sábado, 21 de septiembre de 2024

Yo, en Corea, como general sin ejército

El periódico espirituano Escambray arriba a su 35 aniversario. Recordamos algunos de sus momentos fundacionales desde la visión de su primer jefe de redacción…

Félix Arturo Chang León en Exclusivo 04/01/2013
2 comentarios
Periódico Escambray
Escambray celebra el aniversario 35 de su fundación.

Entonces en Cuba no se escogían territorios como Mayabeque y Artemisa, ni sectores para experimentar antes de generalizar una idea, bastaba querer hacerlo y tener la aprobación, aunque nadie hubiera investigado si había recursos o  no, y mucho menos cómo se sostendría después.

Además, eran meses vísperas del inicio de la década de los 80 del siglo pasado, ese período en el que ya habían pasado los efectos de la Zafra de los Diez Millones, cuando fuimos convocados a la austeridad después de no lograrse la anhelada cifra de azúcar.

La Revolución había superado el aislamiento al cual la condenó el Gobierno norteamericano, y se había abierto camino hacia la lejana Europa del Este, sobre todo a 9550 kilómetros donde estaba  el epicentro del Socialismo mundial de la época, la Unión Soviética.

Predominaba el pensamiento de que no había nada imposible, porque estaba la epopeya de derrocar un gobierno apoyado por EE.UU, a su ejército y que, para colmo, los protagonistas revelaron su carácter socialista cuando estaban en peligro de desaparecer.

Si se solucionaba un problema, causado o no por el Bloqueo económico, comercial y financiero, se solía decir que era “un golpe al imperialismo”, y nadie puede negar cierto matiz de choteo, aunque lo cierto es que era difícil notar algo público que pareciera una burla de la pequeña Cuba hacia el gigante adversario.

A pesar de la guerra  económica, como en todo, nadie pensaba en cuánto se gastaba, sino en fundar un periódico en una recién creada provincia y había que hacerlo antes de que los recursos fueran obtenido por otras como Ciego de Ávila, Cienfuegos y Las Tunas.

En ese contexto, sin decir que era designado corresponsal en Sancti Spíritus para luego fundar una publicación, el entonces director del periódico Vanguardia, Pedro Hernández Soto, me comunicó la decisión y expresó asombro cuando dije estar de acuerdo.

Años después, él sabría que mi tranquila aceptación obedecía a que yo no conocía el verdadero motivo del traslado, pues de lo contrario habría presentado una fuerte y tenaz resistencia, sobre lo cual escribiré en otra ocasión, pues estas notas son para relatar mi viaje a la República Popular Democrática de Corea.

El 4 de enero de 1979, poco antes del mediodía concluyó la tirada del primer ejemplar usando la ya entonces obsoleta impresión directa, en la cual la materia prima era el plomo y que por lo histórico del hecho, propuse ingenuamente conservar lo utilizado.

Apenas unos días después, refundieron el plomo y el resto de los materiales debió parar en algún basurero, porque no pude hallarlos nunca. Gracias a los colegas culpables, ahora celebramos el aniversario 35, con offset, sin poder mostrar los antecedentes de la actual tecnología.

Entre los preparativos fundacionales, también hubo aciertos como el periódico llamado “en seco”, una ocurrencia positiva para entrenar al personal que, paso a paso, iba desarrollando diariamente el flujo de trabajo, por supuesto, sin imprimir ningún ejemplar. Era para aprender. Además, no se había logrado hacer funcionar la rotativa.

En medio de tales peripecias, algún colega adujo no ir a un viaje de intercambio de la Unión de Periodistas de Cuba con su homóloga coreana. A última hora, fui seleccionado para, a toda velocidad, gestionar el pasaporte sin que pudiera arribar a Pyongyang cuando era esperado.

La tardanza provocó que participara en el acto por el Primero de Mayo al hacer escala en Moscú, y por la diferencia de horas, llegara justo a tiempo a los festejos por el Día Internacional de los Trabajadores de la capital de Corea del Norte.

Antes de la oportunidad de desfilar dos veces, por supuesto, llegué al aeropuerto, descendí del avión, y mientras miraba a una niña con un ramo de flores al pie de la escalerilla, pensaba: ¿con qué personalidad habré coincidido en este vuelo?

De pronto, sin mediar palabras, pero con convincentes ademanes, me tomaron por el brazo y, en medio de abundantes fotos, fui agasajado con aquel ramillete.

Se supondría que en  mi  embajada no habría confusiones, pero tuve que demostrar dominio del idioma y ser capaz de completar la historia del diplomático que tenía ante mí cuando él fue el artillero que disparaba contra barcos piratas en el puerto cubano de Casilda.

La complementé con tanta exactitud, que al compatriota le pareció demasiada casualidad que yo fuera de ese poblado y estuviera presente en ese mismo instante.

Una vez demostrado que yo era un periodista cubano, hijo de padre y madre chinos, la madre de la recién nacida Viengsay Valdés, acabada de llegar de Laos, me ofreció un café que no agradecí tanto por el sabor, sino por habérmelo brindado a la cubana.

El mismo día  en que volaba hacia Moscú, el Embajador, arquitecto de profesión, se disculpaba porque acababa de recibir la comunicación de que el periodista cubano Félix Arturo Chang León arribaría a ese país.

A quienes nunca pude aportar pruebas de mi identidad fue a los colegas coreanos que insistentemente, por doquier, me pedían un ejemplar del periódico Escambray del cual yo era Jefe de Redacción, pues nadie se mostró convencido de que lo hacíamos “en seco” y hasta llegaron a compararme con un general sin ejército.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.

Se han publicado 2 comentarios


Arturo Chang
 8/1/14 14:35

Aristides: Lo que cuento, a mí también me hace reír, pero es ahora cuando río, pues aquellos momentos fueron de tanta tensión, que es ahora cuando me repongo y escribo sobre las tantas confusiones que ocurrieron conmigo en la zona asiática. Y en cuanto al periódico En Seco, prometo escribir más en otra ocasión, pues ya hay detalles que puedo desclasificar sin que nadie se sienta herido. No se preocupe, que no perderé la costumbre... Gracias por su comentario

Arístides
 5/1/14 11:51

Amigo Chang, nos cuenta unas anécdotas que tienen mucho de especial. Me hacen reír las peripecias que tuvo que enfrentar en ese viaje a tan lejana (geográficamente hablando) nación del sureste asiático. Y eso de hacer un periódico “en seco” debe ser un aporte del periodismo criollo que ni Mazzantini el torero pudiera explicar como para que alguien que no fuera cubano lo entienda, como otras cosas que tenemos en nuestro preciado caimán, que son “demasiado” exclusivas. Gracias por compartir esas vivencias con sus lectores. ¡No pierda la costumbre!

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