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miércoles, 2 de octubre de 2024

Empleo Juvenil: Sellando grietas

Si bien la educación figura entre las prioridades del Estado, al igual que la ubicación laboral de las nuevas hornadas de graduados, deberán encontrar soluciones eficaces a tenor con la actualización de nuestro sistema económico, en medio de una marcada tendencia al envejecimiento poblacional...

en Bohemia 30/08/2015
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Por: Yohana Lezcano, Jessica Castro, Emilio Herrera, Igor Guilarte Y Delia Reyes

A tres años de haberse graduado en la Universidad Central de Las Villas Martha Abreu, la licenciada en Letras Lianett Borges Cabrera aún no entiende los motivos y mecanismos aplicados para darle entrada en el mundo laboral.

“Sucedió algo atípico. Nos mandaron a cumplir el servicio social en otras provincias. En mi caso fue a impartir clases en Matanzas, dado el déficit de maestros surgido allí tras el éxodo de muchos al turismo. Como era de esperar, los más de 15 egresados protestamos, pues no estábamos capacitados psicológica ni profesionalmente para ejercer la pedagogía, y menos para becarnos dos años fuera”.

De poco valieron los esfuerzos realizados por los muchachos con tal de permanecer en centros afines a su perfil y en suelo natal. Consecuencia de la querella: varios no se incorporaron y los que sí, no culminaron el servicio social.

Preguntas y entresijos similares se han venido abriendo paso en la cotidianidad nacional. La cuestión laboral, en particular para la juventud, es uno de los dilemas que asume el país. “Si bien históricamente se les garantizó desde la formación calificada hasta su ubicación, la situación hoy difiere de la existente antes de 2010. No quiere decir que ya no sean una prioridad en materia de política laboral, pero el contexto ha cambiado. Hay otras alternativas de empleo, otras concepciones, y, por tanto, otras formas de percibir el tema, incluso, por los propios jóvenes”; sostuvo la máster María Josefa Luis Luis, jefa del Departamento Sociopolítico del Centro de Estudios sobre la Juventud (CESJ).

Entre lo legislado, lo anhelado y lo real, se teje la incorporación de los noveles al ámbito ocupacional, a propósito del proceso de reordenamiento económico que vive la Isla. En su intento de analizar la situación del empleo juvenil en Cuba y las estrategias para remediar los entuertos asociados, BOHEMIA sondeó testimonios de jóvenes y consultó a expertos.

El diálogo confirmó la idea de que los componentes y códigos de acceso del joven al espacio laboral están definidos, aunque no resultan del todo efectivos. Detallar cuántos se desvinculan en la misma medida que otros se incorporan, o enumerar los que cuelgan títulos para buscar oportunidades más tentadoras, suena a cuento de la buena pipa. A pesar del esfuerzo de instituciones y organismos involucrados, las cifras pueden no llegar a mostrar la profundidad del problema, como tampoco logran maquillar las múltiples causas.

En clave de futuro

Cuando las aulas de la universidad o el politécnico quedan atrás, los conocimientos allí adquiridos devienen llaves para abrir múltiples puertas. Sin embargo, la preparación y adaptación de la nueva hornada al asumir su primer empleo es un paso bastante complejo.

Se vuelven esenciales tanto la orientación vocacional como la formación y las oportunidades de crecimiento que el centro brinde al recién llegado. En la primera, influyen decisivamente el patrón familiar y la guía docente. Mientras en lo segundo, es básico delinear planes objetivos de crecimiento, en conjunto entre adiestrado y tutor.

A juicio de Lizdaimy Martín Sauri, graduada de Ingeniería Civil, el culto al gusto no siempre se cumple, pues algunas carreras ofertadas no responden al interés personal, sino a coyunturas. “De esa manera, se aleja a muchos de sus verdaderos destinos o se adquiere en masa recursos humanos que no llegan a ser suficientemente competentes”.

La filóloga Lianett expresó, según experiencia propia y de amistades, que ocurre “un choque muy grande entre la teoría de la facultad y la práctica. Conozco pocos casos a los que le hayan explicado cómo desempeñar el puesto. Uno tiene que aprender sobre la marcha, dándose cabezazos”.

Tampoco Ana Dalys Martínez Magán se sintió lista la primera vez que llegó al trabajo. “No me explicaron cómo debía hacerlo, pero me ayudaron mucho en cuanto al trato y a sentirme bien en el centro. De todos modos no cumplió mis expectativas y decidí pasar al cuentapropismo”, argumentó la chica, que hasta hace tres meses acumulaba cuatro años ejerciendo su técnico de nivel medio en informática.

Para impulsar el tema, el movimiento obrero decidió dedicar este año a la juventud trabajadora. Al respecto, Xiomara Enríquez Cruz, funcionaria de la esfera de Asuntos Laborales y Sociales de la Central de Trabajadores de Cuba, enfatizó que es primordial cumplir en cada lugar lo establecido sobre protección y derechos del recién incorporado.

“El apadrinamiento no es de un rato ni un día. Atender al universo juvenil que hoy está en centros de trabajo o áreas de gestión no estatal es un gran reto. Hay colectivos que trabajan muy bien con los jóvenes y les admiten sus iniciativas; en cambio, otros les ponen frenos”.

Lo cierto es que la ubicación laboral genera muchas tensiones e insatisfacciones. Enderezar el tronco torcido a tiempo pudiera evitar fracasos, por cuanto una experiencia negativa en el primer empleo acarrea incidencias inmediatas y futuras en la vida del joven trabajador.

Cuánto ganas, tanto pierdes

“Hoy, al no existir posibilidades para todos, se da como opción de empleo el sector no estatal. Ese es un reto para el que hay que prepararse”; apuntó la investigadora del CESJ.

Entre los que eligieron el desafío de nuevos emprendimientos está Javier Marcos León, de 24 años. Estudió hasta segundo año de Ingeniería Civil, pero la dejó cuando se sintió más atraído por las ganancias de su joyería. “Yo soy mi propio jefe: decido a qué hora despierto, el horario de trabajo y cuándo necesito vacaciones”; manifestó.

Al examinar la juventud que lidia hoy dentro del sector no estatal, se verifica que 68 por ciento -incluyendo los de nivel superior- tienen quehaceres ajenos a su perfil profesional, lo que deja una profunda huella en una nación que ha invertido en un personal que posteriormente no desarrolla la actividad para la cual fue encaminado.

Además, María Josefa consideró válido señalar como otra “antigua problemática que todavía no hemos logrado superar” el desbalance entre la proyección para alistar dichos recursos humanos en correspondencia con las necesidades específicas de cada territorio o del país en general.

Hasta hace dos años, no hubo relación entre la cantidad de egresados y las necesidades laborales locales, pues todos querían ser universitarios, mientras las fábricas y los campos quedaban desatendidos en cierta escala. Masificar el estudio sin previsión pasó factura, al ubicarse a la gente en labores no deseadas. A la postre, los inconformes se “saturaban” y marchaban.

La deserción del primer empleo y la reorientación “auto-gestionada” encarnan una tarea pendiente, y urgen soluciones definitivas. Para ello, quizá deberán concretarse cambios significativos de índole organizativa, mejorarse la calidad de la oferta y las condiciones de trabajo. La adaptación a las especificidades de cada región y el trato diferenciado según la procedencia del joven tampoco pueden obviarse.

En época de actualización del modelo económico cubano, el universo laboral se ha hecho más heterogéneo. Al cierre de 2014 se estima una vinculación de aproximadamente tres millones 591 mil en el sector estatal, y un millón 378 mil en nuevas formas de gestión, donde los más nuevos representan 31por ciento.

Aunque desde 2011 se ha percibido un incremento sostenido del pluriempleo y la migración al sector no estatal, las pesquisas del CESJ revelan que “trabajar en una cooperativa no agropecuaria no está entre las aspiraciones juveniles. Aun cuando se señalan al sector estatal una serie de inconformidades desde el punto de vista de condiciones de trabajo, ingresos salariales y exigencias, la mayoría continúa prefiriéndolo, básicamente, por razones de seguridad”; aseveró Luis Luis.

Criterio corroborado por Lizdaimy: “Con el Estado se siente más estabilidad, más garantías”. Otros hablan del riesgo de ser explotados por el empleador: “No cambio salud por dinero, pero conozco a varias amigas que sí trabajan horas extras por tal de ganar un poco más”; afirmó Ana Dalys.

A todas luces, es la oportunidad de obtener mejores ingresos y satisfacer intereses personales lo que condiciona el movimiento en esa dirección. “Cuando la subsistencia del hogar descansa en los hombros del joven, no basta el salario. Por eso no veo mal cambiar de empleo, si se hace para mejorar”; comenta Tomás Pérez García, instructor de arte.

A la par, Lianett Borges aporta otro matiz al cruce de opiniones: “No solo es importante el ingreso que uno reciba por su trabajo, ya sea estatal o no estatal; para mí lo fundamental es lograr un equilibrio entre el factor económico y el espiritual. Cuando logramos eso es muy difícil abandonar algo”.

Atemperarse a los nuevos vientos igualmente implica lograr que donde haya un joven con capacidad y actitud en su desempeño, sea tenido en cuenta para ser promovido a responsabilidades superiores y de liderazgo. Con apenas tres por ciento (según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información), hoy resulta exiguo el número de jóvenes que tienen categoría de dirigentes.
Tanto los Lineamientos como los objetivos derivados del 6° Congreso del Partido y de su Primera Conferencia Nacional depositan trascendentales obras en los más bisoños, y como tal exigen que estos se involucren de manera dinámica y consciente en el curso del país.

Una mirada educativa

Desde el triunfo de la Revolución la educación se erigió, junto con la salud, el deporte y la seguridad social, en una de las conquistas más significativas. Por esa razón la nación invierte anualmente13 por ciento de su producto interno bruto (PIB) en incorporar y consolidar políticas para elevar el nivel cognoscitivo de las diferentes enseñanzas.

Durante los últimos años, cuando la actualización del modelo económico cobra extrema importancia en la vida socioeconómica del Estado, el empleo juvenil y su relación con el sistema educativo se muestran como aspectos vitales en pos de perfeccionar la economía socialista.

En 2009 vio la luz la Resolución Ministerial No. 306, con el propósito de armonizar objetivos del nivel de enseñanza e intereses de los estudiantes, para luego tributar, de una forma más eficiente, a las demandas económicas y sociales del país y, en particular, de cada territorio.

Con la normativa se estableció un reajuste en los diferentes niveles educativos que contribuyen a la solicitud de fuerza de trabajo requerida por el Ministerio de Economía y Planificación.
Esto obliga a miles de jóvenes a escoger entre un espectro de opciones más reducido (de acuerdo con la proyección del territorio) y que lo limita en cuanto a aspiraciones, pues el estudiante, en muchos de los casos, observa cómo se distancian sus intereses personales respecto a las demandas de la nación.

¿Se encuentran la escuela, la familia y el joven preparados para ello?

“Si algo debemos perfeccionar en el trabajo conjunto entre Educación y los organismos es todo lo concerniente a la demanda. Nos falta mucho para que los planes de continuidad de estudios sean más atractivos para nuestros jóvenes. Aunque se ha avanzado bastante, no siempre lo demandado responde a las necesidades del territorio. Tampoco mostramos eficientemente desde la secundaria o el preuniversitario una visión para el sector no estatal. Si esta alternativa de trabajo es bien importante para el desarrollo del país, ¿por qué aún no lo hacemos?”, reconoció Sandra Guerra Mederos, subdirectora provincial, encargada del Subsistema de Primaria, Secundaria y Preuniversitario en Villa Clara.

“A mi manera de ver, aclaró María Josefa Luis Luis, el sistema educacional hoy no prepara para acceder al sector no estatal de la economía, porque esto reclama otro tipo de competencias y habilidades, como el emprendimiento, el estudio de mercados y otras cosas que pudieran parecer teoría, pero que en la práctica tienen muchas implicaciones. Es necesario repensar la manera de promover un grupo de aptitudes generales que se requieren, con independencia de donde se vayan a emplear”.

La situación actual, en concordancia con la legislación vigente, implica también la necesidad de preparar a los estudiantes en una cultura jurídica de que hoy carecen. Conocer las leyes nuevas, así como saber sus derechos y deberes ayuda al joven a enfrentarse por primera vez al empleo, sea estatal o no.

En cuanto a la compleja relación existente entre oferta y demanda acudimos a la Dirección de Ingreso y Ubicación Laboral del Ministerio de Educación Superior (MES), entidad encargada de gestionar el plan de distribución de graduados a nivel nacional, elaborado y emitido por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

Este proceso se desarrolla a partir de la Resolución No.141 del 2011 y la Carta Circular 3 del 12, donde se establece cómo será el procedimiento de ubicación de los egresados.

Según la doctora Maricela Corona Hernández, asesora técnico- docente de la Dirección de Ingreso y Ubicación Laboral del MES, el equilibrio entre oferta y demanda depende en gran medida de las capacidades universitarias: “Existen carreras donde la demanda supera esas capacidades. En las provincias orientales disponemos de un gran número de carreras técnicas donde nos sobran los graduados. Sin embargo, en La Habana y Occidente tenemos una situación sobre todo con las Ciencias Económicas y las Agropecuarias, porque no cubrimos la exigencia. Respecto a otros años si hemos logrado avances.

“No olvidemos que Cuba es el único país del mundo donde a los estudiantes, junto con el título, se le entrega una boleta de ubicación laboral. Por desgracia, a veces esto conlleva inconformidades de los jóvenes y sus familias. Es muy difícil complacer al mismo tiempo al graduado, al país y a la familia”.

Consejos desde el hogar

Para Lianett Borges, joven de 25 años licenciada en Letras, la familia desempeñó un papel fundamental al decidir sus pasos: “Todo lo que soy se lo debo a mis padres. Me motivaron mucho para continuar superándome. Cómo vean la vida ellos, así la verás tú. Si perteneces a un núcleo de negociantes, seguro seguirás ese ejemplo. Si son profesionales, van a querer que estudies una carrera, aunque sepan que no va a ser suficiente, pero al menos crecerás así”.

En la sociedad cubana, la familia influye de forma protagónica sobre las preferencias de los muchachos respecto a la vida laboral. Junto con la escuela, los padres y demás parientes actúan de manera positiva o negativa sobre los gustos profesionales y la responsabilidad frente al trabajo que un día tendrá su descendencia.

Debido a las continuas transformaciones generadas dentro de la sociedad, el sistema educativo requiere de un trabajo más eficiente, principalmente en el nivel medio y medio superior, en función de preparar tanto a jóvenes como a padres para el momento de elección profesional. Todavía debe acercarse más las especialidades ofertadas a las aulas, de tal manera que el estudiante logre apropiarse al menos de un conocimiento previo para poder juzgar si desea dedicarse o no a esa profesión.

A criterio de Corona Hernández, en los últimos años se han logrado ciertos avances, pero todavía persisten muchas insatisfacciones: “Todos saben lo que es ser enfermero y maestro. Sin embargo, no todos conocen a qué se dedica la Comunicación Social, y aun así la piden. Hay otros factores (económicos, reconocimiento social, etc.) que influyen a la hora de elegir determinadas carreras. Tal vez en otros tiempos la orientación vocacional fue más intensa. No obstante, los planes de ingreso siguen cubriéndose”.

Para Guerra Mederos es efectiva la Resolución Ministerial 186, relacionada con los vínculos entre familia, comunidad, escuela y organismos implicados en el proceso de formación vocacional. Sin embargo, “debemos mejorar para venideros cursos la participación de las entidades imbricadas en este proceso, para que el estudiante pueda adueñarse de una guía más especializada”, puntualizó.

En entrevistas realizadas a jóvenes, esta publicación confirmó que las charlas profesionales escasean o “no son las correctas”. También constató quejas sobre la poca preparación de los maestros a la hora de desempeñar esta actividad, así como la inexistencia de mecanismos orientadores hacia profesiones relativamente nuevas que respaldan las demandas del Estado. El sector no estatal carece de “conversatorio alguno, por lo que las dudas lejos de disminuir, aumentan”.

Advertidos o a la deriva

¿Conocen los jóvenes las políticas de protección laboral? En una treintena de entrevistas realizadas, la mayoría admitió su ignorancia en tan importante aspecto. Incluso, trabajadores del sector no estatal hicieron visible grandes lagunas sobre derechos y deberes legales.

“Sé que tengo derecho a la Seguridad Social, pero no estoy informada de cómo deben ser las vacaciones, ni lo relacionado con la maternidad”, dijo con desenfado Ana Dalys Martínez, camarera de un paladar.

Yunia Abreu Torres, especialista principal de la Dirección Provincial del MTSS en Villa Clara, reconoció las deficiencias que hoy existen sobre el tema: “Sabemos de un gran número de dudas, principalmente en los jóvenes. Todos los que comienzan su vida laboral en el sector no estatal están obligados a contribuir a la Seguridad Social. Es un requisito para ser trabajador por cuenta propia. Todas las legislaciones se muestran en la gaceta oficial y estas a su vez se venden en los estanquillos. Es función de las direcciones de trabajo aclarar todas esas imprecisiones”.

Como bien explicó Abreu, en la Gaceta Oficial que se expende en los estanquillos aparecen las leyes y decretos. No obstante, ¿es hábito para un joven pasar por allí y comprarlas?

Evidentemente no. Por otra parte, reconocieron los entrevistados, la estrategia de divulgación tampoco motiva. Javier León, trabajador no estatal de 24 años, ilustró: “Los métodos no llegan. Hablando claro, por ejemplo: una Mesa Redonda sobre Empleo, o dos horas de un pleno donde se discuten las nuevas políticas económicas del país son espacios que muchas veces no le interesan a la juventud, ni están diseñados para ella. Por eso, muchos desconocen derechos y deberes”.

Dentro del sector no estatal, la actividad donde se concentran mayormente los bisoños es la de trabajadores contratados por otros particulares. A criterio de María Josefa Luis Luis, “Muchos jóvenes que trabajan en este sector ni siquiera están legalizados, no les interesa, no es una preocupación y eso supone una desventaja que es necesario confrontar. A veces se perciben ciertas injusticias entre el pago y la labor que realizan, pero no hacen la reclamación oficial por miedo a perder su puesto”.

También preocupa a la investigadora la creciente tendencia entre los jóvenes trabajadores del sector no estatal a disminuir las expectativas de superación.

“La gran mayoría de estos jóvenes efectúan actividades que no están relacionadas con su perfil profesional, y eso incluye a los graduados universitarios. Por tanto, ahí hay otra posición de desventaja, porque dejan de lado años de estudios. Lo cual también tiene una implicación para el país, pues se ha hecho toda una inversión en formar recursos humanos que después no desarrollan las actividades para las que fueron preparados”, concluyó.

Evidencias de peso

El envejecimiento poblacional y la flexibilización del mercado laboral son desafíos que enfrentar, sostuvo Martha Elena Feito, viceministra primera del MTSS

Para ajustar las clavijas entre oferta y demanda del mercado laboral el Estado prioriza la ubicación de los egresados universitarios, mientras flexibiliza las alternativas de ocupación para otros niveles de enseñanza.

En diálogo con esta publicación, Martha Elena Feito, viceministra primera del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS), precisó que la Política de Empleo está regida por los Lineamientos del 167 al 172. En particular, el primero de estos establece favorecer la incorporación de las personas en condiciones de trabajar como forma de contribuir a los fines de la sociedad, y a la satisfacción de sus necesidades.

Al cierre de 2014 se estimó una ocupación de cuatro millones 969 mil 800 trabajadores. De ese total, solamente un tercio de los ocupados son jóvenes, acotó la también ingeniera económica.

“Sobre estas cifras gravita el fenómeno del envejecimiento poblacional que tiene el país, pues el 18.7 por ciento de la ciudadanía tiene 60 años y más, con alta esperanza de vida; y un impacto en la reducción de los nacimientos. Por tanto, la estructura etaria de la ocupación guarda correspondencia con esa situación”.

Otro asunto importante es que las direcciones municipales de trabajo, subordinadas a los Consejos de la Administración, han dado prioridad a la ubicación de los egresados de las enseñanzas universitaria, técnico-media y de oficios, así como a los licenciados del servicio militar activo, personas con sanciones y desvinculados.

Por esta vía, en el último quinquenio accedieron al empleo un millón 17 mil 510 personas. De ese total, 565 mil 984 son jóvenes, y representan el 54 por ciento. Mayoritariamente (el 92 por ciento) fueron ubicados en el sector estatal.

“Actualmente estamos trabajando con organismos, consejos de la Administración y demás entidades del país para ubicar a aquellos técnicos del nivel medio superior y obreros calificados que al graduarse no encontraron una respuesta de empleo”, indicó la viceministra primera del MTSS, y aclaró que, a tono con lo legislado, aquellos estudiantes de otros niveles de enseñanza (con excepción de la universitaria) sin ubicación inmediata quedan eximidos de cumplir el servicio social.

La ingeniera argumentó que al engranarse mejor la oferta y la demanda del mercado laboral, “cada vez son menos los casos pendientes. Entre esos, por ejemplo, en la última graduación estuvieron las especialidades agropecuarias, de la construcción y alimentaria. Como puede apreciarse, estos pudieran encontrar salida a través del trabajo por cuenta propia, o en otras formas de gestión, como las cooperativas”.

Manto protector y responsabilidad

Los más bisoños representan el 30 por ciento del total de trabajadores no estatales. Resulta notorio, indicó la entrevistada, que mayoritariamente fueran personas desvinculadas. A su juicio, es un error considerar que existe desprotección para quienes se incorporan a esta forma de empleo.

“A regular las relaciones laborales entre personas naturales el Código de Trabajo dedica un capítulo completo, donde se establece la obligatoriedad de los contratos, el tiempo de la jornada, el derecho a vacaciones y el salario mínimo”.

No obstante, sentenció, para alcanzar superiores cuotas de protección, “vamos a protocolizar los contratos durante el año 2015 para que nadie pueda modificarlos intencionalmente, y uno de los principios es el derecho de reclamación ante tribunal.

Al referirse a la tasa de desempleo (3,3 por ciento) en Cuba, la ingeniera señaló que, “según las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, al cierre de 2013, representaban 167 mil 169 personas. A ello se agregaban 190 mil 991 inactivos, que no estudian ni trabajan.

“Hay una frase de Raúl al clausurar el IX Congreso de la UJC que es medular. La Revolución no dejará a nadie desamparado, luchará por crear las condiciones para que todos los cubanos tengan empleos dignos. Pero no se trata de que el Estado se encargue de ubicar a cada uno, tras varias ofertas laborales. Los primeros interesados en encontrar un trabajo socialmente útil deben ser los propios ciudadanos”.


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