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jueves, 3 de octubre de 2024

Cuando se quema un año (+Fotos)

Muchas son las tradiciones para celebrar la llegada del nuevo año...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 31/12/2015
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Tradición fin de año
Muchas tradiciones cumplen los cubanos a la llegada del nuevo año. (Yuniel Labacena Romero / Cubahora)

Se cuentan por cientos las tradiciones que se desarrollan en el mundo alrededor de la llamada nochevieja y la llegada del nuevo año. Diferentes rituales envuelven el festejo del 31 de diciembre movidos por una enorme esperanza de mejorar en el plano amoroso, familiar, laboral y económico durante los siguientes 12 meses. Los cubanos no están exceptos de ellos y cada vez son más los «inventos» para conseguir la prosperidad y buena suerte en el siguiente año.

Uno de los rituales más graciosos y espectaculares cuando llega el último día del calendario es la quema del año viejo. Se trata de un muñeco de trapo que se elabora en familia, grupos de amigos o vecinos, donde los más jóvenes llevan la delantera. Cada cual, según el sitio donde viva y sus condiciones eligen la forma de realizarlo, y no hay portal que no exhiba su muñecón hecho de lo que sobra.

Cuentan quienes realizan esta tradición, que mientras más viejo y feo se vea es mejor. Por ello tratan de buscar toda la ropa vieja de la casa, esa malita que ya no sirve ni para trapo de cocina y así confeccionar el muñecón: los pantalones viejos de uno, la camisa de otro, los zapatos perdidos, el sombrero de la zafra del 70. Todo lo que aparezca viene como anillo al dedo y lo más importante es el relleno: hierba seca, hojas de plátano, trapos viejos, aserrín, periódicos mejor… este último es mejor, pues arde más rápido.

Y a las 12 de la noche, mientras en las afueras del hogar donde todos se besan, saludan, abrazan, felicitan, el muñeco alegórico a la fecha es incinerado. Este es un ritual de purificación para alejar la mala suerte o las energías negativas del período que termina, así como de transición, pues también se celebra la llegada del nuevo año. Suele llevar el nombre del villano de la telenovela de turno, y en ocasiones se le ha vestido con atuendos alusivos al país vecino o ha servido para algún que otro desahogo crítico ante la situación en el país. Al final, el año queda hecho cenizas…

Datos encontrados en la enciclopedia Wikipedia, aseguran que a esta tradición que revive cada año, se le atribuye un “origen vinculado a antiguos rituales paganos europeos, como las saturnales de los romanos o los rituales celtas como el Olentzero en el País Vasco y Navarra en España”. El ritual se extiende actualmente a varios países latinoamericanos, como: México, Uruguay, Ecuador, Colombia, Chile, Venezuela, Perú, Argentina…

Especialmente famosas son las quemas de muñecos en las ciudades argentinas de La Plata y Mar del Plata, que se celebran desde los años cincuenta del pasado siglo. En la primera, se realizan grandes esculturas que son premiadas a través de un programa de radio local, mientras en la segunda urbe, los monigotes son fabricados por los vecinos e incinerados en los barrios.

En México, por otra parte, el ritual inicia dos o tres días antes del Año Nuevo, cuando el monigote es puesto frente a las casas con un recipiente al lado para pedir una especie de limosna que luego se usa para la fiesta. En algunos casos, también se pasea por las calles acompañado por una viuda embarazada, una rumbera y un grupo musical. En Chile se le conoce como Quema de monos.

Vale destacar que en Uruguay se trata de la Quema de Judas, un ritual que generalmente se relaciona con la Pascua del calendario católico, mientras en Colombia, al muñeco se le nombra lo mismo Taitapuro, que es una deidad indígena, que carranchos o carrancios. Así que estés donde estés, cuando las 12 campanadas anuncien la llegada del nuevo año, junto a esta tradición, despide los malos recuerdos del año que se va, y recibe con los mejores augurios el año el que llegó.


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Yuniel Labacena Romero


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