viernes, 20 de septiembre de 2024

Historia de una aristócrata (+Fotos)

Las orquídeas, consideradas durante siglos plantas afrodisíacas y diabólicas, constituyen hoy uno de los tesoros florísticos de Cuba...

Mayra García Cardentey en Exclusivo 13/10/2012
5 comentarios
Orquidiario de Soroa - Portada
Patrimonio Nacional, el Orquideario de Soroa comprende el mayor recinto de su tipo en Cuba

Al principio eran consideradas símbolo de Satanás; incluso su definición, proveniente del griego Orchis (testículo), pudiera despojarla de todo el hálito inmaculado de belleza y sensualidad que se le otorga en estos tiempos.

Desde su alusión como un afrodisíaco que incrementa la sexualidad masculina, su asunción en las culturas antiguas como símbolo de supersticiones, hasta motivo para sui géneris jardines en la Cuba republicana, las orquídeas no han dejado de ser interés persistente entre investigadores, floricultores y amantes de la naturaleza

ORQUÍDEA: ARISTÓCRATA DE LAS FLORES

El manuscrito “Indagaciones sobre las plantas” (300 años a.C) redactado por el filósofo griego Theophrastus, resulta el primer documento en hacer alusión a la orquídea, ya con su nombre genérico proveniente del griego Orchis (testículo).

Otras referencias llegan desde el libro Materia médica escrito en el siglo I por Dioscorides, cirujano de Nerón, quien le atribuyó a estas flores propiedades que influían en la sexualidad del hombre.

Por 16 centurias se mantuvieron estas creencias de asociarle poderes afrodisíacos; en épocas anteriores se llegó hasta asumir que sus poderes medicinales podían influenciar en el género de los hijos durante la concepción marital. Tales especulaciones conllevaron a que la Iglesia católica prohibiera, por largos períodos de tiempo, su cultivo y consumo, por definirlo como alimento de Satanás.

Aunque en 1737 Carolus Linnaeus en su obra Genera Plantarum, prescinde de las cábalas para describir a estas hermosas flores, ya en 1552 se había hecho el primer tratado sobre orquídeas americanas, específicamente las de origen azteca.

De ser completamente prohibida y detractada por las autoridades eclesiásticas, la orquídea pasó entonces a formar parte de las encumbradas presunciones de la alta jerarquía del Nuevo mundo, que hicieron de su siembra y florecimiento, evento digno de fiestas, abolengos y primeras planas de los diarios de época.

Denominada por ello, aristócrata de las flores, apelativo asociado también a su peculiar belleza y particulares condiciones para la subsistencia, esta planta crece en emplazamientos de altitud, húmedos y sombreados o en las márgenes de los ríos.

Según la explicación de especialistas del Jardín Botánico Orquideario de Soroa, los pétalos pueden lucir formas diversas y colores intensos o más tenues en dependencia de la estación del año.

Diversos materiales bibliográficos consultados en la biblioteca de dicho centro, coinciden en dividir a estas riquezas florísticas en varios grupos:

Terrestres: crecen en la tierra.
Semiterrestres: Pueden vivir tanto en la tierra, o como epifitas (parasitas)
Ruprícolas: Crecen sobre piedras y a veces sobre musgo.
Epifitas: Se desarrollan sobre otras plantas.

Conocida además como la dama del reino vegetal, la orquídea ha sido motivo de investigaciones y estudios que prueban sus poderes curativos y elementos afines para el rejuvenecimiento humano. Dichas propiedades están en correspondencia con el color y la forma del ejemplar.

La terapia floral con los componentes de diferentes especies, ha demostrado su eficacia en el tratamiento de numerosos padecimientos como las alternaciones respiratorias, de las vías digestivas o desequilibrios emocionales, al aplicarse en forma tópica, de masajes o gotas.

ORQUIDEARIO DE SOROA: PARAÍSO TERRENAL

Las referencias de orquídeas en el país datan de la época colonial, cuando se realizaron las primeras exportaciones a Europa. El desarrollo ha sido plural y escalonado, pero no es hasta la primera mitad del siglo XIX, cuando surge la génesis de lo que es hoy uno de los emplazamientos más reconocidos a nivel internacional en materia de cultivo y preservación de esta planta: el Jardín Botánico, Orquideario de Soroa, ubicado en la actual provincia de Artemisa.

La historia narra el desasosiego del abogado canario Tomás Felipe Camacho, que al perder a esposa e hija, rindió memoria a ambas, dedicando la instalación al cultivo de flores, en especial de la orquídea, preferida por su compañera de vida.

Fundada en 1943, la obra en su inversión inicial, comprendió una cantidad de 1 millón 500 mil pesos, cifra considerable para la época. Bajo la nominación de Rancho Pinilla, el establecimiento fue creado en un principio, como casa de descanso, para convertirse al paso del tiempo en un ejemplo de la consagración de un hombre por el amor a su familia y a la naturaleza.

Ubicado en una fértil colina en plena Sierra del Rosario, una de las seis Reservas de la Biosfera de Cuba, el complejo, tesoro natural de la nación, consta de 35 000 metros cuadrados. Desde los tiempos de posesión de Camacho hasta la actualidad, el jardín ha contado con exóticas variedades de Asia, América Central y del Sur, y muchas especies autóctonas.

Hacia 1953 ya existían en las parcelas unas 11 000 flores distribuidas en 700 variedades, lo cual catapultó al vergel como el mayor orquideario de América Latina. Más de 25 000 ejemplares entre unas 750 especies provenientes de distantes lugares del planeta comprenden hoy las posesiones del ya denominado Jardín Botánico Orquideario de Soroa. De ellas 100 son cubanas, incluidas la Orquídea de Chocolate y la Orquídea Negra.

El emplazamiento, con un sugestivo paisaje, cuenta además con 6 mil especies de otras plantas ornamentales, árboles y flores que representan la flora nacional de varios países. La biodiversidad del entorno y los atractivos naturales, se vuelven visita constante de entusiastas amantes de la fotografía.

La instalación, goza de tal prestigio en el marco de las investigaciones botánicas, que representa una de las pocas con una replica en pequeña escala en el Jardín Botánico del Bronx, en Nueva York.

PRESERVAR LA REALEZA

Declarado Patrimonio Nacional, el Orquideario de Soroa comprende el mayor recinto de su tipo en la Isla. En sus predios labora desde 1978 un centro científico, investigativo y cultural, perteneciente a la Universidad de Pinar del Río.

Desde 1976, el recinto destinado a la conservación y reproducción de las más de 120 especies de orquídeas cubanas, labora incansablemente por la remodelación de los jardines y la construcción de umbráculos con las condiciones adecuadas para el cultivo y exposición en gran escala.

Como explicó Jorge Lázaro Bocourt, director del recinto expositivo, este polo científico tiene como principal premisa el cultivo de ejemplares tanto endémicos como exóticos, distribuidos en la instalación sobre plantas vivas y en nueve umbráculos para su reproducción.

También se preservan piezas únicas, extremadamente protegidas por los especialistas del lugar. Entre ellas sobresale la Encyclia bocourtii, descubierta para la ciencia en la Sierra del Rosario a finales de la centuria pasada.

“Las orquídeas se obtienen aquí mediante cruzamientos, nuevas variedades; se analiza con detalle cada espécimen y se realizan estudios encaminados a acelerar su propagación mediante el cultivo de tejidos “in vitro” y su posterior reintroducción en el medio natural”, detalló el investigador.

“Este espacio sirve también para la formación de ingenieros forestales. Contamos con una biblioteca especializada, con volúmenes actuales y de siglos anteriores, a disposición de estudiosos del tema”, agregó Bocourt.

Para el directivo, más allá de estudiar estas flores, la meta está en evitar la destrucción de sus hábitat por embates de depredadores naturales, las inclemencias del tiempo y la extracción indiscriminada con destino comercial.

“Los derroteros, advierte Bocourt, son amplios, diversos y con solución a largo plazo. Continuar y promover la difusión del conocimiento de las orquídeas; fomentar y conjuntar acciones que conlleven a una mejor conservación; incentivar su cultivo de forma doméstica en jardines propios o invernaderos; y legislar en la materia así como hacer cumplir las leyes vigentes relacionadas con la conservación de la diversidad de la flora, comprende parte de la meta”, arguyó.


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Mayra García Cardentey

Graduada de Periodismo. Profesora de la Universidad de Pinar del Río. Periodista del semanario Guerrillero. Amante de las nuevas tecnologías y del periodismo digital.

Se han publicado 5 comentarios


Mario Romero desde FB
 14/10/12 7:16

Bellas, Hermosas, felicitaciones!!

Enrique González Ruiz desde FB
 14/10/12 7:15

por cierto hoy estuve ahi y es realmente maravilloso el lugar

Mario Romero desde FB
 14/10/12 7:14

Hermosas, felicitaciones!!

Piera Colelli desde FB
 14/10/12 7:14

ci sono stata . il sito è bellissimo. inoltre ci sono varie guide che spiegano la storia e tutte le origini delle specie in esso conservate. la mia guida , oltre parlare delle orchidee, ha conversato con me di Genoa - grifone - Non potete immaginare che grande piacere sapere che il mio adorato grifo è noto anche a cuba. Ehm, ho parlato più di genoa che di fiori !!

Tradución: Ha habido. el sitio es hermoso. Además hay varios guías que explican la historia y el origen de las especies en ella. Mi guía, hablar más allá de orquídeas, conversaba conmigo de Génova-Griffin-usted no puede imaginar el gran placer saber que mi amado grifo también es conocido en Cuba. Ehm, hablé más de Génova que flores!(Traducido por Bing)

Lucía
 13/10/12 12:25

Hola Cubahora, hace poco estuve por primera vez en el orquideario de Soroa y me gustó mucho. Gracias por este trabajo que me ha aportado otros datos interesantes que no conocía. Ah! tengo fotos por si quisieran compartirlas!!! Saludos

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