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domingo, 10 de noviembre de 2024

¡¿Tsunamis en Cuba?! (+Fotos)(+Gráficos)

Aunque en nuestro país no existen reportes históricos sobre la ocurrencia de estos fenómenos naturales, algunos pronósticos aseguran que pueden asechar el archipiélago cubano en cualquier momento...

Danae González Del Toro, Luis López González, Rosmery Echarri Martínez en Exclusivo 03/04/2013
6 comentarios
Depósitos de tormenta. Bonaire
Depositos de tormenta acumulados en la costa.

Fue el 7 de junio de 1692 cuando todo el esplendor de Port Royal, una pequeña localidad de Jamaica, llegó a su fin tras la ocurrencia inesperada de un terremoto desgarrador.

Aquel día, la ciudad fue golpeada por sismos aterradores; el mar llegó a las costas para destruir sin contemplaciones lo que encontraba a su paso. El colapso de la gran barrera de arena sobre la que se sustentaba, unido a la erosión del terreno provocada por el impacto de tsunamis majestuosos, no solo causaron la pérdida de unas 3000 vidas humanas, sino además de las dos terceras partes que conformaban el vasto territorio.

La Sodoma del Nuevo Mundo, como fue conocida la ciudad tras convertirse en el nido de numerosos corsarios y piratas, fue objeto de reparaciones en los años posteriores; pero a pesar de los esfuerzos realizados, no fueron pocas las dificultades que obstaculizaron su recuperación.

Los resultados de un incendio devastador ocurrido en 1704, el paso de diferentes huracanes y ¡para colmo! de otro horrible terremoto en 1906, provocaron que esa ciudad ni siquiera pudiera acercarse a la sombra de lo que había sido en el siglo XVII; y la convirtieron en lo que hoy es: un poblado insignificante que carece de relevancia política, económica y comercial.

EL CARIBE: UN GRAN RIESGO

Los tsunamis, también llamados maremotos, son uno de los fenómenos más devastadores que ocurren en el planeta. El alto número de víctimas, unido a los graves daños económicos y sociales que dejan a su paso, los convierte actualmente en una de las catástrofes naturales más temidas y respetadas.

El hecho de que alguno de ellos pueda afectar el Caribe, y provocar consecuencias tan adversas como las sufridas por la pequeña ciudad de Port Royal, preocupa seriamente a muchos profesionales.

Durante los últimos siglos, en la región se han detectado más de 30 fenómenos similares provocados, fundamentalmente, por derrumbes submarinos, terremotos y erupciones volcánicas; dato que refleja, según Enrique Arango, experto del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS) de Cuba, la posibilidad de que nuevas catástrofes puedan aparecer.

“Una de las amenazas más convincentes —agrega el especialista— proviene del Kick-'Em-Jenny, un volcán submarino ubicado aproximadamente a ocho kilómetros de la isla de Granada, que desde su descubrimiento, en 1936, ha hecho erupción más de diez veces.

”Otro de los peligros más alarmantes recae sobre las profundas zanjas marinas que se localizan en el área. La zanja marina de Puerto Rico, como una de ellas, tiene más de 900 km de longitud, y hasta es considerada una de las fosas del mundo con mayor profundidad”, añade el investigador.

Las islas caribeñas que más inquietan, a juicio de Arango, son las situadas en el arco de las Antillas Menores, debido al proceso de subducción que ocurre cuando una placa tectónica se introduce por debajo de la otra, y es en este proceso donde se generan precisamente los sismos capaces de motivar la formación de tsunamis.

Sin embargo, a pesar de verse acorralada por tantas desavenencias, la región no cuenta todavía con un sistema de prevención adecuado capaz de avisar sobre posibles maremotos, razón por la cual el Sistema de Alarma de Tsunami del Pacífico, con sede en Hawai, es el que asume casi por completo esa responsabilidad.

“El bajo nivel de desarrollo que poseen muchas de las naciones caribeñas justifica en gran parte el hecho de que ellas aún no tengan su propio sistema preventivo, y es que no son pocos los gastos requeridos por este tipo de instalaciones, más cuando son de alta tecnología”, indica el científico.

“Como los métodos utilizados mayormente en el Caribe (sondas y boyas submarinas) solo permiten anunciar la llegada del fenómeno minutos antes, se hace cada vez más evidente la necesidad de establecer un centro que alerte a todas las islas tropicales”, explica el experto.

LA IMPORTANCIA DE SABER

Más allá de la calidad científica de los medios existentes en el país para pronosticar la llegada de maremotos, existe un problema de similar relevancia que no debe pasarse por alto, y es el nivel de información existente en la población sobre estos temas.

“¿Tsunamis aquí en Cuba? Jamás había escuchado algo tan absurdo. Si el país corriera el riesgo de verse afectado por esos fenómenos, ya nos habrían informado ¿no crees?”, así respondió Regla Pérez, profesora de la escuela primaria Héroe de Yaguajay tras preguntarle qué sabía del asunto.

Por eso, en ocasiones se afirma, y con razón, que las desfavorables consecuencias derivadas de este tipo de infortunios no solo son provocadas por razones naturales, sino también por la falta de preparación y sensatez de los propios seres humanos.

Manuel Iturralde-Vinent, especialista en Geología del Museo Nacional de Historia Natural, asegura que todos debemos informarnos para reducir los daños al máximo. “Es mucha la ignorancia que hay entre los cubanos, pero en realidad son las familias residentes en zonas costeras las que más deben conocer al respecto”, considera.

“Las personas que viven en sitios peligrosos como estos deben buscar puntos de protección con más de siete metros de altura y practicar regularmente su traslado al refugio, una vez seleccionado”, señala el geólogo.

“Aquí no contamos con recursos avanzados para avizorar con tiempo la llegada de tsunamis, y lo que es peor, ni siquiera pertenecemos al Sistema de Alerta de Hawai, que es el único responsable en el área de alertar el peligro”, agregó.

¿TSUNAMIS EN CUBA? 

“En nuestro país no hay reportes históricos de daños asociados a maremotos, no obstante, como consecuencia del gran terremoto de Lisboa, ocurrido en 1755, llegaron a registrarse en la región oriental olas de hasta de tres metros de altura; y del ocurrido en República Dominicana, el 4 de agosto de 1946, se produjo un fuerte oleaje en las playas del litoral norte del centro y el occidente del país”, comenta Iturralde.

“Aunque la principal fuente sismogeneradora del Caribe occidental, donde se ubica la isla, sean las fallas que delimitan la trinchera Bartlett-Caimán, cuyo movimiento lateral izquierdo no constituye un mecanismo favorable para la generación de terremotos tsunamogénicos, no podemos descartar la posibilidad de que ocurra alguno”, advierte el experto.

“Por otro lado, de acuerdo a las evidencias históricas encontradas durante investigaciones realizadas a lo largo del territorio nacional, ha podido demostrarse que Cuba fue asechada por tsunamis en el pasado y que también puede serlo en el futuro”, señala el geólogo.

“Dos de los métodos más relevantes utilizados en el país para determinar el nivel de riesgo existente en las costas cubanas, han sido el digital y el geológico”, menciona Iturralde.

“El primero, que permite la realización de diferentes experimentos digitales, como su nombre lo indica, consiste en analizar el trayecto de olas producidas por fenómenos no ocurridos en realidad, pero que sí pudieran suceder, para así alarmar a las posibles zonas afectadas en caso de que acontezcan”, explica el catedrático.

“Por ejemplo, de acuerdo a las pruebas realizadas con un terremoto imaginario generado en Islas Caimán, pudo concluirse que, si este ocurriera, toda la parte sur del centro del país se vería afectada por olas hasta de cinco metros, luego de transcurridas las primeras cuatro horas.

”El segundo método consiste en identificar la ocurrencia de un oleaje extremo en áreas cercanas al mar sobre la base de la presencia de bloques rocosos arrojados por grandes olas en el pasado y denominados ‘huracanolitos’.

“En este sentido, debe apuntarse que en las costas meridionales de Guanahacabibes, la Isla de la Juventud, los cayos del sur de Camagüey y en Guamá, al sur de Oriente, se han observado enormes ejemplares de roca caliza coralina de seis o siete metros cúbicos lanzados a más de 50 metros de la costa”, dice el profesional.

“En otras zonas del litoral sur también han sido encontrados, aunque no a distancias tan lejanas de los litorales, bloques de hasta de 20 metros cúbicos, hazañas que, por supuesto, solo olas con gran fortaleza pudieron realizar. Aunque no ha podido determinarse con seguridad absoluta si las rocas fueron lanzadas por maremotos de huracanes o por tsunamis, igual nos dan la medida de los riesgos de construir viviendas en sus cercanías”, asevera el especialista.

“El caso es que la existencia de esos bloques enormes es irrefutable, y si ya una vez hubo olas garrafales capaces de arrastrarlos, ¿por qué en el futuro no pueden volver a ocurrir?”, expresa el científico.

PROYECCIONES AL FUTURO

Las dimensiones de un tsunami son difíciles de pronosticar, no solo depende de la eficacia de los medios que se utilicen para prevenirlos; además, no necesariamente todo terremoto, erupción volcánica o derrumbe submarino, genera la energía capaz de crear olas como estas.

“La predicción depende más bien de las dimensiones y la topografía de los cuerpos de agua donde se originan, de la extensión de los mares por donde transitan y de la morfología de las costas; es decir, de los cambios y transformaciones que experimenten”, afirma Reinaldo Rojas, especialista en Geología y Director del Museo Nacional de Historia Natural.

Los estudios realizados a lo largo del país y los datos históricos recopilados durante investigaciones posibilitaron la reciente elaboración de un mapa preliminar, en el cual se señalaron las localidades más amenazadas por estos fenómenos en Cuba.

“Las costas que más riesgos corren en la actualidad, de acuerdo a lo previsto, son las ubicadas en el sur de las provincias de Pinar de Río, Cienfuegos, Camagüey, Ciego de Ávila, Granma, Guantánamo y Santiago de Cuba”, avizora el experto.

“Pero el resto de los límites costeros no se libran del peligro tan fácilmente. El mapa realizado es solo un pronóstico y, por tanto, no debemos confiarnos ni creer en él con total seguridad. El futuro es incierto así que todo puede suceder”, indicó.

PARA NO PERDER LA CALMA

 “Los maremotos pueden asecharnos en cualquier momento, y si mañana uno de ellos llega a nuestras costas, es muy probable que nos enteremos, si es que lo hacemos, con solo pocos minutos de antelación. Considero entonces que lo mejor para todos sería mantenernos informados y preparados para lo que pueda pasar”, valora Reinaldo Rojas.

“La madre Naturaleza tiene un poder totalmente asombroso y difícil de predecir muchas veces hasta para nosotros los científicos. Hacemos el intento de anunciar algunos de sus movimientos, pero esto no significa que lo hagamos sin cometer equivocaciones”, concluyó.

Lo único que puede asegurarse con absoluta certeza es que la realización de un pronóstico eficaz depende de la instauración de un sistema de prevención adecuado en el Caribe; porque, de acuerdo a las evidencias históricas y a las investigaciones realizadas a lo largo y ancho del país, también podría afirmarse que en Cuba la ocurrencia de tsunamis es muy posible.


Epicentros de los terremotos registrados en las Antillas Mayores.


Huracanolito volteado por huracan Iván. Bonaire


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Danae González Del Toro

Luis López González

Rosmery Echarri Martínez

Se han publicado 6 comentarios


ALBERTO
 15/5/13 16:16

muy interesnte su artículo, le felicito

nelson
 15/4/13 15:04

Muy interesante este artículo, soy aficionado a la geología y he leido sobre los tsunamis y sus efectos debastadores. Se también que para detectarlo con tiempo suficiente se necesita de la tecnología necesaria, pero, ¿existe alguna manera de avisorarlo desde la costa? Gracias por el artículo, imformaciones como estas es la que necesitamos.

teni
 15/4/13 13:49

que horror, creo que moriremos ahogados, como los del titanic

lorayne /lory
 14/4/13 15:20

Gracias a la revolución por sacarnos del anonimato en q viviamos.

Arístides
 3/4/13 11:51

Se debía alertar, primero educando sobre el tema, a todos los habitantes de las zonas de peligro en nuestro país. No parece posible, pero "es mejor prevenir, que tener que lamentar". En cualquier momento pudiera, y sin pensarlo, existir una amenaza para alguna de nuestras costas. Recuerdo que cuando el último terremoto de Haití se dio la alarma en Baracoa de un posible maremoto, y no creo que haya sido en vano, aunque muchos, como siempre los cubanos, criticaron lo inútil de la medida.

Magel
 3/4/13 9:11

Muy interesante y aleccionador este artículo. Siempre debemos aprender todo lo relacionado con nuestra salvaguarda.

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