martes, 24 de septiembre de 2024

Cuidado, ancianos a la vista… (+Fotos)

Cuba cuenta con más de dos millones de adultos mayores, tesoro de canas blancas y sabiduría a flor de piel que habrá que cuidar con mucho más esmero...

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 29/08/2013
8 comentarios
Ancianos en Cuba 00
Maltratar a los ancianos es también no escucharlos, no darles participación en las decisiones. (Ariel Fernández Santos / Cubahora)

Todas las tardes me espera recostada a la puerta. Tiene más de siete décadas. Sus pies parecen pesar como siglos. Vive sola, allá en el fondo del pasillo que pasa por el lado de mi casa. Llegó a Cuba hace muchos años, desde algún puerto español, cuando su pelo era largo, negro, copioso… y las calles del Cerro aún eran generosas con ella. Cacha me espera siempre, le traigo los periódicos, conversamos un rato y repite, como cada día, que tiene todos mis trabajos recortados dentro de una vieja carpeta. Dice que será el regalo que me dejará cuando no pueda esperarme más a la salida del pasillo.

Y se pone llorosa porque los años aflojan el espíritu. Mi hija le da un beso en cada mejilla y le enseña cómo ya sabe contar hasta veinte. Ella regresa entonces a su hogar, donde a ratos una sobrina viene a visitarla. Lleva consigo los diarios, son su obsesión, quizás la ventana que la conecta con un mundo demasiado lejano, a veces también demasiado hostil con quienes llegan a tan altos años.

Sus seres más cercanos siempre han sido los vecinos, los que le ayudan a buscar los mandados cada comienzo de mes; los que le teclean el código en el cajero automático, ese aparato de mil demonios que tanto la asusta; los que le traen a la doctora del consultorio cuando sus piernas duelen; los que le ayudan a bajar la acera siempre tan inaccesible para sus pies; los que una y otra vez tocan a su puerta para saber cómo está.

La suerte de Cacha son sus vecinos, de otra manera sería casi imposible vivir en una sociedad que se moderniza, que se traga los días en una vorágine que pocas veces toma en cuenta el andar pausado de los ancianos, un mundo que convierte lo nuevo en viejo demasiado rápido como para que ellos asimilen el cambio.

Según los resultados del reciente Censo de Población y Viviendas, el 18,3 % de la población cubana tiene 60 años o más, y aunque están claras las políticas gubernamentales para atender a este sector poblacional, y la cultura cubana los ha puesto durante siglos en el centro de atención de las familias, sucede con frecuencia que se obvian, que se toman decisiones por ellos, que se les destina al sillón del portal para que vean pasar las horas desde su balanceo aburrido, deprimente…

Parece dura la palabra maltrato, pues casi siempre se asocia al ultraje físico. Sin embargo, maltratar a los ancianos es también no escucharlos, no darles participación en las decisiones, superponer los intereses de los más jóvenes (sobran ejemplos del cuarto de la casa destinado al muchachón y su novia, mientras el abuelo es desterrado a la camita de la sala), descuidar sus horarios de sueño y alimentación, tratarlos como un mueble más sin preguntarles siquiera cómo se sienten mejor, alzarles la voz o zarandearlos cuando la lentitud de una pila de años vividos colma la paciencia de los cuidadores. Todo ello sin detenernos a pensar que en poco tiempo seremos nosotros los que necesitemos del hombro de alguien para bajar un escalón o de la compañía amorosa para alejar los malos pensamientos que agobian a la tercera edad.

Hace algunos días el periódico Granma ponía su ojo crítico sobre las largas horas que pasaban al sol muchos ancianos en espera del cobro de su pensión. Acaso ¿eso también no es maltrato? Como mismo lo son las muchísimas barreras arquitectónicas que impiden que los adultos mayores se trasladen sin problemas. Cuántas veces  hemos visto el temor de los abuelos para subir una acera, cruzar una calle presionados por un semáforo que no se hizo para su paso más tardo, o montarse a duras penas en una guagua con la escalera diseñada más bien para competidores de salto alto. Cuántas veces hemos puesto el grito más allá del cielo si antes que nosotros en la cola del cajero hay un anciano, en vez de ayudarlo con la “monstruosidad” de las nuevas tecnologías.

Si a nosotros nos abruma esta sociedad ruidosa, que irrespeta el silencio ajeno, que viola las más elementales normas de convivencia, que pone casi en peligro de extinción los buenos modales, que deteriora la sensibilidad ante los problemas de los demás ¿no será el doble de doloroso para los abuelos?

Más de dos millones de ancianos viven en Cuba, entre ellos más de 1500 centenarios, tesoro inmenso de canas hermosas y sabiduría a flor de piel que habrá que cuidar con mucho más esmero. Toca a la familia hacer de la tercera edad otra etapa para seguir siendo útiles, amados, tomados en cuenta. Que la esperanza de vida de las cubanas hoy alcance los 81,3 años y en los hombres llegue a 78,2 habla del desvelo de la Revolución por sus ancianos, sin embargo, falta mucho por hacer, sobre todo con los descuidos difíciles de notar porque van formando parte de una cotidianidad engañosa que no permite reparar en los detalles, esos que van convirtiéndose en desafíos insuperables para nuestros ancianos.

Como decía Martí, hombre que tuvo en altísima estima a los abuelos: “Cuando habla un joven, el alma recuerda dónde se enciende el vigor. Cuando habla un anciano, el alma descansa, confía, espera, sonreiría si tuviera labios, y parece que se dilata en paz”. A escuchar al Apóstol siempre, y que se haga eterna su sentencia: “En la calle nos deberíamos quitar el sombrero cuando pasan los ancianos”. No habrá mejor tributo para quienes han vivido tanto.


Según los resultados del reciente Censo de Población y Viviendas, el 18,3 % de la población cubana tiene 60 años o más. (Foto: Ariel Fernández Santos/CUBAHORA)


Más de dos millones de ancianos viven en Cuba, entre ellos más de 1500 centenarios. (Foto: Ariel Fernández Santos/CUBAHORA)


La esperanza de vida de las cubanas alcanza hoy los 81,3 años; mientras los hombres llegan a 78,2. (Foto: Ariel Fernández Santos/CUBAHORA)


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...

Se han publicado 8 comentarios


leticia
 10/9/13 15:43

Gracias a ustedes por llegarse a Cubahora, y abracemos a todos nuestros ancianos!!!!!

Arístides
 9/9/13 10:40

¡Bello escrito, Leticia! Has tocado una tecla que bien merece atención general. Como miembro prominente del “sindicato de viejos”, te doy las gracias, porque lo que has escrito tiene que conmover, como ha hecho conmigo, a todo el que lo lea, aunque no pueda o no quiera publicar su comentario en este foro. Debía llegar a tener mayor alcance. Que todos, jóvenes y no tan jóvenes, niños y viejos, tengan la oportunidad de darse un baño de ternura con lo que nos cuentas, y comprendan que, aunque con muchos años, con una multitud de achaques que le pesan hasta en el alma, con limitaciones físicas y sicológicas que le impiden ir más allá, hasta con neblinas que a veces nublan el entendimiento, los viejos hemos dado mucho de nuestras vidas, para la sociedad, pero más para nuestras familias, que sin quererles pasar la cuenta, han llegado a donde han llegado, en parte, con los abnegados esfuerzos de alguno de los que ya muchos, indolentemente irrespetan, maltratan, y tiran al “rastro del olvido” como trasto inservible. Gracias de nuevo, Leticia.

Alfonso Teijelo
 29/8/13 21:49

Los que vamos arribando a la frontera de los sesenta, sentimos que hay mucha juventud acumulada en nuestro interior, y nos duele que se nos considere como estorbos a los que hay que tolerar. Gracias por su artículo.

Fernanda Fidalgo desde FB
 29/8/13 12:24

Concordo!

Leticia Martinez desde FB
 29/8/13 12:23

Sigamos con Martí: "en la calle nos deberíamos quitar el sombrero cuando pasan los ancianos”. No habrá mejor tributo para quienes han vivido tanto...gracias a Cubahora por visibilizar a los abuelos

Elías Argudín Sánchez desde FB
 29/8/13 12:22

Todos llevamos un anciano en potencia. No crece solo en quienes tienen la desdicha de morirse joven.

Mery
 29/8/13 11:53

bello trabajo, felicidades Leticia!!!

Magda
 29/8/13 9:57

Excelente articulo, seria muy bueno que la autora publicara muchos mas sobre este tema, de tanta importancia y en la que de una manera u otra todos estamos implicados

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