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jueves, 26 de diciembre de 2024

Problemas ¿Contemporáneos?

Europa es un hervidero en estos momentos. Diferentes conflictos relacionados con la autonomía y la independencia se ciernen sobre esta...

Elsa Claro Madruga en Exclusivo 03/01/2014
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irlanda protestas
Irlanda no es el único país que reclama autonomía total en Europa

Hay mal tiempo, diría un meteorólogo, si los atolladeros existentes fueran síntomas climáticos. Hace solo días, concluyó en Belfast una fallida negociación en procura de mayor estabilidad para el Ulster. El viejo conflicto persiste desde que en 1947 Irlanda adquiere su plena soberanía, dejando la parte norte de esa isla en manos del Reino Unido que colocó suficientes británicos en el territorio como para contar con una fuerza interna fiel.

Transcurridos 15 años desde el Acuerdo del Viernes Santo que otorgó autonomía limitada a las formaciones norirlandesas, permitiendo que participaran de ese seudogobierno también el Sinn Fein, que aspira a unir la desgajada provincia al resto de la república nativa, los unionistas que desean continuar bajo tutela de Londres, se opusieron a las fórmulas ofrecidas por los mediadores.

Algunos teóricos aseguran que en Europa, escenario histórico de cruentas y prolongadas luchas, existe sosiego hoy. Olvidan temas como el de Irlanda del Norte o el de Cataluña y el País Vasco o los reclamos territoriales de los frisos austriaco-holandeses o los transilvanos de origen húngaro, bajo techo rumano. Dejan al margen la unilateralidad de convertir una provincia de Serbia un país, Kosovo, o dejar pendiente el complejísimo asunto de Bosnia Herzegovina dirigida por dos gobiernos que, en realidad, continúan siendo antagonistas.

A la lista se añade el también añejo diferendo entre Londres y Madrid por Gibraltar y el destino final de Ucrania, de momento pacificada más por las necesidades que por las virtudes y trágicas. Agrias disyuntivas se mueven desde Georgia y, en general por todo el Cáucaso. Existen problemas adormecidos, pero latentes. El grueso, en letargo o ebullición, están en África y el Medio Oriente. 

Y es que  cuando las grandes potencias europeas se repartieron África  en el siglo XVIII algunos estrategas  trazaron con fatal descuido sobre un mapa los límites entre regiones, atendiendo a sus conveniencias y a las ocupaciones previas del Reino Unido, Francia, Portugal y Alemania fundamentalmente, (sin desconocer la importantísima adquisición belga, el Congo).

Si no fue a cartabón, como se cuenta, el reparto fue festinado y atendiendo a los apetitos de quienes ocuparon estas tierras y se enriquecieron con sus bienes o con sus habitantes,  convertidos en mercancía a través de la esclavitud. La “hazaña” la repitieron al término de la II Guerra Mundial, según se vieron obligados a conceder la soberanía a estos pueblos, no sin antes dejar asegurada la ulterior explotación, mediante empresas transnacionales.

Desde que tocaron tierra  en las zonas norafricanas o en las subsaharianas, los conquistadores tuvieron como práctica común dividir los conglomerados humanos que encontraron. Fue un sádico recurso  mantener enemistados a unos grupos y otros, con el fin de evitar que se rebelaran contra los ocupantes.

La riqueza de una Europa agotada por déficits  de mercados, densidad demográfica y otras dificultades, fue robada de Asia y África de donde continúan extrayendo bienes naturales y les venden sus producciones.

ESTOS Y AQUELLOS

El conflicto en Malí y el posterior en la República Centroafricana o el de Sudán del Sur, tiene en sus bases ese pasado de fragmentaciones y unión  por la fuerza de culturas, lenguas, tradición y fe. A las viejas heridas se añadieron luego feroces tendencias manejadas por afanes e intereses  foráneos.

En Mali los Tuareg siempre lucharon por independizarse de los restantes grupos que Francia obligó a convivir dentro de las artificiales fronteras físicas y espirituales que concibieron durante el coloniaje. La inmediata intervención de Paris cuando ese grupo declara el pasado año la soberanía de la zona norte, Azawad, no fue por piadoso empeño, sino para proteger su acceso al uranio nigeriano (operado por empresas galas) con el cual nutren sus centrales nucleares. Y no fue ese el único provecho que fueron a proteger.

La República Centroafricana, otra ex colonia, con un territorio equivalente al de  la propia Francia, vive dentro de una situación anárquica  desde mediados de diciembre recién pasado, cuando se apropia del poder un abigarrado grupo que instaura el primer gobierno de corte islamista radicado en ese país.

Es el quinto golpe de estado desde 1960, cuando adquirió la soberanía. Según testimonios locales, la tropa sediciosa está conformada por chadianos, sudaneses y otros países vecinos, así como jóvenes nativos seducidos por la propaganda o sumados para sobrevivir a la matanza y pillaje predominantes.

Si en Mali hubo influencia islámica, sumada a las antiguas aspiraciones Tuareg, en la República Centroafricana (RCA) aparece, con mayor claridad, la participación de las monarquías petroleras en procura de propagar la variante sunita del Islam y su influjo directo sobre vastas zonas del área. Las casas reales del Golfo están detrás de varios acontecimientos. El de Siria (e Irán) les acercó a Israel pese a las diferencias entre ambos por el tema palestino.

Luego cuando se afirma que los focos de tensión  de mayor peso tienen componentes confesionales no se miente, pero se omite u esconden las aspiraciones geoestratégicas en movimiento. La  RCA clasifica entre los 10 países más pobres del mundo, pero posee uranio, diamantes y madera.

Sudán del Sur se ubica por igual entre los menos desarrollados y míseros del planeta. Su independencia (de la parte norte, mayoritariamente árabe e islamista) en el 2005 le convirtió en el estado más joven del orbe. Los recientes desencuentros internos se deben a disputas entre etnias por el control del petróleo,  la única fuente de ingresos tanto para quienes fueron una misma entidad, pero cultural y religiosamente  mal  conformada.

La firma del acuerdo de paz, hace 8 años,  incluye la distribución de los ingresos por la venta de crudo en partes iguales entre ambos sectores. El pacto debe perfeccionarse, pero no fue la causa de la disputa sur-sudanesa reciente, de índole tribal que, al término del 2013 logró un entendimiento, pero nadie puede augurar con certidumbre plena si funcionará en lo adelante.

Otro conflicto  proveniente de procesos mal cerrados o fallidos cálculos se encuentra en Libia. El gobierno actuante apenas tiene control sobre la capital.  Entrenar efectivos para establecer un nuevo ejército le costará 3 millones de euros, pues varios entre quienes desataron el caos con  los bombardeos y el derrocamiento de Muamar Al Gadafi, como Estados Unidos y Gran Bretaña, aportaron destrucción gratis, pero cobran otros servicios.

El movimiento federalista que dio vida por su cuenta a un nuevo país en la región  de Cirenaica, cuenta con fuerzas armadas propias, superiores a las del gobierno. Las destina a la salvaguarda de las instalaciones petrolíferas.  Milicias de heterogénea composición, siguen controlado zonas completas. Entre ellas está un grupo radical (Ansar as Sharia) que provoca gran rechazo poblacional y ha protagonizado perennes hechos de sangre contra civiles.

¿Son los citados todos los focos de tensión que quedan abiertos al 2014 y quizás no se diluciden durante el año? Un rotundo no es la respuesta. Pendiente se queda Siria, pese a los avances alcanzados por las fuerzas gubernamentales contra mercenarios y foráneos. EE.UU. y otros por miedo a lo incontrolables que se tornan, decidieron frenar las, pero también en ese escenario aparece Arabia Saudita con sus fondos. Ginebra 2, este enero, puede abrir puertas o gatillar renovadas incidencias.

También a la espera de desenlaces está Afganistán y la retirada de tropas norteamericanas. El Líbano vuelve a tener malos registros y Turquía, involucrada en el drama sirio, debe hacer frente a delicadas situaciones  de su propia sociedad,  en asuntos de fe y de albedrío social.

Permanece la perversa odisea palestino-israelí.  John Kerry formula un plan de paz, pero como no cambia la esencia de los anteriores y siempre deja en mejor posición a Tel Aviv, tiene altas posibilidades de perecer como sus antecesores.

Nadie puede garantizar que dejen de existir estos y otros conflictos, mal concebidos y peor gestionados durante al menos un par de siglos, mientras se gestan otros a la sombra o al margen de los existentes. Dicen que la ambición no duerme y  estos procesos lo confirman.


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Elsa Claro Madruga

Analista de temas internacionales

Se han publicado 1 comentarios


Rafael Machiran Ferrer desde FB
 3/1/14 12:43

Europa se esta conbertido eniseria desempleo y corupcion y de una maneira a otra en la destabilisacion de los países arabes y no en el apollo a palestina y otros

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