domingo, 22 de septiembre de 2024

Cuando la vida depende de cortes y puntadas

La cirugía es una de las especialidades de la medicina con la que, teniendo vista de águila, mano de seda y corazón de león, se decide por la vida...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 16/03/2013
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Cirugía Bariatica - Portada
El éxito de una cirugía bariátrica depende más del 50 por ciento del paciente.

Cuando conversé con el matancero Joel de Jesús Peña Sterling, quien arribó a La Habana con casi 800 libras de peso en febrero de 2012, albergando la esperanza de cambiar su vida luego de someterse a la cirugía bariátrica, me dijo: “Usted me ve así, súper obeso y que casi no puedo respirar… pero yo confío en el doctor y pongo en sus manos mi vida. Después yo haré todo lo que me oriente, pero es él quien hará de mí un hombre normal de nuevo”.

Joel fue operado el 11 de julio pasado, cuando su peso había disminuido a 260 kilogramos durante su estancia preoperatoria en el hospital y hoy, respetando las orientaciones dietéticas y de ejercicios físicos recomendadas, pesa ya 149 kilogramos. “Mi vida cambió —me dice cuando hablo con él por teléfono— y se lo debo en primer lugar al médico, que cuando mi vida estaba en sus manos no la dejó caer”.

Es por este tipo de agradecimiento y por la posibilidad de lograr un efecto real de cambio en la vida de las personas que el doctor Antonio Portie Félix, a quien se refiere Joel, eligió estudiar la carrera de Medicina y posteriormente especializarse en Cirugía General.

Siempre quise estudiar medicina, me cuenta Portie, aunque mi familia y mis amigos creyeron que estudiaría ingeniería o cualquier otra carrera técnica, por mis buenas notas en la escuela y mi desempeño como monitor en asignaturas como Física.

“Sucede que, pese a que toda ciencia es importante, tuve la impresión en aquellos años jóvenes —y estoy convencido ahora— de que desde la medicina puedo cooperar con las personas mucho más directamente. Un arquitecto, un ingeniero civil diseña puentes, casas, carreteras y son las personas las que se benefician de su obra pero él no sabe quiénes específicamente.

“El médico actúa directamente con el paciente, con su familia, y puedes ver el resultado de tu trabajo en un cambio en la vida de esa persona, en la posibilidad de que siga viviendo, si es un caso grave, y puedes ver en su rostro y en el apretón de manos que te da después, el agradecimiento eterno”, añade el galeno, quien no olvida sus años en su Holguín natal, en la secundaria y el preuniversitario en La Habana.

“Influyó mucho en mi formación, además de la educación que recibí de mi familia, mis estudios en el pre Karl Marx, donde recibí la docencia y también cumplí mi servicio militar. De ahí proviene mi disciplina, mi rigor, mi exigencia, cualidades que se desarrollan en la vida militar y que son vitales para mi desempeño profesional.

“Las especialidades se parecen a las personas o a la inversa y yo, práctico y pragmático como soy, me decidí por la Cirugía desde que estaba en los últimos años de mi carrera y por esa especialidad hice el Internado Vertical, que era como se le llamaba en los años 70 al sexto y último año de la carrera.

“Terminé mi especialidad en 1979, luego de haber cumplido misión internacionalista en Guinea Bissau y desde entonces asumí la vicedirección docente del hospital Calixto García, institución en la que he vivido desde hace más de 30 años, pero nunca dejé de operar. En la década del 80 participé en cirugías de gran envergadura, incluso profundicé en cursos en el exterior para la ejecución de cirugías torácicas no cardíacas, como de esófago, de páncreas, entre otras, y mi pasión continuó desarrollándose”.

Portie Félix guarda en la memoria momentos trascendentales de su vida, como por ejemplo, aquel 15 de junio de 1995, cuando estuvo en el Vaticano. Fue una invitación del Papa Juan Pablo II al presidente de la República de Mozambique Joaquín Alberto, de quien él fue su médico personal durante un quinquenio.

“Otras muchas experiencias tuve en Dominicana, por ejemplo, cuando médicos cubanos prestamos nuestros servicios en distintas regiones del Caribe, afectadas por el huracán George, y en otras latitudes donde he estado como médico cirujano y también como conferencista, maestro…”.

Hoy, Portie Félix es además jefe del Grupo Multidisciplinario de Cirugía Bariátrica del Hospital Calixto García y no olvidará nunca que su primer caso quirúrgico de este tipo fue precisamente el hijo de un gran amigo, con más de 330 libras.

“Casuísticamente entonces llegué a la cirugía bariátrica, en la que me he especializado en los últimos trece años, sobre todo porque me interesó siempre personalizar el proceder. En nuestro país, la dieta, la idiosincracia, la constitución física, no es igual a la de ningún ciudadano de otro país, y a su vez, dos organismos no son ni reaccionan de igual forma, aunque vivan en el mismo contexto.

“No puede aplicársele la misma técnica quirúrgica a dos personas, pues esa decisión depende del grado de obesidad que presenten, sus enfermedades crónicas no transmisibles, su estado mental y psicológico, en fin, se trata de realizar un diagnóstico diferenciado en cada caso, para valorarlo después y operar”, detalló.

Las técnicas quirúrgicas Portie I, II, III y IV, esta última expuesta en el recién celebrado XII Congreso Internacional de Cirugía, han sido patentadas por este especialista, quien afirma que ya han sido más de mil los pacientes operados desde el año 2000, entre cubanos, venezolanos y mexicanos, fundamentalmente.

“Este tipo de cirugía no es mágica, aunque pueda pensarse que sí, pues depende en más del 50 por ciento del paciente su recuperación. Tiene que respetar las indicaciones dietéticas y de ejercicio físico luego de la operación hasta llegar a su peso normal y someterse después a la cirugía de rescate, para eliminar la piel sobrante. Y es esa también la misión del cirujano, no solo operar en el salón, sino también interactuar con el paciente”.

Está claro para Portie que como médico y cirujano, no existen sábados, domingos ni días feriados. ¡Por supuesto que no!, exclama. “No es después de operado un paciente que nuestra responsabilidad cesa. Aunque su vida depende de los cortes y las puntadas que se den, los cuidados posteriores y las consultas sistemáticas planificadas son imprescindibles para vigilar su evolución y evitar cualquier complicación”.

Asumir el estrés constante, trabajar muchas horas de pie y la capacidad de dejar los problemas personales y familiares fuera del salón son ingredientes vitales para el buen desempeño de un cirujano, y aunque resulta casi imposible resumir qué debe distinguir a este especialista, Portie acepta el desafío:

“Un adagio popular sentencia que quienes escogemos esta especialidad debemos tener vista de águila, mano de seda y corazón de león. No lo dudo… debemos tener habilidades manuales, claro, y disposición física para enfrentar más de seis horas en un salón, pero además debemos tener vista larga, capacidad previsora para esbozar en nuestro cerebro qué haremos durante la operación pero cómo responderemos si, de repente, algo inesperado sucede.

“La disciplina, esa que adquirí durante el servicio militar, es fundamental, pues el cirujano es como un soldado, siempre debe estar dispuesto a actuar y debe hacerlo cuando ya esté seguro de que cuenta con todos los recursos necesarios, porque cuando el paciente está ante usted, anestesiado, no puede amedrentarse o decidirse por lo qué hará. Y no son las carencias las que determinan nuestro accionar, pues sobreponerse a las dificultades es lo que nos ha caracterizado durante años, sino el respeto que uno se tenga a sí mismo y al semejante”.

Portie Félix tuvo profesores excelentes, comenta, y a ellos les agradece hasta los puntos que no alcanzó para completar el 100, pero sobre todo les agradece consejos que hoy son máximas de su cotidianidad.

“Un cirujano no puede estar cansado nunca, ni puede andar apurado cuando intercambia con el paciente. No debe trasnochar, ni dejar de comer antes de entrar al salón porque cuando se tiene la vida de alguien pendiendo de un hilo que sostenemos nosotros, no puede haber equivocaciones.

“Como todo médico debe conocer sus limitaciones, y sobre todo, predicar con el ejemplo. ¿Te imaginas si yo fuera obeso? Los pacientes no confiarían en mí cuando les hablara de la cirugía bariátrica y los cuidados posteriores. No pondrían sus vidas en mis manos”.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 2 comentarios


operada
 9/5/13 13:45

Yo soy una paciente operada por las manos de seda del Dr Portilles, a el le debo mi nueva vida y mi primer pensamiento en el dia es para él desde hace casi 3 meses. Dios bendiga a esa eminencia y mi admiracion se la profeso cada vez que lo veo en consulta. LA vida te cambia completamente, para bien, despues de someterte a esta operación. Soy testigo de que para él no existen lso sabados y domingos, nunca está apurado y se toma el tiempo que sea necesario con cada paciente en consuta y en la sala. La obesidad tiene muchas enfermedades asociadas y a veces es tan grave que no tenemos otra opción que recuerrir a la cirugía, pero es cierto que más del 50% depende del paciente, la palabra de orden es DISCIPLINA, yo comencé el proceso ocn 118 kgs y me operé hace dos meses y medio y peso actualmente 86kgs, o sea 70 lbs menos. Gracias Dr por la nueva vida que le ha ofrecido a sus mas de mil pacientes.

dulce
 27/3/13 11:22

Yo quisiera saber como puedo acceder a este servicio de salud ya que vivo en la Isla de la Juventud y necesito ser valorada por este especialista.

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