martes, 24 de septiembre de 2024

Haz bien y…

Cuando este 19 de agosto se celebra el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, Cuba sigue apuntándose de primera para ayudar sin pedir a cambio…

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 19/08/2013
2 comentarios
Médicos en Haití
Cuba, todos los días del año, sigue apuntándose entre las primeras para tender una mano.

Puerto Príncipe. Dos de la tarde del 15 de enero del 2010. El caos es total. Los muertos aún se amontonan en las calles, hinchados, putrefactos, insufribles ante la ley del “sálvese quien pueda” que impide llorar a los difuntos. La gente parece inmune al llanto tras tantas lágrimas derramadas luego del terremoto del martes 12. Ahora se impone salir ilesos del infierno en que se han convertido la ciudad luego de los estertores de la tierra que sepultaron a más 250 mil personas.

Los hospitales explotan de sufridos. No les cabe un dolor más. Cientos de personas mutiladas con horror buscan un espacio entre los médicos, aunque sea en el piso. De repente vuelven las réplicas del temblor, esas que no permiten olvidar los estremecimientos del peor terremoto sufrido en América. Y todos vuelven a correr despavoridos. La imagen es aterradora: aun con sus dolores muchos se levantan para buscar el cielo abierto, otros que no pueden ni moverse solo se encomiendan a Dios.

En medio del terror están los médicos cubanos, tranquilos, sosegados. La imagen me resulta un tanto ilógica. Ellos parecen sudar paz, a pesar de los gritos, de los miedos, de las paredes que a cada rato asemejan hojas zarandeadas por el viento. Intentan mantener el orden, ponen mano dura para que el caos no impida la sanación.

Algunos llegaron desde Cuba antes de que pasaran las primeras 24 horas del sismo. Otros formaban parte de la Brigada Médica Cubana que desde hacía más de una década había plantado su bandera en Haití. Estos últimos vivían un día normal en Puerto Príncipe hasta que a las 4 y 52 de la tarde de aquel martes trágico todo cambió.

Un terremoto de magnitud 7, 3 en la escala de Ritcher, —su fuerza equivalió a la energía liberada por una explosión igual a 400 mil toneladas de TNT— ahondó los dolores que padecía Haití, la nación más pobre del continente donde, paradójicamente, se dio la primera Revolución conquistada por esclavos. Aquel día se volvió a poner a prueba también la solidaridad de esta Isla, que a pocas horas del desastre estaba cargando su primer avión de médicos, medicinas, alimentos, agua…

Entonces diría el Comandante Fidel en unas de sus primeras Reflexiones sobre el tema: “Pueden movilizarse (…) sin especial esfuerzo, hasta mil médicos y especialistas de la salud que ya están casi todos allí y dispuestos a cooperar con cualquier otro Estado que desee salvar vidas haitianas y rehabilitar heridos”. El 17 de enero, dos días después de la cita anterior, agregaba: “En Haití se pondrá a prueba cuánto puede durar el espíritu de cooperación, antes de que el egoísmo, el chovinismo, los intereses mezquinos y el desprecio por otras naciones prevalezcan”.

Y así fue. Durante varios meses la nación de Louverture se repletó de personas de bien que desde todo el mundo llegaron para ayudar. De Cuba, salieron 1746 profesionales de la salud, cifra que multiplicó por más de cinco el número de médicos nacionales que curaban desde antes del sismo, entre ellos habían integrantes de la Brigada Internacional Henry Reeve, estudiantes y graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina y colaboradores del Programa Integral de Salud. Además de los galenos, asistieron ingenieros, constructores, maestros, rehabilitadores, sicólogos…

Menos de diez meses después, otra emergencia volvió a girar los ojos hacia Haití  Esta vez fue una epidemia de cólera que arrasó con muchos de sus hijos. De nuevo, cientos de médicos cubanos anduvieron los lugares más recónditos para salvar a miles de la enfermedad. Sin ellos, dijo entonces la secretaria general adjunta de la Naciones Unidas, Rebeca Grynspan, hubiera sido imposible dar una respuesta al cólera.

“De las cosas más esperanzadoras que vi en Haití fue la ayuda cubana y el aprecio del pueblo por esos médicos. Ya antes del terremoto estaba la ayuda médica cubana en Haití, más aún, una de las cosas increíbles es que a muchos de los haitianos que estudiaron medicina en Cuba eran los médicos cubanos quienes los involucraban para ejercer la medicina en Haití”, recordaba Grynspan.

Con ese reconocimiento, sumado a otros tantos, y con el agradecimiento infinito de los aliviados, Cuba llega a este 19 de agosto, día elegido por la ONU para  honrar a quienes participan directamente en tareas de ayuda humanitaria a poblaciones afectadas por catástrofes naturales o que se encuentran en zonas de conflicto. Ese día del año 2003, una veintena de trabajadores de Naciones Unidas que prestaban sus servicios en labores humanitarias, murieron en un ataque perpetrado contra las oficinas del organismo en Bagdad. Desde entonces esta fecha es un motivo más para reconocer a aquellos hombres y mujeres que hacen el bien, muchas veces a riesgo de sus propias vidas.

Cuba, todos los días del año, sigue apuntándose entre las primeras para tender una mano, amén de las lejanías, las diversidades culturales, los idiomas, las diferencias políticas… Pocos deben haber olvidado el ofrecimiento hecho por el Fidel de enviar en menos de 48 horas a 1586 médicos hacia los Estados del Sur de Norteamérica, devastados luego del terrible huracán Katrina; o la ayuda extendida hasta el alejadísimo Pakistán luego de un terremoto que se convirtió en la peor catástrofe de su historia. Hasta allá llegaron 2500 médicos cubanos sin hablar una palabra en urdu y dispuestos a pasar los peores inviernos de sus vidas en el Himalaya.

La lista sería interminable y no pretendo terminar cansando a quien lee. A pesar de los grandes medios de comunicación que se han empeñado en opacarlos, miles de colaboradores de esta Isla han desandado el mundo entero solidarizándose con dolores ajenos. Nuestra América los conoce de memoria. Y este 19 no será diferente. Quizás muchos de colaboradores cubanos ni se enteren del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria. Para ellos será una jornada más para seguir haciendo el bien sin mirar a quien.


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...

Se han publicado 2 comentarios


Janet
 19/8/13 8:50

justo reconocimiento a todas las personas que se alejan de su hogar y de su familia, para ayudar a los necesitados, noble labor la que realizan...

Doris
 19/8/13 8:45

Hola, Leticia, muy bonito como escribes. También es el Día Mundial del Fotógrafo o de la Fotografía.

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