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sábado, 5 de octubre de 2024

El reto de preservar lo intangible

Sobre los desafíos que exige la salvaguardia del Patrimonio Inmaterial en Cuba, comenta la presidenta del Centro Nacional de Patrimonio Cultural…

Iris Leydi Madera Iglesias en Exclusivo 19/07/2016
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Desde los primeros días de junio de 2016, nuestro país integra oficialmente el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial, encargado de preservar “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”, como lo definiera la Convención de la UNESCO, en 2003.

En tal contexto, cobra todavía más fuerza para los países del orbe la necesidad de conocer y proteger este legado como elemento sustancial de la identidad cultural de los pueblos. Es esta la misión del Centro Nacional de Patrimonio Cultural (CNPC) y para su titular, la MSc. Gladys Collazo Usallán constituye también un reto: “Nuestro país formó parte del Comité del 2008 al 2011. Luego hubo un receso, así lo indican las directrices. Ahora regresamos con voz y voto en pos de analizar los expedientes, evaluar nuevos financiamientos, aceptar o no expedientes de buenas prácticas y de patrimonios que están en peligro.

”Estados como México y Brasil tienen toda una infraestructura dedicada de lleno a este asunto. Aquí estamos enfocándonos también, con una mirada desde la comunidad, por eso la visión de Latinoamérica hacia nosotros ha sido muy positiva”.

Dada la fragilidad de este legado intangible, condicionada por su dependencia de actores sociales y condiciones medioambientales específicas, ya se perfilan en el mundo políticas públicas encaminadas a preservarlo de manera más efectiva, y nuestro país comienza a transitar, de a poco, ese camino, así lo confirmó Collazo a Cubahora: “Se creó una comisión de salvaguardia, la cual presidimos, a la que se incorporan diferentes instituciones culturales, principalmente el Centro Juan Marinello y el Consejo de Casas de Cultura. Nos enfocamos en lo identitario, representativo, dígase canto, danza, fiestas populares, manualidades, gastronomía…

La también presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, insistió en concebir el patrimonio de una manera integral. Sobre esta base, el CNPC encausa su labor de inventariar bienes muebles e inmuebles, y desde la Convención de 2003, incluye también los inmateriales: “Al principio, lo hacíamos desde el punto de vista institucional, pero la UNESCO nos ha enseñado, a partir de sus talleres, a trabajar desde la comunidad, pues son los portadores quienes identifican su Patrimonio Inmaterial.

”De esta forma, declaramos Patrimonio de la Nación a la rumba, el son, el danzón, y las 18 parrandas de la región central, no solo las de Remedios. También, el cañonazo de las nueve, y, más allá de la ceremonia, la esencia es buscar qué representa ese sonido para la colectividad, como influye en sus vidas. Recientemente, se designaron los saberes de los maestros roneros y la industria que trae aparejada.

 “En ese proceso juegan un papel importante los gobiernos, pero también los portadores. Nos enfocamos en identificar estos últimos para luego trazar la política de salvaguardia y proteger ese patrimonio que está vivo en ellos”, afirmó.

—Entonces, ¿cómo hacer que esa continuidad no se pierda?

—Entre las características principales a tener en cuenta figuran la perdurabilidad y el relevo. Por ejemplo, la Asociación de Corneteros en Santiago es lo identitario en el museo del Carnaval, pero sucede que generalmente el cornetero mayor, cuando se retira, suele ser un anciano. Ahora existe una cantera que recibe los saberes a través de la oralidad”.

—Nuevamente incluida Cuba en el Comité para la Salvaguardia, ¿cuál es el reto más inmediato?

—Debemos seguir luchando en la isla por contener expedientes de buenas prácticas. Existen muchos ejemplos, pero se precisa elaborarlos de acuerdo a las fuertes exigencias metodológicas de la UNESCO. Lo esencial es seguir promoviendo esas expresiones vivas, la oralidad, que devienen síntesis del arraigo en cada rinconcito de la nación.


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Iris Leydi Madera Iglesias


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