La verdad es que imagino muchos teníamos puesto un dedo para hacer sonar las alarmas.
Por suerte, no hizo falta.
Pero… (siempre hay un pero).
Tras el discreto desempeño en el Mundial absoluto, celebrado semanas atrás, todos mirábamos con cautela el U23 —es decir, Under 23, menores de 23 años— efectuado en Novi Sad, Serbia. Y, al menos, Cuba pudo conquistar dos medallas de bronce.
Las preocupaciones no eran infundadas: en el campeonato absoluto solo Milaymis de la Caridad Marín (estilo libre femenino, 76 kg) logró subir al podio, mientras otros laureados como Luis Orta, Oscar Pino y Gabriel Rosillo se quedaron sin medalla.
Una locomotora
Por orden cronológico, la primera alegría llegó con la librista Yaynelis Sanz (57 kg), chica voluntariosa y ambiciosa, dueña de una energía que recuerda a una locomotora humana. Llegó con el aval de haber ganado el oro en los dos Juegos Panamericanos Juveniles celebrados y un hambre competitiva admirable.
No todo fue fácil: perdió su primer combate ante la bielorrusa Aryna Dzemchanka (que compite bajo la bandera de la Unión Mundial de Luchas) por 4-4, al anotar su rival el último punto. Pero —sí, otro “pero”— Dzemchanka avanzó hasta la final y arrastró a Sanz al repechaje.
Allí, Yaynelis mostró su temple: fulminó por pegada a la ucraniana Oksana Khomenets y luego derrotó 6-4 a la turca Emine Cakmak.
Bronce y orgullo
Poco después llegó la medalla del librista Geannis Garzón (79 kg), subcampeón en los recientes Juegos Panamericanos Juveniles. En su estreno, perdió un intenso 8-10 ante el turco Ibrahim Yaprak, luego medallista de plata, quien también lo arrastró al repechaje.
Garzón no desaprovechó la segunda oportunidad.
Ganó tres combates seguidos: al serbio Andrija Ivanovic (9-2), al armenio Hayk Papikyan (3-2) y al ruso Nikita Dmitrijevs Mayeuski (4-0).
Conviene recordarlo: Rusia —con las medallas de la antigua Unión Soviética incluidas— es la gran potencia mundial, con 372 títulos de oro.
Vencer a un ruso en esta disciplina siempre tiene valor doble.
    
También resultó provechosa la experiencia para Greili Bencosme (libre/50), Yonat Véliz (grecorromana/67) y Orislandy Perdomo (libre/70), aunque no lograran medallas.
Archivos reveladores
Con estas dos preseas, el acumulado histórico de Cuba en mundiales U23 asciende a diez medallas: cuatro de oro, una de plata y cinco de bronce.
Oro: Reineri Andreu (libre/57/Bydgoszcz 2017 y Budapest 2019), Yudaris Sánchez (libre/68/Bucarest 2018), Milaymis Marín (libre/72/Budapest 2019).
Plata: Daniel Gregorich (greco/87/Bucarest 2018).
Bronce: Yudaris Sánchez (libre/69/Bydgoszcz 2017), Gregorich (greco/87/Budapest 2019), Yonger Bastida (libre/92/Budapest 2019), más las dos recientes de Sanz y Garzón.
La mejor cosecha se logró en Budapest 2019, con dos oros y dos bronces.
Y destaca una trayectoria ejemplar: Milaymis Marín, campeona olímpica juvenil en Buenos Aires 2018, oro mundial juvenil en Tallin 2019, oro U23 en Budapest 2019 y bronce olímpico en París 2024.
Después del esplendor
Tras aquel 2019, llegó un bache.
Cuba no participó en los siguientes cuatro mundiales U23: Belgrado 2021, Pontevedra 2022, Tirana 2023 y otra vez Tirana 2024.
Hasta que finalmente regresó ahora, en Novi Sad 2025.
Esa pausa costó desarrollo, experiencia y fogueo. Y el fogueo —por simple que parezca— continúa siendo la base del crecimiento deportivo.
Sabemos que la situación económica impone límites. Pero al periodismo le toca recordarlo: sin competencias, el talento se oxida.
 
                        
 
                
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