Para caminar, oír, ver… ¿cómo me pueden ayudar?

Cuando se habla del creciente envejecimiento poblacional que padecerá nuestro país, quizás venga a la mente, como me ha sucedido a mí, la imagen de muchos abuelos y abuelas caminando por nuestras ciudades. Se habla de que deberán disminuir las barreras arquitectónicas en las aceras, calles y plazas… No se deja de mencionar las afectaciones en el nivel productivo del país y las consiguientes sobrecargas de la asistencia y la seguridad social.

Desde ahora, cuando el 18,3 por ciento de nuestra población ya sobrepasa los 60 años de edad, se quiere sembrar sentimientos nobles en torno a los ancianos, quienes son víctimas de malos tratos y de impacientes conductas por no pocos que les rodean, incluso por sus familiares.

Claro, además se habla del reto que debe asumir el Sistema de Salud Cubano en lo concerniente a la preparación de un personal médico especializado en Geriatría y Gerontología y en la reparación y construcción de hogares de ancianos y casas de abuelo.

Sin embargo, muy pocos se detienen a pensar en lo que también para el Sistema de Salud Cubano es un gran desafío. ¿Cómo olvidar que si cada vez seremos más los adultos mayores en nuestro país, también serán cada vez más los bastones, las sillas de ruedas, los aparatos auditivos, los zapatos ortopédicos, las camas? Una demanda creciente que todavía hoy no es cubierta en su totalidad, pero que constituye una prioridad.

La garantía de un apoyo técnico para la persona con discapacidad, en su mayoría de la tercera edad, facilita su inserción en la sociedad y es ante todo, una prioridad del Sistema de Salud Cubano en tanto se le otorga a esta persona los accesorios técnicos que necesita para su desempeño, afirma la doctora Osmara Delgado Sánchez, funcionaria del Departamento Nacional de Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental del Ministerio de Salud Pública.

A quienes padecen discapacidades como la auditiva, la visual, la físico-motora y la intelectual les suministramos esta ayuda, añadió. “En el caso de los bastones para las personas ciegas, el país cubre la demanda en un cien por ciento todos los años y su distribución a través de la Asociación de Ciegos de Cuba no presenta dificultades”.

No sucede igual con quienes padecen discapacidad auditiva, y es esta la que aumentará cada vez más debido al envejecimiento poblacional.

“Contamos con aparatos auditivos retro e intrauriculares, algunos producidos en el país a través de una estrategia con el Centro de Neurociencias de Cuba y otros importados por terceros países mediante firmas como OTICON y PHONAK. Al término del primer semestre de este año se ha cubierto la demanda en un 50 por ciento, pues la cifra máxima registra tres mil aparatos retroauriculares y mil intrauriculares a entregar.

”Es esta una de las ayudas técnicas más costosas que garantizamos, pues en el mercado internacional estos aparatos oscilan entre los 260 y los 685 euros, y a la población se les entrega con precios subsidiados que no superan los 60 pesos en moneda nacional”.

Los moldes auditivos se suman a esta ayuda, agrega la especialista, los cuales sí se producen en el país y hasta la fecha se han distribuido en su totalidad los 16 000 necesarios para este período.

“La discapacidad físico-motora, permanente o temporal, amerita un apoyo técnico en lo relacionado con las sillas de ruedas, para el desplazamiento de estas personas. En este período han sido contratadas 8 200 sillas de la producción nacional, del modelo convencional, en la fábrica MINERVA, en Villa Clara, pero las dificultades presentadas en el suministro de las materias primas han entorpecido la entrega, la cual será retomada en el presente mes de octubre.

”Al mismo tiempo, el país adquirió 400 sillas sanitarias y 30 sillas de ruedas eléctricas con baterías, y estas ya han sido distribuidas. Es necesario destacar que esta ayuda que ofrece el Sistema de Salud es muy costosa, pues cada silla de este tipo cuesta alrededor de los 970 dólares y cada batería, 106 dólares, y se necesitan dos para su funcionamiento”.

El alquiler por cinco pesos en moneda nacional cada mes o la venta a la persona con discapacidad es una decisión que se toma en las instancias del Departamento de Trabajo Social del policlínico de cada territorio, en dependencia de la situación de salud del paciente, temporal o permanente.

Similar situación se tiene con las camas, de las que sí se ha cubierto la demanda en las instituciones sociales, pero no así en la comunidad, con las personas que la necesiten en casa, por dificultades asociadas a su importación, acotó Delgado Sánchez.

“Las ayudas técnicas para la movilidad han crecido en este año y hasta el término del primer semestre hemos cubierto las necesidades en un 75 por ciento de andadores, muletas, bastones y otros accesorios.

”El material gastable, como cuñas y patos, artículos que se expenden en las farmacias principales de cada municipio, también es una prioridad en el abastecimiento y la compra realizada para cubrir la demanda de este año ha sido distribuida en un 50 por ciento”.

Delgado Sánchez destaca que en el 2014 están asegurados los recursos necesarios para la elaboración del calzado ortopédico. “En los primeros seis meses de este año se confeccionaron 17 360 pares pero debemos satisfacer la demanda de 50 000. Ha sido inestable la entrega de dos pares al año a cada persona pues, en ese caso, ante las dificultades presentadas, se le ha dado prioridad a los niños y a los adultos solo se le ha podido entregar uno, situación que aspiramos a resolver”.

El país cuenta hoy con126 hogares de ancianos, con un total de 11 143 camas, incluyendo las de los hogares religiosos y fraternales y 259 casas de abuelos con 8 127 capacidades. “La estrategia nacional es incrementar el número de instituciones en el próximo año, para lo que ya se han identificado los locales, y garantizar en ellos las condiciones imprescindibles.

”En el último quinquenio ha habido un marcado avance en la satisfacción de la demanda de las ayudas técnicas a las personas con discapacidad, entre ellas a los adultos mayores, pero el reto sigue creciendo”, insiste la doctora.

“Nuestro país tiene una elevada esperanza de vida y las discapacidades irán en aumento progresivo también. Debemos estar preparados, organizar mejor los servicios de salud, trazar nuevas estrategias y sortear todas las limitaciones económicas para dotar a estas personas del apoyo técnico necesario. Es una cuestión que no puede esperar, porque la población cubana envejece ya”.