cuantía.

Pero el verdadero despelote con los nombres propios ocurrió en las dos últimas décadas, cuando se implantó una moda que, por suerte, tiende a desaparecer: los asexuados. Sirven igual para designar niñas que niños.

Así  encontramos a los Yordanis, Yoandris, Yuleiski, Yaniel, Jairo, Duneisqui,  Geysel, Yubielkis y Yamisel, Widayesi, Yampier (Jean Pierre, del francés) Maybi (Maybe, quizá en inglés), Olnavy (Old Navy, en inglés). Incluso hay una anécdota de una mujer que nombró a su hijo Usnavy pues esa es la identificación de los aviones estadounidenses que llegan a la ilegal base de Guantánamo, donde ella reside.

Y también los que unieron sus nombres, los viraron al revés, y aparecieron entidades tan sugestivas como Airam (María), Gelaan (Angela), Ular (Raúl), Yoytu (no tenían un adecuado y el bebé fue llamado como resultado del amor de sus padres.  Bellísimos identificativos como Eneyda devinieron un raro Adyene,  Manuel se convirtió en Leunam,  Adia por  Aida; y Otrebla, nada más y menos que el hermoso Alberto.

También está de moda ahora llamar a las niñas Vida, o Luna —en homenaje al satélite natural de la tierra—, o Bonita, porque la chiquilla lo era cuando nació.

Con todas estas excentricidades —que no ingenio popular— para nombrar a bebitos y bebitas, la alegría se me presentó en una nena de unos ocho meses, nieta de una amiga.

Con timidez le pregunté, por lo que podría avecinarse.” ¿Y cómo se llama la niña?.   

“Elena, pero le decimos Elenita, porque todavía es muy pequeña”.  Maravilla: Elena, Elenita.

Tremendo alivio. La niña tiene género definido, un nombre precioso, responde rápidamente cuando se le llama —imagínese que su bebé se llame Yasunaris— aunque comprendo que procede de una familia tradicional y los jóvenes padres no se dejan llevar por los inventos de la época.

 


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista

Se han publicado 15 comentarios


Yeixon
 6/10/15 9:39

hola a todos voy a ser papa y nesecito q me ayuden con los nombres de ambos sexo

iCarly
 9/6/14 12:08

Conozco una niña que se llama Habana Mia. Esta bonito ehhh

cubitabella
 8/6/14 23:03

la verdad que cuando empezó la era de los yuyu como le digo no hay quien se aprendiera un nombre y no se sabía si era hembra o varón porque era unisex a cualquiera le servía por suerte las personas se están llamando a la cordura y vuelven los nombres decentes que se pueden pronunciar

Tide
 8/6/14 15:10

Por favor, Lídice y cualquiera que se atreva a leer esto, y no es que quiera ponerle la tapa al pomo, pero les cuento que conocí hace mucho, pero mucho, de un compañero de trabajo que después de habérsele apuntado cuatro “barrigoncitos” a su libreta de abastecimiento, la esposa se le apareció con embarazo de jimaguas. Puso el grito en el cielo, como supondrás, por lo que antes de que fuera demasiado tarde, buscó por cielo y tierra la solución a su problema, y no recuerdo si fue un médico o uno de esos que andan por ahí creyéndoselo que lo son, le recomendó unas inyecciones de Bensoginestril y Progesterona, que le aseguraban eran “lo mejor de lo mejor” para que aquella preñera no llegara al parto. Pero cosas del destino, ni con eso ni con otros anexos logró parar lo que fue inevitable: un varoncito y una hembrita vinieron a engrosar el núcleo familiar, saludables y sin remedio para su restringida economía. Casi como para castigarse y no olvidar lo fracasado del “remedio principal”, digo yo, se le ocurrió nombrarlos ¡qué barbaridad más bárbara! como, eso mismo que está pensando, Bensoginestril al varón, y Progesterona a la hembrita. ¡No pudo tener una idea más absurda! por no darle otro calificativo impublicable. Suerte que dio con un “inscribidor” del Registro Civil que le convenció, no sé si apelando a alguna ley, a algo parecido, o porque era una persona sensata, de que le diera otros más “civilizados” nombres. Y así fue como accedió, al fin, a nombrarlos como personas, y espero que Livio y Lidita (mucho que no sé de ellos) con algo más de cuatro décadas de vida, sigan chancleteando pa’rriba y pa’bajo las calles de La Habana.

Jossie
 6/6/14 16:22

Recuerdo un día que mi hija, estando en preescolar, vino un día a decirme que habían matriculado un niño con un nombre...! muy raro!!! Ante los nombres conocidos le pregunté por el nombre del niño y me dijo: RICARDO... !EL ÚNICO NOMBRE "NORMAL" QUE HABÍA EN EL AULA!!!

rosy
 6/6/14 13:07

Yo siempre fui enemiga de los nombres extravagantes y sobre todo de los asexuados. Cuando mi hija nació y solo tiene dos años, decidí ponerle Mariana, y suena bellísimo, ella me lo va a agradecer por siempre. Pienso también que los nombres compuestos(o sea,. dos nombres)son una exageración. Conocí a alguien que decidió ponerle a su criatura aun y cuando todos la tratábamos de persuadir de que no lo hiciera "Daisuris Ismarayis, y así se llama la niña. Saca tus propias conclusiones.

Rosin
 3/6/14 13:02

Muy buen artículo, comparto con el escritor, es bien difícil los nombres actuales y cada día enredan más la lengua.

Esteban
 2/6/14 13:57

cuando era chico, mi nombre Esteban no me gustaba porque sonaba "raro" en la epidemia de nombres extraños de los 80' ahora me gusto Mucho porque es diferente y la mayoria de aquellas personas con esos nombres han terminado en apodos...y aqui donde vivo hay Land Rover (marca de auto) Danger (peligro en ingles...)... Libaniusky...ademas uds se imaginan uno to viejo ya y que lo llamen por ejemplo...Yorelis, Yuliesky, Livaniusky...

Arístides
 2/6/14 13:24

Muy inteligente la decisión de Rouslyn, que sin exagerar, nombró a su primogénito como Alejandro, tal vez no tan original, pero si es uno de los nombres “pronunciables, leíbles y escribibles”. Y el que tiene reservado para su nena, Sofía, en la misma categoría, es bello, tanto, que así se nombra la mejor de mis amigas, digo amiga, pero debía decir hija. También mis niños, creo, se les dio nombres de personas. El mayor se llama como yo, nombre del santoral católico según los calendarios de entonces, que no vayan a creer que es una maravilla para que se recuerde o se pronuncie, pero he tenido que ir tirando con él sin remedio. Y a las muchachas, una se nombró Olga Lidia, por una joven actriz de la tele de entonces (1961) por decisión de su abuela paterna y madrina, y la pequeña, Mabel, nombre de pila de la estrella del carnaval de La Habana del año en que llegó a este mundo (1964), que para más felicidad para mí, se me permitió esgoger. No fue una hazaña, lo reconozco, pero al menos sus nombres no le deben causar tantos problemas como al amigo Rouslyn.

Rouslyn
 2/6/14 12:00

Una de las razones por las que elegí Alejandro como nombre para mi primogénito fue el hecho de que decidí que mi hijo no tuviera que atravesar por el calvario que sufrí con el nombre que mi madre me puso. ¿Se imaginan lo incómodo con son mis presentaciones con nuevos conocidos? -"Cómo te llamas?" -"Rouslyn" -"Cómo??" -"Ró-us-lyn" luego de repetir esta escena tres veces, el infeliz interlocutor se da por vencido y me suelta un -"AHHH, ya" que no me convence...porque sé que en cuanto necesite llamarme empezará de nuevo el rollo: "Rosi" "Roblin" "Roselin" "Raulin" "Roislin" EN FINNNN!!!! Por eso, desde que estaba en la secundaria elegí Alejandro para cuando tuviera un varoncito...y nunca me he arrepentido, creo que es el nombre más sonoro y hermoso del mundo, y no me importa si doy una patada y salen 500 Alejandros más, la exclusividad que se la busque mi Ale con su personalidad y carisma. Pienso que el nombre debe ser pronunciable, fácil de recordar y hermoso en la medida de lo posible, teniendo en cuenta los gustos de los padres. Y si tengo algún día una niña, se llamará Sofía, que significa "sabiduría" y es un nombre precioso también...para gustos colores ¿no? "Usnavy" "Yumisisleydys"...alabaooo jajajjajajjja

Mercy
 2/6/14 11:41

Linda, parece que en ese texto debía decir INIT y no INTI. El INI fue el primer nombre que tuvo el Instituto de Turismo.

Arístides
 2/6/14 10:38

Este mismo tema de los nombres propios de moda de niños y niñas, se ha tratado con alguna frecuencia en la prensa nuestra, que ya no nos sorprende lo que se dice porque es más o menos lo mismo de lo mismo. Con pocas semanas de diferencia, los he visto, que tenga pruebas, en Juventud Rebelde (http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2014-05-13/los-nombres-y-sus-secretos/ ), Cubaidioma ( http://cubaidioma.bloguea.cu/2014/05/06/los-nombres-y-sus-secretos/#comment-11772) Y no crean que es un “fenómeno” cubano solamente, también se padece en otros países vecinos, como República Dominicana (la primera vez que leí el Usnavy fue en un escrito referente a los nombres usados en este país), y uno que “partió el bate” en nombres que se las traen, es México, con todo el respeto, por esos prácticamente impronunciables ni deletreables, sin tener un entrenamiento adecuado, sacados de las varias lenguas que se hablan o se han hablado en el país. Y de que haya un remedio para tantos nombres, vamos a decir, raros, creo que no lo hay, y ya son tantos, que hay que irse acostumbrando a ellos.

Yunier
 2/6/14 9:03

Que decir entonces del conocido Yotuel, la unión de tres pronombres personales

Maite
 1/6/14 9:55

Interesante texto, pienso que cada quien es libre de llamar a sus hijos como les parezca siempre y cuando ello no le traiga un problema a la criatura cuando crezca. No me siento capaz de juzgar a quien decide llamar a su descendiente yusimisleydis o yoerky... tampoco podría catalogar de excéntrico(a)a quien se decide por Luna cuando ya existen miles de Estrellas y Albas... y prefiero mil veces el nombre de mi hija Vida... al millón de niñas que han cargado con el mal presagio de un nombre tan usado como Soledad

Linda
 1/6/14 9:23

Disculpe, pero Inti No es la sigla de Instituto Nacional de Turismo (INTUR). Debe aludir al guerrillero Inti Peredo. Tampoco creo que las Olgas cubanas tomen su nombre de las soviéticas, conozco a personas muy mayores que se llaman así. por lo demás, de acuerdo: hay que ser muy cuidadoso con el nombre que le damos a nuestros hijos. Por cierto, ¿qué le parecen X, Y, Eme o Suchel?

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