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domingo, 24 de noviembre de 2024

Peredo sigue ahí, con su fuego interior

El periodista y revolucionario boliviano, Antonio Peredo, falleció en La Paz cercano a los 80 años edad...

Mario Hubert Garrido en Exclusivo 05/06/2012
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Antonio Peredo Leigue
Hasta su muerte fue un luchador incansable por la justicia social.

Para muchos la pérdida del hermano de Roberto Coco y Guido Inti, ambos miembros de la guerrilla del Che Guevara, asesinado en La Higuera en octubre de 1967, es irreparable.

Una dolencia cardíaca lo había apartado hace varias semanas de sus labores cotidianas en una clínica de esa urbe. Su más fiel asistente, la compañera de la vida, María Martha le siguió sin decaer el ánimo, hasta las últimas horas.

Este último fin de semana, su cadáver fue velado en el Salón Andrés Ibáñez de la Cámara alta (Senado). Allí, sus más íntimos amigos y familiares, también compañeros del parlamento y el poder ejecutivo fueron a darle el último adiós.

También desde Cochabamba, donde transcurre la 42 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), el propio presidente Evo Morales admitió sentirse consternado con la irreparable pérdida. Desde adolescente, Peredo se acogió a las ideas de la Revolución y se convirtió en militante comunista, integrante del Ejército de Liberación Nacional, el Partido Revolucionario de los Trabajadores de Bolivia y el Movimiento Al Socialismo.

Diputado de 2002 al 2005 y luego senador (2006-2009), estuvo presente en el enfrentamiento a las dictaduras militares, por lo cual soportó el exilio varias veces.

Creó la Fundación Ernesto Che Guevara en 1997, al conmemorarse 30 años del asesinato del comandante guerrillero argentino-cubano.

El viceministro de Defensa del Consumidor, Fernando Fuentes, recordó además que Peredo jugó un rol muy importante como intelectual y periodista tras el asesinato del padre Luis Espinal, a la cabeza del semanario “Aquí”.

A la vez hizo un periodismo tipo alternativo y participó en diferentes etapas: clandestinidad, resistencia y la democrática, cuando de 2001 a 2004 fue candidato a la vicepresidencia junto a Evo Morales.

EL PEREDO QUE YO CONOCÍ

Conocí a Peredo apenas unas horas de llegar a La Paz en mayo de 2006, en mi condición de corresponsal de Prensa Latina. Cinco años y medio después, se convirtió en una suerte de referente constante y a la larga, en paradigma de altura profesional y humana.

En una ocasión, con solo pedirle su apoyo, se convirtió en el más exigente y riguroso editor de mi primer libro, Bolivia Profunda (La Paz, 2008) acerca de la epopeya contra el analfabetismo que los bolivianos libraron con la ayuda de cubanos y venezolanos.

Entonces afirmaba que esa historia de enseñar a leer y a escribir solo podría ser escrita y difundida por los medios alternativos, defensores de la verdad del proceso de cambio iniciado en enero de 2006 por el primer presidente indígena.
Peredo sonreía de manera peculiar y era particularmente profundo y hasta duro con sus criterios sobre la Revolución democrática y cultural.

Colaboró muchos años con Prensa Latina y también Rebelión y los informativos a disposición de la obra que recién comenzaba a erigirse en su país natal y tanta alegría le daba que fuese continuidad dialéctica de la de Cuba, Nicaragua, Venezuela.

Cuando más feliz se le veía,- opinión propia aparte- era en los actos de solidaridad con Cuba, sobre todo cuando le pedían que hablara sobre el Ché y él afirmaba que era de esos hombres imprescindibles, porque luchó todos los días.

Tras conocer la tragedia, la actual titular del Senado, Gabriela Montaño, catalogó a Peredo como un formador de jóvenes que sueñan con una Bolivia donde todos podamos vivir bien y se trate a todos por igual.

Montaño dijo también que por sus ideas y fuego interior, Peredo siempre estuvo luchando, buscando transformar la realidad, formando cuadros y empujando a las nuevas generaciones.

Es ese el Peredo que yo al menos me animo a recordar, mejor, a imitar.

Y es que, en medio de tanto vacío por su abrupta ausencia física, me resisto a creer que el autor de “El camino de la coca”(1992, poesía),, “Historia de incapacidades” (2004, ensayo), o de “Inti y Coco, combatientes” (memorias, 2000), se haya ido así, sin avisar o dejarnos alguna otra lección de periodismo comprometido o alertar sobre un nuevo frente de batalla ideológica.

Y es que Peredo sigue ahí, con su fuego interior y verbo en ristre, ahora sí, desde el lado de los imprescindibles.

Antonio Peredo (al centro) en una de sus últimas visitas a Cuba.


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Mario Hubert Garrido

Periodista de la Agencia Prensa Latina


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