martes, 24 de septiembre de 2024

Nublados de un día de playa

Los escenarios veraniegos están siendo asaltados también por la grosería, la chabacanería, las palabras obscenas y las indisciplinas…

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 07/08/2013
16 comentarios
Playa a destiempo 05
El respeto no entiende de escenarios ni de pantalón con chaqueta o bikinis.

No cabía un alma más. El sol se empeñaba en freírnos, pero ahí seguíamos empecinados bajo cualquier pedazo de sombra o en el vaivén frío de una playa que, por aglomerada, semejaba aquellas de novela en Río de Janeiro. Pero no, no estábamos en Brasil, estábamos en Santa María del Mar, al este de La Habana, un sitio a la mano de casi todos, quizás por la cercanía a la capital o por las bondades de un sistema de transportación que en esta época maquilla sus dolores para acercar la diversión a los cubanos en descanso.

Llegamos temprano. Pero otros parecían haber madrugado allí para disfrutar de un día veraniego, típico de aquellos dibujos infantiles con el sol de rayos larguísimos en medio del cielo. Algunos estaban instalados con sombrillas, otros con casas de campaña o sábanas amarradas en palos. Tenían mesas, sillas, dominó, papalotes, radios, catres, salvavidas, perros, comida, cervezas, (muchas) botellas de ron…

Y en medio de todos ellos caí con parte de mi familia y mi hija de dos años a la que, desgraciadamente, no le bastarán los ejemplos de casa para convertirse en una persona de bien. En poco más de seis horas fuimos testigos de esos males que, como cáncer casi indetenible, se van apoderando de muchos cubanos, sin contenerse ante estándares de niveles de educación o edad. Entre ráfagas de grosería, obscenidades, faltas de respeto, indisciplinas comunes que pasan por normales —como bañarse al lado de un perro aunque te disguste o tropezarte con una almohadilla sanitaria cuando haces castillos en la arena para los niños—, pasamos los nublados de un día meteorológicamente, solo meteorológicamente, despejado.

Escena uno: Frente a nosotros, un grupo de jóvenes —alrededor de ocho, quizás la mitad mujeres— hablaban de reguetón. Si fuera solo de reguetón no habría gran problema, el centro de la conversación era el dinero que tenían Jacob Forever y Alexander, los de Gente de Zona. “Si yo tuviera la mitad haría lo que me diera la gana”, decía uno mientras argumentaba su filosofía con palabrotas que usted imaginará y que yo no escribiré por pudor. Y ahí estaban aquellas muchachas riendo las gracias, y hasta eran ellas el centro de algunos “malos” chistes.

Escena dos: Una señora mayor, como dueña de circo, hacía historias lujuriosas poco creíbles a su edad pero que provocaban las carcajadas de muchos. Y cuantas más risas venían, más cuentos obscenos sacaba aquella señora de su ¿imaginación?, con detalles de relaciones sexuales inverosímiles, capaces de sonrojar a cualquier ser humano, menos a ella.

Así, Carmencita, mi hija, la niña que no conoce mucho más que Dora y sus muñecas, escuchó aquella jornada, tantas veces como respiró, los términos soeces con que se nombran nuestras partes más ocultas y lo que se hace con ellas.

Quise tocarle el hombro a la mujer “desinhibida”. Hacerle ver que allí a su lado había infantes que no tenían idea de lo que ella hablaba pero que eran capaces de repetir luego, como juego infantil, cualquiera de sus desvaríos. Pero me venció el “¿para qué?”.

Escena tres: A nuestras espaldas dos hombres aliviaban el sol “empinando el codo”, con una botella de líquido transparente que parecía eterna. De un lado a otro vociferaban como locos, como si estuvieran solos en la playa. No había mujer que se librara de sus verbos incoherentes, ofensivos, escandalosos. Se caían por el desequilibrio. Se levantaban peor, y seguían la rutina de piropos groseros.

“Es que somos cubanos”, decía alguien allí para justificar aquellos dislates veraniegos. ¿Cubanos?, me preguntaba una y otra vez. ¿Acaso ese gentilicio, convertido en orgullo para tanta gente, pasó a ser sinónimo de vulgaridad? ¿Acaso estos tiempos “tan modernos” tienen que aderezarse con alaridos y gesticulaciones que rayan la ofensa? ¿Acaso se necesita ser insolente para ser aceptado en determinados grupos?

Y aunque estaba en la playa, supuestamente desconectada de todos los cables que me atan a esta profesión, no podía zafarme de las sentencias lanzadas por Raúl Castro en el Parlamento cubano: “Vivir en sociedad conlleva, en primer lugar, asumir normas que preserven el respeto al derecho ajeno y la decencia. Por supuesto, nada de esto entra en contradicción con la típica alegría de los cubanos, que debemos preservar y desarrollar”.

El respeto no entiende de escenarios ni de pantalón con chaqueta o bikinis. Imperioso es borrar esa imagen que nos hace cubanos a primera vista solo por bulliciosos, porque los que viven de este lado del Malecón, y se bañan cuando pueden en las playas de Santa María, son mucho más que eso.

 


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...

Se han publicado 16 comentarios


Doris
 8/8/13 10:41

Sí, comparto todo lo dicho por Tábano en #15. No soy tan pesismista como Fidel y sí creo que a tal punto hay conciencia que el discurso de Raúl no es el descubrimiento del fenómeno, sino ponerlo en su lugar, pero todos afirmamos y consentimos que era un mal que no nos debía ganar la batalla.

Tábano
 8/8/13 10:17

Pienso que aún estamos a salvo de que no se originen en nuestras escuelas, cines, parques, etc. hechos como los que hemos visto en otros países. No podemos perder la capacidad de sentirnos agredidos por las manifestaciones de indisciplina, desorden y violaciones de todo tipo por parte de ciudadanos irresponsables y de instituciones tolerantes o permisivas. Creo que sí hay idea de cuanto hemos perdido, pero lo que creo es que no tenemos idea de a cuanto nos estamos exponiendo, de la magnitud de riesgo existente. Todavía el cubano promedio no cierra la puerta y las ventanas ante hechos insolitos, de alguna manera los denuncia, los enfrenta. Pero no es la Ciudadanía la responsable de frenar y sancionar los mismos.

Fidel
 8/8/13 7:11

La sociedad cubana esta pasando por una gran crisis de valores de todo tipo pero lo mas complejo es que no existe percepcion del fenomeno social que se esta viviendo,

Tábano
 7/8/13 16:04

Doris muy de acuerdo con su comentario, pero no hay contradicción alguna en cuanto al trabajo de la prensa desnudando SINVERGUENZAS y promiviendo el uso de las leyes vigentes. Los valores civicos y morales empiezan por la familia y la escuela. La sociedad se protege y educa a través de sus leyes, las cuales deben proporcionarla a ud, a mi y el resto de los ciudadanos la garantía de un ambiente sano y tolerable. La primera norma civica y moral que debemos rescatar es el conocimiento y el cumplimiento de las leyes en primer lugar por nuestra CONSTITUCIÓN, la cual no pocos tienen en cuenta. Tampoco la prensa hace mucho uso de sus preceptos cuando aborda temas importantes como los que ultimamente hemos vistos por la TV y los medios de prensa plana. Pienso que esto mismo que hacemos en este sitio educa, compulsa, estimula y promueve que tanto los CON VERGUENZA Y LAS INSTITUCIONES PUBLICAS DESIGNADAS POR LEY, le den solución o al menos que los que deciden buscarse problemas no se sientan en estado de indefención y exista el repudio social a manifestaciones y conductas indeseables.

Doris
 7/8/13 15:12

Hola, Tábano...Comparto con Ud. casi todo su comentario pero sacar conclusiones apresuradas puede ser tan peligroso como la ingobernabilidad. Creo que la prensa como representante del control popular estará haciendo un gran aporte a nuestra sociedad denunciando, indagando, argumentando, aplaudiendo a la gente y directivos con verguenza (que los hay) y a los SINVERGUENZA en la picota pública. Vamos entre todos a lograr una sociedad con valores cívicos y morales.

Tábano
 7/8/13 14:35

AMPLIO MI COMENTARIO ANTERIOR: NUESTRA SOCIEDAD NO ES PEOR QUE OTRAS, NUESTROS PROBLEMAS SON RESULTADO DE SER PERMISIVOS EN UN GRUPO IMPORTANTE DE ASUNTOS DE INTERES SOCIAL. LO MAS GRAVE, A MI JUICIO, ES QUE DE TODO LO QUE SE HABLA COMO VIOLACIONES, INDISCIPLINAS, ETC, TIENEN UNA NORMA JURIDICA QUE LAS REGULA Y QUE YO SEPA NO ESTAN DEROGADAS. LO PEOR QUE PUEDE OCURRIR A UNA SOCIEDAD ES CAER EN LA INGOBERNABILIDAD POR DEFECTO DE SUS INSTITUCIONES.FIJENSE QUE RAUL HACE UN LLAMADO AL EJEMPLO QUE DEBEN DAR EN ESTA BATALLA LOS PRINCIPALES ORGANANISMO RESPONSABILIZADOS CON ESTOS TEMAS EN EL PAIS, ! SAQUE UD, SUS PROPIAS CONCLUSIONES!.

Darío
 7/8/13 14:34

Y como siempre..ya empezaron los extremistas... ahora resulta que en el edificio donde trabajo y donde hay varios centros, se puso un cartel en la puerta que dice "prohibido entrar en short y camiseta". Pero el CVP puede llamar short a a las pantalonetas que usamos en mi oficina, (decentes por cierto y no enseñamos calzoncillos), arreglando equipos ..¿Querrán recuperar valores así?

Tábano
 7/8/13 13:42

AGENTES DE ORDEN PUBLICO,CREO HABER LEIDO EN ALGUNO DE LOS COMENTARIOS ESA FRASE, ! QUE BUENA MEMORIA TIENE LA PERSONA QUE UTILIZO EL TERMINO! . HACE MUCHO RATO QUE EN NUESTRAS CALLES SE VIVE AL LIBRE ALBEDRIO Y NUNCA ESTAN LOS agentes de orden público, EN LOS LUGARES NI EN EL MOMENTO.SOLO OBSERVE LA CANTIDAD ABERRANTE DE VIOLACIONES DEL NUEVO CODIGO DEL TRÁNSITO Y NUNCA SE VE UN AGENTE OPORTUNAMENTE. ESE TEMA BIEN MERECE UN ANALISIS A FONDO PARA SENTIRNOS "CUIDADOS Y PROTEGIDOS"

Jorge
 7/8/13 12:23

Por desgracia la vulgaridad no se queda solo en la playa, va mas allá ... hoy en día montar una guagua después de las 11pm es una odisea.

Irai
 7/8/13 12:00

Holas, y eso q eres despistao, muy bien piensas y escribes, estas emulando con Leti, jajajajaja, si hay q buscar soluciones, xq esta bien hablar los problemas pero tambien hay q proponer soluciones, yo vivo en un edificio y tuvimos una reunion en el CDR y el tema fue indisciplinas sociales, elaboramos un plan de accion q se aprobo x los presentes y se hablo del bote de escombros, de la limpieza, de la falta de agua y de otro tema q no recuerdo ahora, se le entrego al coordinador de la Zona, esperemos q se empiece x ahi, sdos,

JoseCarlos
 7/8/13 11:37

Cada persona que ha publicado un comentario, aqui tiene mucha razon en lo que expone, incluyendome a mi que estoy deacuerdo y mas aun soy ese tipo de persona que le encantaria ver y disfrutar de una cultura y una apreciacion visible de una superacion personal por parte de esta sociedad en la que vivimos, aunque eso en estos momentos es un sueño, pues no se si es la desmotivacion,desinteres,mala educacion el caso es que hay muchos equivocados en la calle y mas te sorprendes, cuando entablas una conversacion con alguna de esas personas "vulgares y atrasadas" y hay momentos que tienen de verdad algo de cultura, pero es como si esa vulgaridad y la obsenidad formara parte de otro sentimiento muy arraigado a la cubania.Bueno me quedo con la satisfaccion de conocer y ver a personas con excelentes cualidades.Felicito a Leticia por la excelente publicacion que a hecho.

nureya
 7/8/13 11:02

Interesante articulo y real por el tema que aborda, es cierto que la vulgaridad y el mal comportamiento se ha generalizado y que a muchos nos vence el para que?. Pero pienso que hay que acabar de una vez de ponenrnos rojos y enfrentarnos todos a los problemas, solo de esa forma lo lograremos. Felicidades a Cubahora y sus trabajadores, por estar en el ojo del huracán

el despita'o
 7/8/13 8:57

Estiamdo Arístides... ¿buscarse problemas? ¿no he oído mucho esa frase? ¿por qué lograr vivir en armonía lo convertismo necesariamente en una batalla, una lucha, una pelea?? ¿dónde hemos fallado? ¿dónde están las causas? ¿por qué la ministra de educación no ha salido en la prensa diciendo que va a hacer con las asignaturas esas que se supone deben formar valore? ¿por qué no sale el Jefe de la Policía y dice cómo hará cumplir el orden interior? ¿por qué no se explica bien de qué va el Código de Trabajo y cómo influye en este sentido? ¿quién revisa el Reglamento de edificios multifamiliares y le da autoridad al Presidente del Consejo de Vecinos o es que esa es la fórmula? ¿qué o quién respalda institucional, legal y socialmente al que "se busca problemas? "

Jose
 7/8/13 8:49

Lo primero, felicitar a Leticia y a la revista Cubahora por contar con una periodista excelente. Sobre el tema, me preocupa que ahora lo convirtamos en la comidilla donde todos estamos de acuerdo con el problema,pero no acabamos de proponer qué hacer.. todos sabemos que tenemos responsabilidades, pero pocos sabes cómo esas responsabilidades se van a concretar... Entonces, yo te propongo, Leticia, que nos diga lo que piensas sobre eso..cómo crees que nuestra sociedad pueda ir revertiendo este mal que se ha entronizado por años, pero que no es mal de todos ..Leticia, tú misma demuestras que eres joven (estás en FB) y por supuesto, tus ideas destilan una concepción de valores y una preparación que no tiene nada que ver con los trogloditas de la playa. Anjá, desde tu periodismo, te pronuncias y lo único que te pido, ya que tienes la posibilidad de publicar para muchos, propongas....pero y los demás, cómo la escuela asume este reto del que habló Raúl, cómo lo hará el capitán de un restaurante, el adminsitrador del Tun Tún, el chofer de la guagua o el inspector que organiza cola, cómo lo hará la policía.. cómo lo haré yo.. ok. Nuevamente felicito a la autora.

Mercy
 7/8/13 8:35

Felicito a Leticia. Nos demuestra cómo estamos, sin teque... escribe muy lindo, ojalá se escribiera más así en nuestra prensa. En cuanto a lo que refiere ahí es donde me siento verguenza ajena. Así mismo es.. y creo que los agentes del Orden público deben actuar ante esos hechos, hay que aplicar multas a las contravenciones que habló Raúl, hay que hacer cumplir las normas cívicas y morales.

Arístides Lima Castillo
 7/8/13 8:07

¡Qué pena que tantos hayan caído en esas vulgaridades, desconsideraciones y faltas de respeto! No hay estadísticas, pero pienso que tienen que ser una minoría, aunque lamentablemente, hacen demasiado ruido como para pasar inadvertidos. Y lo peor de todo es que esas manifestaciones han pasado a ser “la gracia” de esos que pretenden con sus estúpidas acciones sobresalir y ser admirados por la misma “tralla” con las que se relacionan. Y lo hacen con absoluta impunidad porque se lo permitimos, porque “no le tocamos el hombro” para hacerles ver el daño que están haciendo. Y ahora: ¿Cómo parar ese desenfreno? ¿Habrá forma de ponerle remedio y eliminar, al menos en gran parte, esas indisciplinas sociales? Si se quieren eliminar hay que entrarle a ese problema mayúsculo con la manga al codo, imponiendo disciplina por parte de las autoridades (que cobran por mantener el orden), incrementando el nivel de educación de jóvenes y adultos en los hogares, por nuestro sistema de enseñanza, por las organizaciones políticas y de masas, con la intervención de los medios masivos de comunicación (radio y televisión), y por los ciudadanos dignos, que tienen que comenzar a “buscarse problemas” como nos indicara nuestro Presidente, y no contemplar pasivamente esos atropellos a la dignidad propia y ajena. Tareas mucho más complejas nuestro pueblo ha emprendido y ha triunfado. Esperemos el triunfo una vez más, cueste lo que cueste.

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