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jueves, 24 de abril de 2025

El Partido Revolucionario Cubano: Piedra angular del proyecto emancipador martiano

La creación del periódico Patria y el Partido Revolucionario Cubano fueron los dos pilares fundamentales sobre los cuales se articuló un proyecto emancipador, no solo para Cuba, también para los pueblos de América Latina y el Caribe...

Grabiel Vargas Guevara en Exclusivo 10/04/2025
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El Partido Revolucionario Cubano: Piedra angular del proyecto emancipador martiano
El Partido Revolucionario Cubano: Piedra angular del proyecto emancipador martiano

A lo largo de las décadas de los ochenta y principios de los noventa del siglo decimonónico, los independentistas cubanos no cesaron en sus empeños por llevar a Cuba un nuevo movimiento insurreccional contra el poder colonial. Ejemplo de ellos fueron el desarrollo de; La Guerra Chiquita 1979-1880, el Plan Gómez Maceo 1884-1886 y la Conspiración de la Paz del Manganeso en 1890 (por tan solo mencionar los más importantes), los cuales se saldaron en fracasos.

A pesar que los esfuerzos anteriormente mencionados no pudieron  lograr un nuevo estado de guerra contra España, estos mostraban al mundo, la existencia fuera y dentro de la Isla de Cuba de un poderoso caldo de cultivo para el nacimiento de una nueva gesta liberadora. Solo faltaba una sabia conducción, un líder que pudiera aglutinar a las fuerzas independentistas alrededor de un instrumento político para el logro de la ansiada libertad.   

Va a ser precisamente José Martí, quien con su incesante actividad dará forma a dicho movimiento, que tendrá en la creación del periódico Patria y el Partido Revolucionario Cubano, los dos pilares fundamentales sobre los cuales articuló un proyecto emancipador que no solo perseguía la creación de un estado nacional cubano. Trazaba una estrategia encaminada a alcanzar lo que el denominaría “Equilibrio del Mundo”, referente teórico de las concepciones unitarias de los pueblos de América Latina y el Caribe que trascendería las barreras de su época.

El proyecto martiano para el equilibrio continental, ubicaba a Cuba y Puerto Rico como la región estratégica en la que se debía impedir a toda costa la expansión de los Estados Unidos sobre estos territorios, a los que consideró los últimos baluartes para salvaguardar la armonía del mundo. Era imprescindible alcanzar la segunda independencia de Hispanoamérica, la misma no podía materializarse sin la separación de Cuba y Puerto Rico de España.

Es necesario explicar, que el Partido Revolucionario Cubano no fue el primero fundado por cubanos. En el contexto del periodo de Tregua Fecunda nacieron los partidos; Unión Constitucional y el Liberal Autonomista (Surgen al amparo de las reformas políticas establecidas por el Convenio del Zanjón) los cuales se caracterizaron fundamentalmente por ser contrarios a la independencia de la Isla. Estos lograron aglutinar a una masa de hombres ilustrados y poderosos económicamente pero ideológicamente extraviados sobre el bienestar común de todos los hijos de Cuba.   

José Martí que había analizado los méritos de la Guerra Grande y sus derroteros, se dedicó en sus recorridos por la emigración cubana (Los Estados Unidos, México, Centro y Sur América y las islas de Jamaica y Santo Domingo) a la tarea de unificar criterios para evitar el brote de los males que hicieron fenecer nuestra primera revolución separatista.

Con tales propósitos Martí acompañado de hombres de buena voluntad de diferentes procedencias (cubanos y portorriqueños), fue cimentando la estructura de un instrumento político que tendría como objetivos fundamentales; organizar, unir y educar al movimiento revolucionario para el nuevo estado de guerra contra España, al cual denominó  “Guerra Necesaria”.

Los patriotas cubanos del exilio en los Estados Unidos (País convertido en el centro neurálgico de la emigración cubana), haciendo uso de procederes democráticos. Sometieron  a discusión las Bases y Estatutos Secretos del futuro instrumento político el día 5 de enero de 1892 en Cayo Hueso. Entre los reunidos allí, estuvo el maestro José Martí en representación de los clubes patrióticos de Nueva York. Además de representantes de los clubes revolucionarios de Tampa y personalidades importantes de la emigración.

En esa reunión se acordó que todos los clubes patrióticos debían emprender un proceso de presentación y discusión de los documentos en cuestión. Era necesario que la masa de revolucionarios afiliada en esas organizaciones, estuviera concientizada del doble rol que asumían, el propósito de lograr la independencia de Cuba y de  fomentar y auxiliar la de Puerto Rico.

En el mes de abril del propio año ocurrirían dos hechos significativos en el futuro tablero político de los revolucionarios cubanos. El primero de ellos, aconteció el día 8 cuando José Martí fue elegido  por los revolucionarios para ocupar el cargo de Delegado del Partido Revolucionario Cubano.  En fecha tan simbólica como el 10 de abril, por cumplirse 23 años del desarrollo de la Asamblea de Guáimaro donde surgió la primera República  en Armas de Cuba, se constituyó oficialmente el Partido Revolucionario Cubano.

El cual contó con una base social integrada por los sectores más humildes de los exiliados cubanos, teniendo un carácter popular. Además se logró  ramificar por los diferentes núcleos poblacionales que componían la emigración cubana dispersada por el continente y dentro de la Isla de Cuba. Sus afiliados se comprometían a cumplir los principios reflejados en las bases y la más estricta disciplina. Juan Gualberto Gómez fue la figura escogida para velar por el funcionamiento del partido dentro de Cuba.

La existencia del partido garantizaba la unión de todos los cubanos en su propósito por alcanzar la independencia de Cuba. En gran medida evitaba esos esfuerzos aislados de patriotas que movidos por su ardor revolucionario se lanzaban al combate anticolonial sin estar las condiciones creadas. También permitió una mayor organización en la recogida de fondos y estimuló el reclutamiento de hombres valerosos que integrarían la maquinaria militar contra España. Como fueron el caso de los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo. 

Los cuales fueron seducidos por el propio José Martí desde las páginas del periódico patria en los artículos: “El General Gómez”, “Antonio Maceo” y “La madre de los Maceo”. Que tocarían las fibras más sensibles de estas personalidades y darían su concurso en la guerra de Martí.

El propio José Martí en una carta entregada por el al general Máximo Gómez a nombre del Partido Revolucionario Cubano, le hace conocer al Generalísimo el propósito de: “asegurar la independencia amenazada de las Antillas y el equilibrio y porvenir de la familia de nuestros pueblos en América”. En la misma se le otorgaba el mando de las huestes independentistas cubanas, depositando la confianza de los exiliados cubanos en la sapiencia de tan laureado jefe militar. Explicaba así al Generalísimo el alcance ecuménico de la independencia de Cuba, más para el gozo de la humanidad, que para la localidad. (Veáse a: Rafael Ramírez García y Nadia García Estrada (Comp. y notas): Correspondencia José Martí-Máximo Gómez, p. 49.)

En el año 1894 publicó el artículo titulado: “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano. El alma de la Revolución y el deber de Cuba en América”, donde se ofrecieron a la comunidad de exiliados cubanos y al público en general, ideas claves para la comprensión del papel que ejercían Cuba y Puerto Rico en el logro de la equidad entre las dos Américas:

No son meramente dos islas floridas, de elementos aún disociados, lo que vamos a sacar a luz, sino a salvarlas […] frente a la codicia posible de un vecino fuerte y desigual […] En el fiel de América están las Antillas, que serían, si esclavas, mero pontón de la guerra de una república imperial contra el mundo […] — serían en el continente la garantía del equilibrio, la de la independencia para la América española aún amenazada […] Es un mundo lo que estamos equilibrando: no son solo dos islas las que vamos a libertar. Un error en Cuba, es un error en América, es un error en la humanidad moderna. Quien se levanta hoy con Cuba se levanta para todos los tiempos.  (Veáse a: José Martí: “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano. El alma de la Revolución y el deber de Cuba en América”, Obras Escogidas en tres tomos, t. III, pp. 361-362.)

El estallido del 24 de febrero de 1895, fue fruto de la labor del Delegado del Partido Revolucionario Cubano y sus clubes tantos internos como fuera de Cuba. La emigración cubana lograría conformar una base sólida de apoyo logístico para los combatientes en la Isla. Muestra de ello fue la creación del "Departamento de Expediciones" que mantuvo los alijos de embarcaciones hacia Cuba durante prácticamente los tres años de guerra contra España.  

Lamentablemente el sustituto de Martí al frente del Partido Revolucionario Cubano, Tomás  Estrada Palma  en 1898 en total complicidad con los planes de las fuerzas interventoras estadounidenses y traicionaría el legado martiano al eliminar en el mes de octubre de 1898 el "Departamento de Expediciones"  y en diciembre del mismo año al Partido Revolucionario Cubano.

 


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Grabiel Vargas Guevara

Profesor en la Universidad de Oriente


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