martes, 24 de septiembre de 2024

En busca de conquistar nuestros campos

“En Cuba, las políticas han incorporado a sus análisis el tema de la situación de la mujer dentro del Sistema Agrario Nacional", asegura la doctora Niurka Pérez Rojas, coordinadora del Equipo de Estudios Rurales de la Universidad de La Habana, pero ¿cuáles son los retos?...

Jesús Eugenio Muñoz Machín en Exclusivo 15/10/2013
2 comentarios
Mujer rural 2
"Aunque hay participación de la mujer en la agricultura, aún es bajo el nivel de inserción".

Según estadísticas de La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), la cifra de hombres que laboran en actividades agrícolas es superior a la de mujeres. Un comunicado del 2013 de esta organización asegura que, a pesar de que se ha evidenciado un incremento de la participación de mujeres en las tareas agrícolas, sus propiedades tienden a ser de menor tamaño, en tierras de menor calidad, y enfrentan menor acceso a crédito, asistencia técnica y a capacitación. 

Quienes ejercen esta labor garantizan con su esfuerzo la seguridad alimentaria de millones de seres humanos, tanto en países desarrollados, como en los del llamado Tercer Mundo. Para reconocer la labor de esas mujeres que habitan y producen en los campos, la Organización de Naciones Unidas instituyó el 15 de octubre como el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Desde la primera edición, celebrada en el año 2008, más de un centenar de países se han sumado a la iniciativa.

Entre los ocho objetivos de desarrollo del milenio, el primero y el tercero hacen referencia a asuntos directamente relacionados con la necesidad de una mayor inclusión de las mujeres en labores agrícolas: erradicar la pobreza extrema y el hambre y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer.

En agosto de este año, la FAO advertía sobre las alarmantes cifras de precarización laboral en la que viven las mujeres de zonas rurales dedicadas al trabajo en el campo.

Advirtió que, en América Latina, el 40 por ciento de ellas no cuenta con ingresos propios y el 56 por ciento se considera “población inactiva”, pese a que el 60 por ciento de ellas en Ecuador y el 50 por ciento en Guatemala y México producen alimentos para sus familias.

En Cuba, aunque se han fomentado programas que potencian la participación de las mujeres en las organizaciones agrícolas, todavía son bajos los niveles de inserción. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, ellas representan aproximadamente el 17 % de las personas ocupadas en la agricultura, caza, silvicultura y pesca, proporción ligeramente menor en el caso de las que se desempeñan como directivas.

En las zonas campesinas de Cuba, aún persisten concepciones machistas que limitan la inclusión de las mujeres en las actividades agrícolas. Para conocer más acerca de este tema, conversamos con la doctora Niurka Pérez Rojas, coordinadora del Equipo de Estudios Rurales de la Universidad de La Habana.

 —¿Cuáles son las principales trabas que enfrentan las mujeres cubanas cuando deciden sumarse a las labores agrícolas?

 —Las dificultades fundamentales están asociadas a los estereotipos machistas que producen desigualdades, tanto en las familias, como en los centros laborales. Tienen que ver con su papel pasivo ante las decisiones de los varones –cónyuge, padres, hijos, hermanos- y con la asunción del rol tradicional de ‘cuidadora’. En contra de ellas influyen la insuficiencia o lejanía de los círculos infantiles y otras instancias que atienden a personas discapacitadas y de la tercera edad, además de las malas condiciones del transporte.

 “De igual forma, las mujeres aparecen como fuerza no remunerada, cuando se dice que apoyan a los hombres con el almuerzo, lavar la ropa, e incluso, trabajar a su lado, pero sin recibir pago.

 “En las organizaciones agrícolas, por su parte, continúan siendo pobres las ofertas de empleo, casi siempre relacionadas a puestos administrativos y de servicios, unido a la insuficiente preparación técnica. Y a las restricciones explícitas e implícitas se deben agregar sus autolimitaciones. En ocasiones no son consientes de la discriminación yno son activas a la hora de asumir la defensa de sus derechos”. 

 —¿Cómo afecta la escasa inserción de la mujer en labores agrícolas a las diferentes comunidades?

 —Este fenómeno incide en el aumento de las migraciones hacia las capitales, fundamentalmente de mujeres en edad laboral. Se van de su lugar de origen en busca de acceso a mejores empleos y mejorías económicas. Las cifras actuales revelan que la población rural es mayoritariamente de hombres.

 —¿En qué actividades agrícolas hay mayor presencia de las mujeres?

 —Como dije anteriormente, ellas suelen encontrase en puestos de trabajo en los que reproducen los roles tradicionales: cocina, limpieza de locales y lavado. Las que están insertas en la producción atienden, sobre todo, cultivos frutales, flores y coco, así como café, tabaco, frijoles, maíz y hortalizas.

 —¿Cuál es la situación en el caso de las mujeres que dirigen entidades agrarias?

 —El liderazgo de ellas ha crecido, pero todavía es poca su ocupación de puestos de jerarquía. No todas las personas, sobre todo los hombres, aceptan a una mujer dirigente. Las que sobresalen, deben hacer un gran esfuerzo para ser reconocidas.

 —¿Cuánto se ha avanzado en el empoderamiento de las mujeres rurales insertas en organizaciones agrícolas?

 —Retomando la idea anterior, se valoran más sus capacidades como líderes. Con los proyectos de cooperación se han creado más empleos, y de ello se benefician ellas y sus familias, tanto en términos económicos, como en el aprendizaje de nuevas tecnologías de producción y, en muchos casos, han incidido en la mejora de su autoestima. Asimismo, se ha producido un leve incremento en empleos no tradicionales, como macheteras, choferes de combinadas y camiones, entre otros.

“Las políticas realmente han incorporado a sus análisis el tema de la situación de la mujer dentro del Sistema Agrario Nacional. Sin duda, hay un mayor compromiso desde las instituciones”.

 —Algunas consideraciones finales…

—Aunque se ha logrado mayor inserción de las mujeres, aun es insuficiente con respecto al amplio potencial y la reserva de mano de obra femenina. Tampoco se ha sistematizado que, además de influir en las decisiones productivas a nivel de base, lleguen a mejores puestos de dirección, que suelen ser los más remunerados.

“Se necesita también que los planes para aumentar el número de empleos tengan en cuenta la implementación de talleres y cursos de capacitación desde una perspectiva de género. Solo así se lograrán cambios profundos y duraderos”. 


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Jesús Eugenio Muñoz Machín

Se han publicado 2 comentarios


0rl3n1
 15/10/13 11:09

Cuba lucha por la igualdad entre las mujeres y los hombres, no confundamos esto con otros temas como la caballerosidad que algunos suelen interceptarlos me refiero a las labores de trabajo, como la agricultura, no es para nadie un secreto que las mujeres no somos ni tan recistentes, ni tan fuertes como los hombres, pero poseemos grandes fuerzas de voluntad y esfuerzo, es por ellos que fuimos elejidas para dar a luz nos merecemos contar y hacer lo que mejor sabemos hacer, independiete para cada cual.

el_pionero
 15/10/13 11:03

La mujer esta en todo derecho de ejercer las mismas labores que el hombre, ademas es un ejemplo para muchos hombres que no hacen nada ni para mover un piedra que una mujer este trabajando y el sentado en una silla. En fin, el hombre y la mujer tienen los mismos derechos en cuba., lo cual siginifica un ejemo para las mujeres del mundo.

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