//

jueves, 3 de octubre de 2024

Iguales en responsabilidades

Potenciar la dimensión jurídica de la maternidad y la paternidad y otros saberes asociados a la oportunidad de ser padres, es uno de los propósitos de una jornada cubana que inició el Día del amor...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 14/03/2016
0 comentarios

Desde el 2003 ya no solo la madre cubana puede solicitar la licencia para cuidar al bebé, también lo puede hacer el padre luego de los tres primeros meses de lactancia materna. Sin embargo, las cifras, de quienes se han acogido a esta oportunidad que brinda el Decreto-Ley 234 “De la maternidad de la trabajadora”, no rebasan más de un centenar, según estadísticas del Instituto Nacional de Asistencia y Seguridad Social (Inass), adscripto al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).

Seguir divulgando esta y cada una de las aristas que llevan a ejercer mejor la labor de madres y padres en la crianza de sus hijos es uno de los propósitos que se propone la III Jornada Cubana Maternidad y Paternidad, Iguales en Derechos y Responsabilidades, inaugurada el 14 de febrero y que se extenderá hasta junio, en coincidencia con el Día de los Padres. Y es que resulta necesario potenciar la dimensión jurídica de la maternidad y la paternidad, reconocer que todos y todas tienen los mismos derechos y obligaciones, sin distinción de ninguna clase.

Así que volviendo al tema del Decreto-Ley 234, su aprobación es un paso importante en la integración de todos los miembros de la familia. La Habana, Granma, Holguín, Mayabeque, Sancti Spíritus y Santiago de Cuba son algunas de las provincias en la que los hombres se han sumado a esta alternativa, cuya legislación, en su artículo 16, establece que es una decisión de la pareja determinar quién asumirá el cuidado del bebé en el período de prestación social.

Se trata, según la norma jurídica, de la atención al infante después de los primeros tres meses de nacido, pues en ese periodo anterior se recomienda propiciar la lactancia materna.

Amalay Lam Pérez, especialista del Inass, refiere que la mencionada legislación tiene el propósito de favorecer la responsabilidad compartida de la madre y el padre en el cuidado y atención de los hijos. Además, posee acápites especiales que se aplican en casos tales como el fallecimiento de la madre tras el parto, entre otras situaciones. “Los trabajadores acogidos al Decreto-Ley están alejados de su puesto laboral hasta que el niño o la niña cumplan el primer año de vida, y en ese período reciben el 60 % del salario que devengan, como usualmente se hace en el caso de las madres”.

Fue en el III Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en 1985, cuando se planteó la necesidad de reconocer el papel de los padres en la educación de los hijos y su derecho a participar en el cuidado del bebé, demanda lograda el 13 de agosto de 2003, según apunta Yamila González Ferrer, miembro de la Junta Directiva Nacional de la Unión de Juristas de Cuba, quien integró la comisión redactora de la legislación junto a Mercedes Garrudo Marañón, asesora jurídica de la FMC.

Se trataba de un reclamo por reconocer la igualdad entre mujeres y hombres en el cuidado de sus hijos, lo que quedó refrendado en la primera norma jurídica cubana que no tiene un lenguaje sexista, apunta la especialista, quien insiste en que la existencia de un cuerpo legal no garantiza que se echen por tierra prejuicios y pensamientos en torno a este tema.

Al abordar las causas de este fenómeno, añade que en muchos casos prima el desconocimiento sobre la existencia de la norma y, por otra parte, es importante destacar que los verdaderos cambios deben operarse en la subjetividad de las personas. “Tanto en hombres como en mujeres está arraigada la idea de que nosotras podemos hacerlo mejor. La familia es la que, en muchas ocasiones, refuerza esa idea, aun cuando la mujer devengue el mayor salario de los dos y sea el cuidado del bebé por el padre la mejor opción para gozar de los beneficios económicos”.

Ramón Rivero Pino, jefe del Departamento Científico del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), quien tiene a su cargo la responsabilidad de la III Jornada Cubana, asegura que: “…la vida demuestra cada vez más que cuando los padres se implican positivamente en su paternidad, no están imitando o sustituyendo a las mujeres, sino expresando sus sentimientos como seres humanos. Ellos lo hacen con los recursos con que cuentan a partir de sus historias de vida”.

Según el doctor Julio César González Pagés, la paternidad se obra hoy de una manera diferente pues podemos hablar de hombres que están presentes y participan en todos los aspectos relacionados con la crianza de sus hijos, dan apoyo y comprensión a las necesidades emotivas y educativas, comparten sin recelo la responsabilidad económica con la madre y se sienten identificados con el ejercicio responsable de la paternidad; pero se privilegia la posición de la mujer, signada por el cuidado directo, la comprensión, el cariño, el sustento emotivo y el contacto físico, entre otros.

PARA CRECER CON AMOR

Como una oportunidad para repensar los estigmas y estereotipos asociados a las madres y los padres, y para ampliar la concepción acerca de las familias, reconociendo modelos más inclusivos y diversos, ha sido calificada esta jornada, que se realiza con el lema “Para crecer con amor”.

Su intención es reconocer la contribución de los miembros de la familia al desarrollo pleno y seguro de los niños y niñas en la sociedad cubana, así como la participación equilibrada de los padres y las madres en la protección y cuidado de sus hijos e hijas. Además, busca sensibilizar a las personas para que el ejercicio de la maternidad y la paternidad se manifieste con amor, placer, responsabilidad y desde los derechos individuales de cada ser humano.

Según el jefe del departamento Científico del Cenesex, más de medio siglo de políticas públicas a favor de la mujer no ha logrado eliminar la arraigada cultura machista cubana, con su carga de estereotipos de lo que significa ser padre o madre. Mientras prolifera la labor social para avanzar en la transformación femenina, son pocas las iniciativas para promover el cambio masculino.

Expresa que la asunción de la maternidad y la paternidad en igualdad de derechos y responsabilidades exige superar brechas económicas, jurídicas y socioculturales, junto a otras cuestiones que diferencian, subvaloran, excluyen y discriminan a los individuos, además de limitar el ejercicio participativo de hombres, mujeres y personas con diversa orientación sexual e identidad de género en la crianza y educación de las nuevas generaciones.

Durante estos meses de jornada se realizarán talleres, presentaciones de libros, cine-debates, exposiciones y actividades académicas y comunitarias en todo el país, pues esta constituye una oportunidad para repensar los estigmas y estereotipos asociados a estos roles, y para ampliar la concepción de la familia, reconociendo modelos más inclusivos y diversos.

“Ser madre o padre es un acto de suprema responsabilidad ya que nadie pide venir al mundo. Por tanto, cada niña y niño tiene derecho a recibir suficiente amor, comprensión y una formación integral. Para ello resulta indispensable que cada uno de los miembros de la pareja posea la madurez, física, social, emocional, intelectual y económica, que propicie el bienestar de sus hijas e hijos. Cada persona está en la obligación de prepararse para ser madre o padre”, aseguró Rivero Pino.

Vale apuntar que existen varios derechos sexuales y reproductivos que reconocen la maternidad y la paternidad como igualdad de oportunidades para las familias. Quizás por ello los entrevistados coinciden en que la atención de los hijos es una tarea que requiere tiempo, dedicación, esfuerzo y un infinito amor, y puede lograrse tanto desde la madre como desde el padre.


Compartir

Yuniel Labacena Romero


Deja tu comentario

Condición de protección de datos