martes, 24 de septiembre de 2024

Huellas imborrables de la sobreprotección

Algunos padres suelen salvaguardar en exceso a sus hijos sin percatarse, que en la mayoría de los casos, provocan efectos perjudiciales...

Lourdes Ordeñana del Río en Exclusivo 13/10/2013
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Sobreproteccion
Las consecuencias de la sobreprotección obsesiva son tales que pueden ser perjudiciales.

Llovía a cántaros y muchas personas nos encontrábamos aglutinadas bajo el techo de una parada de ómnibus. Una señora,acompañada de otra muchacha con uniforme de secundaria, no se percató de que la mayoría seguro íbamos a  escuchar las orientaciones que le daría a la chica.

“Ahora, cuando lleguemos, te quitas la ropa y te bañas con agua bien calientica. Y mientras que yo te preparo la comida, tú estudias y haces las tareas. Hasta tu ropa interior te voy a lavar para que no tengas que hacerlo tú. Recuerda que tu deber solo es estudiar. Ya tendrás tiempo para ayudar, botar la basura, fregar…”.

En realidad, concordamos en algunos aspectos con la señora, principalmente en que la joven debe estudiar. Pero, ¿esa debe resultar su única labor?

RESPONSABILIDAD DESDE MENORES

Refiriéndose a este tema, el doctor Justo Reina Landa, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Comandante Manuel Fajardo, en La Habana, comentó para los lectores de Cubahora:

“Es obvio que los padres nos preocupemos por nuestros hijos. Lo que sí resulta alarmante es que ello nos lleve a interferir de forma importante en el desarrollo de sus vidas. Si los sobreprotegemos, no crean mecanismos de defensa, y probablemente no se preparen debidamente para resolver conflictos, no solo complejos, sino también sencillos”.

Claro está, crecer implica logros acordes a la edad, tales como conquistar su autonomía, establecer estrategias para solucionar dificultades, tolerar la frustración, o tomar decisiones y aceptar sus consecuencias.

No obstante, no les estamos haciendo ningún gran favor cuando actuamos mimándolos, malcriándolos y complaciéndolos, sin educarlos como nos corresponde, sin fortalecerlos para el futuro.

El exceso de protección produce dependencia del adulto, aunque en el período de la adolescencia  en ocasiones se les exige que madurencomo por arte de magia, que se responsabilicen de sus tareas. Los adultos deben informarles de sus derechos y obligaciones.

“Resulta poco probable que el muchacho, incluso al alcanzar ya la madurez total, aprenda lo que no se le ha inculcado desde los primeros años de vida. Este aprendizaje nace con el mismo ser”, añadió el especialista.

MÁS DETALLES

Otros expertos afirman que las consecuencias de la sobreprotección obsesiva son tales que pueden ser perjudiciales hasta el final de nuestras vidas. Comentan el ejemplo de una persona que,  aun siendo adulta, no puede formar una familia estable, debido, entre otras razones, a la forma de crianza.

Entre los aspectos que ayudan a que las personas logren independizarse se encuentran: transmitirles cariño, confianza en sus posibilidades y comprensión ante las dificultades, así como plantearles límites claros y lógicos, acompañarlos en la búsqueda de métodos para solucionar los obstáculos y superarlos.

Resulta doloroso ver a un familiar en una situación difícil, pero se debe comprender que los niños crecen, se deben independizar y lograr su autonomía, porque los padres no son “dioses” y no siempre van a estar para ayudarles o decirles cómo actuar.

Lo esencial es querer a los hijos, lo que no implica evitarle todos los sufrimientos. Los excesos nunca han sido buenos.

¿Reflexionamos?


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Lourdes Ordeñana del Río

Se han publicado 1 comentarios


Cristobal Mesa Simpson
 13/10/13 16:54

El tema es bien importante, especialmente porque en nuestros días hay más conductas sobreprotectoras en los padres y personas responsabilizadas con la educación de otros, que lo que se observaba hace 40 años atrás. Soy matancero y en 1976 matriculé una carrera en la Universidad de La Habana. Fui el primer universitario de mi familia, pero nadie me acompañó para hacer los trámites que eran míos: matricular, cumplir con mis deberes como estudiante y graduarme sin repetir un año, ni llevar asignaturas a arrastre. Desde hace 32 años soy profesor en la hoy Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas, y cada vez veo más padres haciendo por sus hijos lo que a estos les corresponde: matricular medicina, estomatología o psicología, comprar el uniforme, enterarse de los pormenores de las actividads académicas, etc. La sobreprotección limita el desarrollo individual, frena el aprendizaje, distorciona el camino de hacernos útiles en la vida. Y esto es así, no porque los padres no serán eternos, sino porque cada cual tiene que ocuparse de su desarrollo personal, cada cual tiene que construirse como persona, y ese proceso es un acto totalmente individual, lo que significa que nadie puede hacerlo por uno. Sobre el tema hay que divulgar más, hay que brindar más información, porque me parece que es una buena contribución para preparar buenos ciudadanos, que hagan lo más que puedan por nuestra sociedad. pensamiento crítico,

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