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domingo, 22 de diciembre de 2024

G-20: Repaso sustanciado

El Grupo de los 20 concluyó sus debates en San Petersburgo con un frugal optimismo...

Elsa Claro Madruga en Exclusivo 07/09/2013
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cumbre g20
La 8va Cumbre del G20 fue, según la presidenta de Argentina, la “más intensa” de todas.

Temprano para echar a vuelo campanas por una mejoría de los indicadores económicos globales y demasiado tarde para continuar apagando fuegos con gasolina, el Grupo de los 20 concluyó sus debates en San Petersburgo con un frugal optimismo.

La fusión de economías desarrolladas con países emergentes (G-20) representa a dos tercios de la población mundial. Sus jefes de estado fueron los actores reunidos en la antigua ciudad rusa junto al delta del Neva, teniendo como inevitable trasfondo la invasión a Siria que, según reiteró Barack Obama, emprenderá Estados Unidos aunque esté bastante solo en la empresa.

Pese al pésimo influjo de esa preeminencia, la agenda parece que estuvo bien estructurada, pues personajes como la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner (la única que ha asistido a todas estas citas desde que se iniciaran en el 2009) calificó a la concluida el viernes 6 como la “más intensa” de todas en el tema que es la razón de ser de estos encuentros.

Como la salud de la economía mundial no tiene buen semblante y se mantiene la desaceleración del crecimiento en el mundo desarrollado, los intercambios sobre qué hacer para revertir el estado de cosas imperante fueron fuertes y las diferencias de criterio inocultables.

Mientras algunos países insisten en considerar que hay recuperación y que ello es fruto de las políticas de ajuste, otras difieren, acentuando que es preciso fomentar empleo y crecimiento, pero no quedarse en el enunciado, como otras veces, sino asumiendo programas efectivos para alcanzar esos objetivos.

Otra vez hubo coincidencia en cuanto a poner coto a los paraísos fiscales, ahora llamados guaridas, donde se lava dinero y se evade el pago de impuestos, dando pie a una erogación malsana de flujos de capital fuera del sitio donde se originan.

De todos modos, no se ha podido evitar —nada se hizo— la preferencia de los inversionistas para conseguir réditos a partir de los préstamos que hacen, pues con ellos logran ganancias permanentes y muy elevadas, más que si emplearan dinero en áreas productivas. O sea, no hay incentivos ni regulaciones obligadas para revertir esa pésima y oportunista predilección.

Un tema que mantuvo inquietudes y trajo a la mesa de debate posiciones encontradas fue el anuncio de la Reserva Federal norteamericana sobre su disposición a dejar de imprimir billetes en abundancia, como viene haciendo para mantenerse a flote, con un dólar devaluado al máximo que es, al mismo tiempo, moneda de reserva preferente para casi todos los bancos centrales o en las transacciones mercantiles de mayor peso. Ponerle tasas impositivas, según sus conveniencias, repercute sobre los demás, como se explica dentro de unos pocos párrafos.

En consonancia con esos temores de muchas naciones, el comunicado final de este octavo encuentro del G-20, contempla que los cambios en la política monetaria deben ser “calibrados cuidadosamente y comunicados claramente”.

LOS EMERGENTES

Circulan, desde hace algunos meses, datos sobre la desaceleración de las naciones BRICS (Brasil, China, India, Rusia, Sudáfrica) que hasta ahora tuvieron un 4,11 % anual de crecimiento, mientras los países desarrollados apenas llegan de conjunto al 1,37 %. Los BRICS reúnen el 25 % del PIB mundial y abarcan el 40 % de la población del planeta. Pero el problema que ahora se les presenta, en gran medida, procede de los anuncios estadounidenses sobre los cambios en la política monetaria que vienen aplicando como salvavidas económico.

Solo la noticia de lo que Washington se propone indujo la pérdida de un quinto en el valor de la rupia hindú, un 10 % del rublo y un 15 % del real brasileño, según datos de organismos de investigación financiera que dieron a conocer, además, la fuga de 44 000 millones de dólares de los mercados de esas cinco naciones durante el último trimestre. Al tema se refirió en San Petersburgo la jefa del FMI, Christine Lagarde, pues el mundo pudiera perder cierto equilibrio que proporcionan estos países con sus aportes.

Muy destacable fue la determinación planteada por Vladimir Putin, a nombre de los BRICS, sobre la creación de un fondo de reservas comunes concebido para protegerlos de la volatilidad de los mercados de cambio. Según el gobernador del banco central de China, Zhou Xiaochuan, ese fondo conjunto para emergencias “es beneficioso para la promoción del crecimiento económico global y la estabilidad financiera global”. Además, añadió el economista, que esto enriquecería y consolidaría la cooperación entre los BRICS, realzando la confianza e intereses comunes, al tiempo que aumenta la capacidad del bloque para asimilar los impactos financieros externos.

El mandatario ruso dijo en el evento del G-20 que el pool se inicia con 100 000 millones de dólares y también prevén un banco de desarrollo con un capital de 50 000 millones que debe dar soporte a obras de infraestructura y otros requerimientos.

Como es de suponer, las nuevas instituciones de los BRICS son paralelas y no dependientes del FMI y el Banco Mundial. Eso implica mayor independencia. Es un modo, por igual, de darle asiento a otros pasos que están borrando las ventajas y privilegios de la divisa norteamericana, obviamente destinada a perder sus privilegios. Esa, desde luego, es otra historia.


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Elsa Claro Madruga

Analista de temas internacionales


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