martes, 24 de septiembre de 2024

Nuevo Código del Trabajo: Cambios que suman y reajustan

Atemperado a las exigencias de la actualización económica del país, este nuevo cuerpo legislativo se erige sobre bases flexibles e inclusivas y busca la complementariedad de todos, con vistas a una construcción en colectivo...

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández en Exclusivo 16/09/2013
3 comentarios
Codigo laboral
En este nuevo código, se incluyen organizados en núcleos sindicales los trabajadores no estatales.

Hace pocos días escuché decir, en tono de broma, que “en Cuba no se acaba”; que “cuando no es una cosa es la otra”, que “siempre hay algo que hacer, discutir, que no faltan jamás los motivos para que la gente se reúna”. Y aunque en principios me pareció una expresión algo titubeante y rígida; al final, tras darle algunas vueltas a la idea, me pareció por encima de todo una certeza, una verdad erigida como templo moderno, como esencia que invita a pensar en las múltiples maneras de los cubanos para conducirnos siempre, contra mil vientos y otras mil mareas, por los cauces participativos propios de un país en constante movimiento. 

Y es que no hay espacio de Cuba que no conozca el debate o al menos no se pueda arrimar a él, que no ande ajeno al planteamiento y la polémica, a la construcción en colectivo, a la posibilidad de erigirse en tribuna de criterios. Son por estos meses los centros laborales de todo el país los escenarios de esa intención negociadora y tendiente al consenso que para bien nos lleva a autodefinir nuestras propias prácticas como “inacabables”. 

Desde el 20 de junio y hasta el próximo 15 de octubre se somete a consulta en todos los colectivos laborales de este país el Anteproyecto de Ley de un nuevo Código de Trabajo, en el que, por vez primera, se incluyen organizados en núcleos sindicales los trabajadores no estatales, como un acto que suma y actualiza, al tiempo que vindica otras formas de gestión en un modelo que se flexibiliza, repiensa buena parte de sus estructuras y echa a un lado las pesadas cargas de la centralización, el mandamiento rígido “desde arriba” y las inercias en la base. 

Por esos trillos se enrumban los mayores asideros del nuevo cuerpo legislativo, que contiene 12 políticas de aplicación general, así como 13 para el sector estatal y cinco para el área no estatal. Se trata de un documento esencialmente normativo, con rango de ley, el cual deroga tres leyes, ocho decretos-leyes, cuatro decretos y 77 resoluciones. Hablamos de una herramienta de validez jurídica que, como principio de cabecera, se orienta —no faltara más— hacia la búsqueda de la eficiencia y la productividad económicas. 

Y no creo que en medio de tantas variaciones a lo largo y ancho del archipiélago, transformaciones por aquí, cambios y recambios por allá, sea necesario argumentar con lujo de detalles la importancia de sustituir el código aún vigente, que entró en vigor en 1985; pero que desde ese entonces a esta fecha, siete de sus 14 capítulos han sufrido alguna modificación como consecuencia de las transformaciones económicas y sociales que se han vivido en el país. 

Pero, ¿en qué cuestiones se proponen cambios? Un paneo general por el documento permite establecer zonas conocidas, aunque con enfoques renovados en algunos casos y bien enfáticos en otros. La importancia de la idoneidad demostrada, la capacitación laboral y la prevención de accidentes y enfermedades como parte de la necesaria protección, seguridad e higiene del trabajo, constituyen solo algunos tópicos marcados con hincapié en el material. 

Si de novedades de alto impacto fuésemos a hablar, habría que aludir entonces a los contratos de trabajo, los cuales se recoge que pudieran establecerse por tiempo determinado o indeterminado, atendiendo a las características particulares de cada caso. Eso enfoca todos los esfuerzos hacia una mayor autogestión, que es de lo que se trata. 

No menos equilibrada resulta la propuesta de que los trabajadores puedan estudiar bajo el principio de utilizar su tiempo libre y con su esfuerzo individual; y en el caso de los cursos por encuentro, tienen el derecho de hasta 15 días de sus vacaciones para las actividades docentes.

Además, se busca cierta flexibilidad en la jornada de trabajo semanal, la cual sigue oscilando en cuestión de tiempo de 40 a 44 horas, pero ahora, de acuerdo con lo propuesto para discutir, los jefes de las entidades y organismos pudieran aprobar jornadas diferentes a las normales, siempre que no se violen las normas básicas.

Desde luego, un código que tenga como cometido atemperarse a la realidad nacional ha de esbozar con letra mayúscula el fortalecimiento del orden, la disciplina laboral y el control interno; pues no son estas partes añadidas como relleno, sino piezas de cabecera, matrices esenciales para el entendimiento y la aplicación de todo lo demás. 

Ahora que en miles y miles de secciones sindicales de toda Cuba se enriquecen, reformulan o varían las propuestas de un diseño que se ha centrado en lo inclusivo, lo sumatorio, lo pertinente y lo óptimo para la vida laboral del país, urge el aprovechamiento de esta nueva oportunidad de consultas y debates, intercambios y sanas polémicas; se hace casi imperativo que revisemos con detenimiento lo que se nos plantea; se hace preciso que discutamos, reflexionemos y al mismo tiempo nos desintoxiquemos de consignismos o actitudes algo retrógradas por la manera de manifestarlas. 

Y así, en tono serio, nos hace bien pensar que en Cuba “siempre hay algo que discutir”, que, por suerte, “aquí no se acaba”.


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Yoelvis Lázaro Moreno Fernández

Joven periodista que disfruta el estudio del español como su lengua materna y se interesa por el mundo del periodismo digital y las nuevas tecnologías...

Se han publicado 3 comentarios


raciel
 15/10/13 16:02

En mi trabajo ya se discutio el anteproyecto, muy bueno que esto se haga asi. Ahora no estoy de acuerdo con que se quite el Decreto 91, beneficioso para los que estudiamos por curso por encuentro, al ser aprobada la nueva resolución o medida no sera muy provechoso para los que estudiamos por esta vía.

Jose
 16/9/13 9:30

Ya discutí en mi asamblea y plantié preocupaciones como el tema de las nóminas guardadas 10 años nada más y luego se destruyen y tú no tienes maneras de certificar bien tus años de trabajo. Por otro lado, tampoco estuve e acuerdo en discutir el decreto sin el reglamento. Por lo demás, fue muy buena la discusión. Los compañeros de la CTC muy bien preparados.

Mercy
 16/9/13 9:17

La discusión de este código de trabajo es una muestra más de la democracia participativa. No se toman decisiones que luego tendrán carácter de Ley si no existe el concenso entre todos.

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