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sábado, 5 de octubre de 2024

Famca, la casa joven del audiovisual cubano

Garantizar una formación de pregrado que permita devolver a la sociedad un realizador audiouvisual competente es la misión fundamental de la Facultad de las Artes de los Medios Audiovisuales (Famca)...

Neida Lis Falcón en BlogazoxCuba 15/09/2016
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En octubre de 1988 surge la Famca, como  respuesta a la necesidad  de contar con realizadores de diferentes formatos, con una formación académica superior. La Dra. C. Marta Díaz, decana de la institución, explica que en esta etapa se produjo el boom de los telecentros provinciales y municipales, que exigía la capacitación de un mayor número de profesionales para asumir estas misiones. «Era imprescindible superar, de manera integral también, a los que ya laboraban en nuestros medios y asumían las producciones con mucha entrega, pero desde una formación casi empírica o a través de cursos de habilitación.

«Es por eso que, en una etapa inicial, la Facultad solo acogió la modalidad de cursos por encuentros, para trabajadores. Hablamos incluso de figuras ya reconocidas como realizadores audiovisuales que hoy contamos entre los más de 900 graduados de la institución, tanto en La Habana como en sus filiales de Holguín y Camagüey.

«En 2001 comienza a impartirse el curso regular diurno. Esto nos condujo a una coexistencia generacional, al unir en los mismos espacios a jóvenes que se iniciaban, con realizadores de experiencia en los medios y sin límite de edad. Todos con un mismo sueño: graduarse como Licenciados en Comunicación Audiovisual, en los perfiles: Dirección, Edición, Producción, Sonido o Fotografía. Esta formación les permitiría laborar en radio, cine o televisión, independientemente de su especialidad», apunta la decana.

«Es importante acotar que, a partir de la nueva política económica y con la  aparición oficial del sector de trabajadores por cuenta propia, nuestra institución comienza a recibir también a personas vinculadas al audiovisual, para que se superen y alcancen una formación universitaria. Se trata siempre de profesionales con una práctica creativa sostenida, seria, aunque no pertenezcan a organismos tradicionales como el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y el Instituto de Arte e Industria Cinematográfica (Icaic).

«En el caso de los estudiantes del curso regular diurno, a diferencia de los que asisten a los cursos para trabajadores, no entran con un perfil determinado. Tienen dos años de formación polivalente y solo al terminar el segundo optan por la especialidad. Esto implica un reto muy grande para la Facultad en el sentido de garantizar que cada uno reciba los contenidos de todas las asignaturas que necesita, pero no se coarta a ninguno en ese libre derecho de elegir el área creativa de su preferencia.

«De ahí que constantemente el plan de estudio sea revisado y modificado, aunque mantiene sus líneas generales. Entre ellas: la  vinculación de la teoría y la práctica, la responsabilidad social y la ética que deben acompañar el ejercicio de esta profesión. Otros principios son la cultura general que ha de poseer cualquier realizador audiovisual, el trabajo en equipo, que desplace cualquier desencuentro entre una especialidad y otra, entre el ego de uno y otro... Y como elemento formativo imprescindible, debemos hablar del humanismo que distingue el proyecto educativo cubano en general», destaca la decana de la Famca.

Más, no son pocos los obstáculos que aparecen en el camino de esta carrera que, en cualquier otro centro del mundo,  puede costar hasta 60 000 dólares al año, según afirma la Dra. Marta Díaz.

Entre carencias y desafíos se hace la luz

La licenciatura en Comunicación Audiovisual, independientemente de su perfil, requiere de un equipamiento muy especializado, que se moderniza constantemente. «Sabemos que hay un esfuerzo y una voluntad estatal por mantener esta carrera de forma gratuita, aunque debemos reconocer que nos faltan condiciones básicas para alcanzar la formación cualitativamente superior a que aspiramos. Por ejemplo: no tenemos un estudio de televisión, ni de radio, ni de cine, nos faltan cámaras, micrófonos, máquinas para editar, luminarias… Es una infraestructura costosa, pero necesaria», explica la decana de la Famca.

Los estudiantes y profesores, dependen entonces del espacio que les puedan ofrecer el ICRT, el Icaic y algunas instituciones que apoyan a la Famca, los cuales priorizan, como es lógico, sus rutinas y exigencias productivas. «Igual nos golpean las limitaciones de acceso a Internet. La conexión es débil e impide compartir nuestras producciones o descargar otras que puedan ser de interés para los alumnos. A ello se suma cierta falta de visibilidad y  acreditación a los estudiantes y sus obras, a pesar del reconocimiento que conquistan en muchos de los eventos más importantes vinculados al audiovisual».

De esa subestimación injustificada no escapan ni los mejores graduados «En muchas ocasiones ni siquiera ellos son recibidos en los medios para realizar su servicio social o permanecer en una plaza. ¿Los motivos?: prejuicios o quizás la falta de visión respecto al espacio que merecen por su calidad y preparación integral. Es por eso que muchas veces se ven obligados a reorientar sus pasos hacia especialidades que no son las de su elección, hacia el mundo del videoclip musical, únicamente, o en el peor de los casos para nosotros, salen del país a realizar en el extranjero, proyectos que no lograron aquí».

Para la decana de la Famca, el no estar ubicados dentro del espacio geográfico del ISA, es también una limitación: «No formamos parte cotidiana de ese ecosistema creativo, de ese entorno tan bucólico e inspirador  que allí existe».

En este sentido, el estudiante de segundo año, Regis Guedes, acentúa: «Tenemos un aislamiento real que afecta nuestros vínculos con el resto de las facultades del ISA. Este nos condiciona en lo creativo, en la práctica, en la divulgación de nuestras obras y  en el intercambio con los alumnos de otras manifestaciones, a pesar de que la nuestra puede asumirlas todas. Si se quiere lograr  transdisciplinariedad, debemos tener posibilidades de optar por cursos o asignaturas que, sin afectar el horario de las nuestras, nos permitan una formación más completa».

«No obstante, el problema no se resuelve solo con trasladarnos al campus», explica la decana. «La solución debe estar en diseños curriculares y extracurriculares que actúen como vasos comunicantes, e intencionalmente,  rompan con lo tradicional. Los planes de estudios deben favorecer procesos formativos más completos, con una interrelación de contenidos y acciones pedagógicas que permitan a la academia reflejar esa “contaminación”, para bien de las artes, que hoy vive el mundo».

Lo loable es que en medio de todas las dificultades la Famca deviene cada vez más «la casa de los jóvenes realizadores de cine, radio y televisión de Cuba», como la llama Regis Guedes. «Hasta las carencias nos enseñan a buscar soluciones, a desarrollar la creatividad. Nos comprometemos tanto con nuestras obras, desde primer año, que generamos una energía capaz de lograr los  proyectos más ambiciosos. Involucramos incluso a artistas nacionales de reconocida trayectoria, que respetan y apoyan la labor de la Facultad».

Para Frank Luis Velázquez, graduado más integral del ISA en el curso 2015-2016, la Famca hace que brote ese «plus creativo» que permite enfrentar cualquier obstáculo en pos de los proyectos. «Dejan de ser personales, para convertirse en sueños y realizaciones colectivas. Nos contraponemos a las carencias materiales y tecnológicas o a la obsolescencia de los equipos, porque recibimos una preparación integral que nos permite buscar las soluciones y alternativas que sean necesarias. Y nos vincularnos en ese empeño a las mejores producciones radiales, televisivas y de cine del país».

Es esa actitud, que agradece a su centro formador, la que llevó a este joven a presentar una novedosa tesis de graduación: por primera vez en Cuba, todo el proceso de filmación, edición  posproducción y exhibición del audiovisual se hizo en resolución 4k.

«Fue un trabajo en equipo, que exigió mucho de todos. Y no podía ser de otro modo; esa es la enseñanza mayor de la Famca: hacer de nosotros realizadores convencidos de que la obra no es solo nuestra, ni para nosotros porque encierra en sí un alto contenido y compromiso social», ratifica el joven graduado, que devolverá ahora como docente los conocimientos adquiridos en el plantel.

De la realidad me nutro y hacia ella va mi obra

Para el Dr. Pedro Hernández Herrera, vicedecano de Investigación y Posgrado de la Famca, entre las fortalezas del centro están su vínculo con la comunidad y el proceso de indagación y búsqueda que conlleva cada proyecto asumido por los estudiantes. Unido a ello, el afán de superación permanente de alumnos y profesores, a través de talleres, maestrías, diplomados, doctorados…

«Las líneas fundamentales de investigación, que los estudiantes desarrollan para graduarse, abarcan temas relacionados con el folclor, historias de vida y situaciones sociales, especialmente. Tuvimos una primera etapa en que los alumnos presentaban su obra terminada en 5to año. Fue un periodo realmente fructífero, del cual emergieron trabajos como: Video de familia, Demoler… que lograron premios y reconocimientos nacionales e internacionales».

Luego, explica Hernández Herrera, vino una segunda etapa, con la introducción del plan de estudios D. «Ahora los alumnos, desde primer año comienzan a presentar sus producciones para evaluarse. Exponen en el primer curso, un ejercicio de un minuto. En segundo año, de tres. En tercero, un documental. Ya en cuarto  año, deben adaptar para una escena alguna obra  de la literatura universal incluyendo, por supuesto, la cubana. Y en quinto, defienden  un audiovisual más extenso, en cualquiera de sus géneros».

«Grado de protección 2, Guanabo 23, Nube, Ladridos son solo algunos títulos que pueden mencionarse, si queremos hablar de la cosecha audiovisual de la Famca y sus aportes al panorama creativo de la nación. Proyectos como Comunicarnos, Mirar desde la Sospecha y Eres Más integran el quehacer productivo y extensionista de la Facultad, para convertirla en referencia obligatoria por la contribución de sucesivas generaciones de estudiantes y graduados.

«Es un aporte más sociológico e histórico, que de lenguaje artístico o tecnológico en los medios», afirma la decana, Dra. Marta Díaz. «Aún falta por hacer para hablar de un sello Famca en el audiovisual cubano. Lo que sí ha logrado es llamar la atención hacia problemas de la sociedad cubana en general, desde un mirada joven, desprejuiciada, sensible, humanista, con enfoque de género, de diálogo generacional… que se aprecia en cada material por corto que sea. Y ese es nuestro orgullo mayor» —asegura.

«Contamos con dos elementos fundamentales: un claustro y un estudiantado interesados en descubrir y hacer juntos por el audiovisual», destaca la Dra. C. Marta Díaz, decana de la Famca.

«Los estudiantes tienen libertad plena para crear, dentro de las líneas de trabajo fundamentales, que se relacionan con los procesos docentes, los procesos creativos y  el acto de gestión del proceso audiovisual con el elemento patrimonial», asegura el Dr. Pedro Hernández Herrera, vicedecano de Investigación y Posgrado de la Famca.


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Neida Lis Falcón

Periodista de la revista Alma Mater


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