martes, 24 de septiembre de 2024

Santiago de las Vegas, clamor por el rescate

Aunque se hizo realidad en fecha posterior, el 26 de agosto de 1745 el Rey de España autorizó la demarcación oficial de ese espacio geográfico de Cuba que hoy ve en peligro su arquitectura colonial...

Ada Ivette Villaescusa Padrón en Exclusivo 26/08/2013
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Parque de Santiago de las Vegas
Parque del habanero poblado de Santiago de las Vegas.

Aunque el habanero poblado de Santiago de las Vegas fue fundado oficialmente el 3 de mayo de 1749, al quedar constituido su primer Cabildo, desde el 26 de agosto de 1745 se había expedido la Real Cédula que permitía su creación.

Tuvo su originario asentamiento poblacional en la segunda mitad del siglo XVII, con un grupo de inmigrantes de Islas Canarias que, como mismo hicieron en otras partes del país donde se establecieron, se consagraron al cultivo del tabaco, planta que dio origen a la comarca y a su desarrollo, pues esta devino una de las zonas tabacaleras más importantes de la colonia. 

En Procesos etnoculturales de Cuba, Jesús Guanche anota que desde la segunda mitad del siglo XVI comenzó la emigración masiva de canarios, mediante grupos familiares, y a ella se debe fundamentalmente la formación de una serie de comunidades rurales de la región interior de La Habana, que se dedicaron al cultivo del tabaco.

Dolores Guerra, en Jesús del Monte, historia local y representación social, afirma que la emigración canaria es uno de los movimientos de traslación cardinales entre Europa y América.

El paraje que nos ocupa era conocido como Las Vegas, debido a sus numerosas vegas de tabaco. Luego lo llamarían Santiago de Compostela, en honor al obispo Diego Evelino de Compostela, quien lo visitara y colocara la primera piedra de su iglesia; más tarde, Santiago de Compostela de las Vegas y, definitivamente, Santiago de las Vegas.

Mientras en la capital las grandes viviendas aumentan en número y adorno exterior, los habitantes de Santiago de las Vegas se reúnen después de las faenas del día y dan forma a la solicitud para el reconocimiento oficial de sus predios, en casa de Don Miguel Macías, encargado de llevarla a España. Decía la petición: “Estamos diseminados, siendo nuestro ánimo el ayuntarnos en población demarcada”.

Azucena Estrada y Ángela Nuri Campos en  “Historia de Boyeros”, en Ciudad La Habana. La identidad de la provincia y sus municipios (2003), apuntan: “El pueblo de Santiago de las Vegas fue fundado al fin en tierras de Sacalohondo, propiedad de don Dionisio Berroa y en otras cuya propiedad fue probada por sus titulares, los cuales fueron el monasterio de Santa Catalina de Sena, doña Juana y Doña María González Guerra, doña Margarita Álvarez, doña Juana de Medina y los herederos del segundo marqués de San Felipe y Santiago. En la Real Cédula de 1745, en que se autoriza la fundación del pueblo, se especifica que los labradores favorecidos con adjudicación de tierras y solares no tienen que satisfacer tributo ni pensión alguna […]”.

Mientras Francisco Fina, en su libro Historia de Santiago de las Vegas, anota: “[…] con fecha 26 de agosto de 1745, expidió la Real Cédula autorizando la fundación del pueblo de Santiago de las Vegas, y mandando al Gobernador y Capitán General de la isla y Ciudad de San Cristóbal de La Habana, pasase a establecer el nuevo pueblo en el lugar elegido por los labradores, […] mandando asimismo se señalase el terreno apropiado y suficiente para pastos y ejidos, aplicándoseles y adjudicándoseles tierras realengas y baldías  […]”.

A 51 familias habían entregado caballerías en 1759, año en que terminó el trazado definitivo de las 64 manzanas que comprendía. Un padrón de 1767 registra 127 casas, cinco calles de este a oeste y cinco de norte a sur, y en un documento de 1770 aparecen 204 edificaciones.

De año en año el pueblo crece y prospera. Disfruta del favor de monarcas españoles. Por Real Cédula de 18 de junio de 1775, el rey Carlos III le concede el título de villa; en 1824, por Real Cédula de Fernando VII, recibe el calificativo de ciudad. Sus fiestas tradicionales se hacen famosas y de lejanos confines va gente a presenciarlas.

Poseyó ingenios y cafetales, y cuando estos se extinguieron, florecieron las tabaquerías. Pese a que el censo de 1861 ya no adjudica ninguna vega a la zona, el tabaco siguió cultivándose en cientos de sitios de labor que nutrían a los talleres.

Continuó así el incipiente avance industrial, estimulado por su envidiable posición geográfica, su vecindad con el centro de la capital, y el despliegue de las vías de comunicación. Aprovechó la ventaja de ser atravesado desde tiempos remotos por el Camino Real del Sur, que enlazaba las costas norte y sur de la provincia, y los puertos de La Habana y Batabanó.

Ese camino; primero en cruzar el país de norte a sur, de gran importancia para la vida colonial, implicó el constante ir y venir de forasteros y la multiplicación de pulperías, fondas, hosterías y lugares para guarecer berlinas y caballos. Todo ello medió en el esplendor de la zona y en el crecimiento de su población.

Con posterioridad alcanzaría categorías de partido, jurisdicción y término municipal. Tras extender temporalmente su autoridad hacia lejanas áreas como Batabanó y Bauta, se mantuvo durante mucho tiempo como eje de un perímetro que incluía Calabazar, Rancho Boyeros, El Rincón y Wajay (este último pertenecería a Marianao de 1902 a 1976).  

Santiago de las Vegas se convierte en un típico pueblo colonial, donde no abundan grandes construcciones por habitarlo vegueros y tabaqueros. No obstante, algunas son de elevado valor arquitectónico, como la Iglesia Parroquial y la Casa Consistorial o Ayuntamiento, hoy Casa de la Cultura.

Seguirá disfrutando de bienestar y de una rica vida sociocultural. En la República neocolonial se fundan, entre otras agrupaciones, la orquesta del contrabajista José Alemán, la primera Banda Municipal de Música formada en 1922, que dio origen a otros conjuntos; la biblioteca Más Luz, inaugurada en marzo de 1932 y relevante sitio de la cultura. Además, se imprimen decenas de publicaciones periódicas locales, como El Ideal, El Escogedor, El Telégrafo, la Revista del CIR, La Opinión, La voz del Estudiante, el Heraldo Santiaguero, Argos y Géminis.

Bello y pintoresco otrora, deteriorado y cambiado ahora; poseedor de arraigadas tradiciones y de una rica historia que incluye participación de sus habitantes en las sublevaciones de los vegueros en el siglo XVIII, en las guerras independentistas del XIX y en la Guerra de Liberación Nacional en el XX, todavía quedan cientos de viviendas con elementos arquitectónicos de pasados siglos: casas de una planta con techos de madera y tejas, alto puntal, ventanales enrejados, puertas con postigos o claveteadas, y patio interior.

Recorriendo la ciudad por estos días, el caminante se percata de que el casco colonial está rodeado de nuevos repartos, separados por calles de importancia como la Doble Vía o Avenida Independencia y la calle 17, que se convierte en Calzada de Bejucal en su ruta a El Rincón.

Sin embargo, no pocas de las edificaciones sobrevivientes de los siglos XVIII y XIX se encuentran en mal o regular estado de conservación, aunque muchas preservan fachadas y cubiertas originales. Otras han sido transformadas violando disposiciones legales que lo impiden. Ahora, en una misma acera, es posible divisar tres domicilios contiguos con techos de tejas, seguidos por dos de placa, uno recién restaurado y totalmente transfigurado, otro a punto de derrumbarse, por lo que, a casi tres siglos de que comenzara su asentamiento poblacional y se autorizara su fundación, Santiago de las Vegas clama por su rescate y preservación.


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Ada Ivette Villaescusa Padrón

Se han publicado 1 comentarios


Nurella Dueñas Zantirzo
 21/4/21 10:29

Me gustaría poder comprar el libro de la biografía completa de toda su fundación De Santiago de Las Vegas Mi Pueblo natal para dejárselo a mis hijas  

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