domingo, 29 de septiembre de 2024

COP 21... Después del ruido

La Cumbre de París sobre cambio climático se quedó en la cerca...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 13/12/2015
1 comentarios

Si a la capital francesa los hegemonistas hubiesen ido a aprobar su supremacía militar en Oriente Medio y Asia Central, o el reparto entre sus grandes transnacionales del petróleo global, seguramente en pocas horas hubiesen procurado una copiosa certificación “legal”, y en cuestión de días el intento de “cumplir el plan” ya estuviese en acelerada vía de ejecución.

Solo que en un París todavía aturdido por los sangrientos atentados del terrorista Estado Islámico, buena parte de las naciones del planeta se dieron cita con el esperanzador propósito de negociar un acuerdo vinculante y responsable sobre medio ambiente, empeño este que sí requirió de largos días de negociaciones y de permanentes reformulaciones para mostrar al menos consenso sobre los temas y propuestas incluidos en la agenda.

     Vale recordar que este foro resultó tal vez uno de los últimos intentos globales (antes de un inminente estallido de consecuencias caóticas) de resumir y hacer valer aspiraciones y preceptos nada cómodos para los grandes y poderosos intereses imperiales, cuyo único fin es lucrar aún cuando una hecatombe ecológica también les borre del mapa asidos a sus abultadas arcas.

Y como en este mundo “prehistórico” la irracionalidad y la avidez desmedidas aún poseen abrumadores resortes a escala económica, política, militar y mediática, la nociva marca de los poderosos no dejó de hacer lo suyo a la hora de las conclusiones con relación a las exigencias y solicitudes mayoritarias en materia medioambiental.

Analistas indican que si bien el tan llevado y traído texto recoge, al menos de forma declarativa,  algunas de las metas aparecidas en las formulaciones originales del documento parisino, la moderación de los tonos y el difuminar responsabilidades y plazos pueden complicar seriamente el logro de los propósitos enunciados, un resultado que viene de la mano de la nociva acción de aquellos que carecen de toda voluntad política y de deseos genuinos de enfrentar la debacle de nuestro entorno.

Así, rezan textos de prensa, la declaración de París “llama al mundo a reducir colectivamente y luego eliminar las emisiones de gases de invernadero, aunque sin imponer sanciones a las naciones que no lo hagan.”

Además, “intenta prevenir que las temperaturas globales  no crezcan en dos grados Celsius entre ahora y el 2100, una demanda clave de países pobres azotados por la elevación de los niveles del mar y otros efectos del calentamiento global, y que se debería tratar de limitar ese incremento a solo 1,5 grados.”

Por demás, se habla del “compromiso para coartarel aumento de los gases causantes del efecto invernadero producidos por la actividad humana hasta un nivel en que árboles, tierra y océanos puedan absorberlos de forma natural, a partir de algún momento entre el 2050 y 2100”, y enuncia que “las naciones ricas deben seguir brindando apoyo financiero a las naciones pobrespara que enfrenten el cambio climático, pero no aclara cuánto.”

En pocas palabras, la reducción de temas vitales a una suerte de carta de intenciones que sería válida desde 2020, y que debe asumir también el complicado proceso de aprobación por cada parlamento nacional, en especial en el caso del más de medio centenar de Estados responsables de cincuenta y cinco por ciento de la contaminación atmosférica por sus elevadas emisiones de gases de efecto invernadero.

    Y si bien algunos presentes en París se proyectaron altamente complacidos con el cierre de esta Conferencia, lo cierto es que para muchos activistas y personalidades comprometidos con la lucha a favor de un hábitat sano a escala universal, apenas se trata de un “comienzo insuficiente” en el contexto de un riesgoso panorama que exige premura y compromisos honestos y responsables.

Sin faltar, desde luego, declaraciones ampulosas e hinchadas como las emitidas desde la Casa Blanca, en las que el presidente Barack Obama habló de “éxito grandioso” por el cual “casi todos los países del mundo acaban de firmar el Acuerdo de París sobre cambios climáticos, gracias al liderazgo estadounidense".

¡Habrá que ver…caramba!


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


vangelys
 14/12/15 14:15

Nestor el cambio climatico es un tema inconcluso e inevitablemente irreversible....disculpa mi pesimismo pero son demasiados intereses egoistas de las grandes transnacionales.....y  un eje economico mundial tan arraigado a sus cimientos que aun hoy la energia renovable en constante evolucion  parece y sera incapaz de sustituir al oro negro( el petroleo), nada detendra ya el cambio climatico...

El mundo lleva consigo la tecnologia nuclear en muchos paises, centrales nucleares  tan obsoletas aun funcionan en muchos paises, son bombas de tiempos vivientes, manejadas `por empresas privadas que se escabullen de las inspecciones OIT, el ejemplo mas reciente Japon, Fukushima....el mundo es una bomba de tiempo al borde de un desastre de tal maginitud aparejado al cambio climatico en desarrollo imprevisible....

No debemos escatimar en esfuerzos, pero el mundo economico se resiste.....gracias nestor..

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