lunes, 23 de septiembre de 2024

Goles chiquitos, sueños grandes (+Fotos)

En una barriada habanera un grupo de muchachos y sus entrenadores sortean obstáculos y se afanan para llegar a ser verdaderos futbolistas…

Odette González Villaescusa en Exclusivo 01/06/2013
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Goles chiquiticos
Niños de 7 a 15 años se reúnen para jugar fútbol en el área deportiva de la escuela José L. Arruñada (Odette González Villaescusa / Cubahora)

Tres tardes a la semana, niños de 7 a 15 años se reúnen para jugar fútbol en el área deportiva de la escuela José Luis Arruñada, en el barrio habanero de Nuevo Vedado. Al inicio del curso los profesores van a las aulas de las escuelas cercanas a hacer captaciones por categorías —8-9, 10-11, 12-13 y juveniles—. Estos son los primeros pasos en la formación de una futura cantera.

 El entrenador Joel González Monzón explica: “Los niños interesados vienen con los padres y vamos captando a los que más condiciones tengan. Comienzan formando parte de la masividad, y luego, los que demuestran talento, integran el primer equipo, o sea, el equipo Plaza. Y se empiezan a preparar para el Campeonato Provincial, que es el principal evento que tienen una vez al año en dos fases: una primera ronda de siete partidos todos contra todos, y la final, igualmente todos contra todos. La competencia se desarrolla en los terrenos de la Ciudad Deportiva o en las áreas deportivas de la Universidad Manuel Fajardo. De ahí se hace una selección de los municipios para crear el equipo Habana, y los niños se sienten motivados preparándose. Después juegan el campeonato pioneril. También hacen topes, por ejemplo, con el equipo del Vedado y están las competencias regionales. Es una secuencia de trabajo. Los que van sobresaliendo son captados por entrenadores provinciales para las Escuelas de Iniciación Deportiva (EIDE), pero se forman aquí”.

 Y realmente de allí han salido buenos futbolistas, incluso, muchos que ahora integran el equipo Cuba. “En estos momentos —refiere Roberto Fariñas (El Chino), que lleva 15 años de entrenador en la escuela José Luis Arruñada, hay niños de esa formación en la EIDE, en el sub’17, en el sub’20. En la Liga Estudiantil hay 5 jugadores de 12-13. Uno de los mejores del equipo Cuba en estos momentos, Marcel Hernández, fue cantera de la Arruñada; Juan Carlos Fariñas, también miembro del equipo, empezó por aquí y Héctor Javier, que va al mundial y está en la gira de preparación con el sub’20”.

 En Cuba estamos en un momento propicio; el fútbol tiene casi tantos seguidores como nuestro deporte nacional, sobre todo en las generaciones más jóvenes; dado, en gran medida, por la apertura televisiva, aunque todavía parcial, que se hacía impostergable. Por supuesto, contar con una buena cantera es fundamental; con entrenamientos, topes, entrenadores con deseos. Y el fútbol, además de todas las ventajas que trae para la salud física y psíquica del niño, los enseña a desarrollar múltiples habilidades, a vivir en sociedad, al tiempo que se divierten.

 Ahora que se está creando una tradición, el área deportiva de Nuevo Vedado podría ser bien aprovechada. Los terrenos deben mejorarse con miras a seguir formando la base, la cantera del fútbol cubano, rezagado históricamente, mas en despunte en los últimos años; lenta, pero paulatinamente.  

 ESCOLLOS PARA LA MASIVIDAD

 Sin embargo, los entrenadores ven un problema latente, coinciden en la necesidad de habilitar más terrenos y en la escasez de profesores para poder darles oportunidad a muchos más niños con interés y probablemente talento. El municipio Plaza cuenta con 44 primarias y en el área tienen niños solo de siete centros de este tipo, fundamentalmente de las escuelas Frank País, Calixto García, Combatientes de Bolivia, que son las más cercanas y, por supuesto, José Luis Arruñada.

 Ahora Roberto Fariñas está solo con dos jóvenes profesores, que trabajan prácticamente por amor al fútbol y a enseñar. “Esta falta de profesores —dice—, de terrenos, de implementos deportivos (casi todo lo consiguen los entrenadores y los padres), atenta contra la masividad. Por la falta de entrenadores, los niños menos talentosos prácticamente lo único que hacen es jugar, la mayoría del tiempo se les dedica a los del primer equipo”.

 Y Joel agrega: “A pesar de la poca cantera hay muchos con condiciones, lo que demuestra que de hacer más eficiente el sistema de fútbol-base saldrían muchísimos más talentos, que no se descubren por tales deficiencias, lo que, evidentemente, atenta contra el desarrollo del fútbol cubano en general. Al contrario de lo que se cree, el cubano tiene condiciones para el fútbol. Cuba podría ser al menos la tercera potencia del área de la CONCACAF”.

 “Los niños sienten un amor increíble por el fútbol, algunos lloran en un simple entrenamiento cuando los sustituimos o si se suspenden las clases por lluvia. Cuando entran, solo les interesa ser delanteros y el balón; perseguirlo, anotar goles. Como entrenadores tenemos que prepararlos técnicamente, con ejercicios; primero se les enseña la técnica, recepcionar, pasar, golpeos. Aunque en estas edades no trabajamos mucho la táctica, sí tratamos de que aprendan a posicionarse sobre el campo, que es un deporte de equipo, donde cada una de las 11 posiciones tiene su importancia”.

 También están creando un equipo de niñas, de 10-11 años, dirigidas por una entrenadora, y dan clases en el estadio capitalino José Martí, pero con menos rigor; es algo todavía incipiente.

 Yosbel Miranda Ramos, categoría 8-9, quien lleva tres años allí y pertenece al equipo que ha sido campeón y subcampeón, dice orgulloso, con la natural sinceridad infantil: “He ido a competencias y siempre ganamos, somos los mejores”. Interrogado en medio de un ejercicio de cabeceo, asegura que es bueno cabeceando, se divierte. Juega en la defensa y comenta que su jugador preferido en esa posición es Carles Puyol. Su futbolista cubano favorito es Yosbel Laera: “Se llama como yo, se me olvidó su posición, eh —piensa—, medio campo derecho”.  Y con mucha seguridad termina: “Soy titular, quiero jugar fútbol hasta que sea grande y ser del equipo Cuba”.

Yosbel vuelve al grupo donde todos juntos llaman mucho la atención, con los trajes de las selecciones y los clubes más seguidos. Viéndolos patear el balón, emerge la necesidad de saltar los escollos (destinar más áreas, terrenos, sumar profesores y activistas) para que niños con aptitudes no dejen de jugar o no suceda que quienes lleguen a categorías mayores no sean necesariamente los mejores.

Caminando por cualquier calle ya no es nada extraño toparse con porterías improvisadas; son disímiles, incluso, muy originales; con frecuencia se echa mano a un par de piedras o a una mesa escolar. No están precisamente entre los tres palos, pero la emoción del gol no se pierde.

Si antes, desde chiquitos, a los niños se les daba un bate para el béisbol, ahora andan también con un balón, siguen selecciones lejanas, escogen una y se vuelven hinchas, ¿cómo serían la devoción, el fanatismo, con un equipo nuestro en la élite mundial? Existen tantos terrenos baldíos donde la gente va a jugar, que deberían ser rehabilitados de manera institucional.

Si países latinoamericanos como Uruguay, México, Argentina, Chile, exhiben un fútbol de primera y los cubanos somos tan dados a enorgullecernos de los resultados deportivos, ahora que en la isla se está creando una tradición, que la selección estará en el Mundial sub’20, podría aprovecharse la coyuntura histórica y esas peculiaridades nuestras en beneficio del fútbol nacional.


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Odette González Villaescusa

Se han publicado 2 comentarios


David González Monzón
 1/6/13 14:00

El momento es inmejorable, se respira fútbol en Cuba. Yo tengo 28 años, empecé en el equipo Plaza con 10 y a los 12 entré a la EIDE. Antes de empezar a jugar apenas había visto ni jugado nada de fútbol. Ahora los jóvenes juegan incluso más fútbol que pelota. Los dos mayores obstáculos son lograr una mayor masividad y luego permanencia. La primera ha mejorado algo: ahora el Plaza se compone de 7 de 44 primarias posibles. En mi tiempo éramos de solamente 2. Garantizarles a los futbolistas cubanos una vida digna sigue siendo un desafío. De aquel equipo Plaza campeón provincial (que contribuyó 7 niños al Habana) no queda ni un solo futbolista activo.

Victor
 1/6/13 11:05

Si se fomentara más el fútbol en Cuba creo que fueramos una potencia de la CONCACAF, el fútbol es un deporte mucho más barato que el beisbol y sin embargo casi no se juega, la liga de fútbol cubana tiene ya más de un siglo de existencia y sin embargo no se le dan recursos ni se promociona, es un deporte olvidado en nuestro país, olvidado por el INDER pero no por el pueblo y los jóvenes que siguen apasionadamente el fútbol internacional, espero que en algún momento alguien le encuentre una solución...

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