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viernes, 4 de octubre de 2024

Educación para todos

En el mundo todavía sorprende como Cuba, siendo un país pequeño y en medio del más largo e inhumano bloqueo, sostiene un servicio como la educación de forma gratuita...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 02/04/2016
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Porque como decía José Martí “es necesario ajustar un programa nuevo de educación, que empiece en la escuela de primeras letras y acabe en una universidad brillante, útil, de acuerdo con los tiempos, estado y aspiraciones de los países en que enseña”, varios académicos debaten en la actualidad sobre el acceso, el financiamiento y la gestión en la Educación Superior.

En consonancia, vale apuntar que hasta la fecha y en sentido general en el mundo se ha hecho poco en materia de financiamiento, pues muchos gobiernos no han tomado la suficiente conciencia de la importancia que esto reviste. En la actualidad la educación está más en peligro que nunca, pues el impacto de la crisis financiera internacional se ha hecho sentir muy fuerte en este terreno, sobre todo en los países más pobres.

Así se demostró recientemente en el X Congreso Internacional Universidad 2016. En esa cita varios académicos apuntaron que los sistemas educativos de la mayoría de las naciones en vías de desarrollo están sufriendo ahora las consecuencias de una crisis surgida en los sistemas financieros de los países desarrollados, produciéndose un retroceso, debido al aumento de la pobreza, la desaceleración económica y la presión que esto ejerce sobre los presupuestos gubernamentales.

Ejemplo de lo anterior es lo que ocurre con las universidades públicas en América Latina y el Caribe, donde todavía el 50 por ciento de las matrículas están en centros privados y con un fuerte carácter elitista. Por tal motivo, en los últimos años hemos sido testigos de un alza sostenida en las batallas reivindicativas del movimiento estudiantil por diseñar la nueva universidad. Países como Chile, Puerto Rico, Colombia… son muestras de esta situación y más en defensa de la educación con un compromiso social, como bien público y derecho universal.

Según el informe de seguimiento Educación para Todos en el orbe, plantea que tener la posibilidad de recibir una educación útil es un derecho fundamental de todo ser humano, y la oferta de esa posibilidad es una condición imprescindible para hacer progresar la justicia social.

Las personas a las que se deja al margen de la educación afrontan la perspectiva de ver mermadas sus posibilidades de desenvolverse en la vida en otros muchos ámbitos, por ejemplo en los del empleo, la salud y la participación en los procesos políticos que les interesan. Además, la limitación de oportunidades en la educación es uno de los factores más poderosos de transmisión de la pobreza de generación en generación.

Mientras en numerosas naciones se debaten políticas públicas para el sostenimiento de este servicio social, se aplican recortes financieros y se tiende a la privatización de este, en la Mayor de las Antillas —desde los inicios de la Revolución—, la garantía del derecho a la enseñanza tuvo su repercusión en la Educación Superior. Así desde la década de los años 60 del pasado siglo, comenzó un proceso de desarrollo y expansión, potenciado por un programa de Reforma Universitaria.

En el mundo todavía sorprende como Cuba, siendo un país pequeño y en medio de una profunda crisis económica, agravada por el más largo e inhumano bloqueo, sostiene un servicio como la educación de forma gratuita. En temas de financiamiento vale destacar que los gastos de nuestro sistema educativo son contemplados y asumidos por el presupuesto del Estado, donde constituye una prioridad la formación de los niños, adolescentes y jóvenes.

La posibilidad real de acceso a los estudios universitarios por parte de los ciudadanos, con independencia de su edad, raza, sexo y lugar de residencia, ha constituido una aspiración y un reto de la Revolución. Según Miriam Alpízar Santana, viceministra de Educación Superior en la ponencia La Educación Superior Cubana y su financiamiento, nuestra universidad, para responder a tales desafíos, ha tenido que realizar profundas transformaciones en sus concepciones académicas que aun no están terminadas.

El estudio asegura que además se mantiene el compromiso histórico de hacer posible que el acceso a la universidad se convierta en un derecho de todos los que deseen continuar estudios superiores. A la par se diseña un proceso de integración para avanzar en lo que se ha denominado Nuevo Modelo de Universidad, en respuesta a los actuales retos de la sociedad y, en general, a las transformaciones que tienen lugar en el mundo, en la ciencia y en la tecnología.

Fuentes del Ministerio de Educación Superior precisan que el curso regular diurno es el más costoso para el Estado, en relación con el de para trabajadores y la educación a distancia. Para formar un universitario el país gasta, como promedio, entre 15 000 y 30 000 pesos durante la carrera; el gasto anual asciende a 4 186 pesos. Medicina, Veterinaria, Biología e Ingeniería son de las más caras, y las de Humanidades las que menos cuestan.

Entonces resulta bastante caro formar profesionales, cuya educación no está basada únicamente en la docencia, pues no se deja a un lado lo que necesita esa formación: laboratorios equipados, alimentación, recreación, práctica deportiva y cultural, uso de las tecnologías de la Informática, bibliografía actualizada (la mayoría impresa), y todo ello sin costo para la economía familiar.

Vale destacar también que en Cuba la Universidad les garantiza a sus educandos residencias para los que provienen de otras provincias, así como para todos un estipendio (50 pesos en los dos primeros años, 75 en tercero y cuarto, y cien en el quinto), y existen préstamos, subvenciones monetarias y resoluciones vinculadas al pago del transporte y de los espectáculos culturales, aunque estas condiciones no son consideradas suficientes y los padres también deben ayudar a sus hijos en los estudios.

Hacer realidad la educación para todos es un desafió de nuestro tiempo y más cuando se cuenta entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible comprendidos en la agenda de Naciones Unidas hasta el año 2030. Los Gobiernos, que contrajeron el compromiso y responsabilidad de diseñar políticas coherentes para hacer el mundo de paz y progreso que aspiramos, han de poner en práctica ese empeño. Obremos por el acceso, el financiamiento y la gestión en la Educación Superior.


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Yuniel Labacena Romero


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