La Gran Guerra Patria (I)

¿Cuáles amenazas se ciernen hoy sobre nosotros? Respuestas a estas y otras preguntas trataremos de exponer a nuestros lectores en una breve serie de artículos que les presentaremos en conmemoración del 9 de mayo, Día de la Victoria sobre el nazismo.

Partiendo de una noticia

En el medio digital Russia Today, más conocido como RT, se lee “Confirmada la presencia de los líderes norcoreano y chino, Kim Jong-un y Xi Jinping, respectivamente, a las celebraciones del 9 de mayo”.

Más abajo se comenta que han sido invitados jefes de Estado de 68 naciones y que los presidentes de Cuba, India, Sudáfrica, Vietnam, Mongolia han confirmado desde ya su asistencia.

El 9 de mayo de 1945, la Unión Soviética y los países aliados presenciaron como el Mariscal de Campo nazi Wilhelm Keitel firmaba, en Berlín, la rendición incondicional de su ejército ante el Mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhukov y el Mariscal en Jefe Arthur Tedder, de las fuerzas aéreas norteamericanas, en representación de las potencias aliadas.

El hecho ocurrió casi al filo de la medianoche, y la diferencia de horario entre las ciudades de Berlín y Moscú marca la curiosidad de que para unos la celebración es el día 8 de mayo, mientras que para los soviéticos es el 9.

El 9 de mayo aún los moscovitas y las moscovitas van con sobretodo por las calles. Hay que abrigarse. La temperatura ya comienza a subir, pero solamente unos pocos grados por encima de cero; y estar de pie mucho rato al aire libre, sobre todo si es en la Plaza Roja, donde además se siente una ventisca fría, hace que uno comience a tener la sensación de una temperatura mucho más baja que la real.

Ese día es fiesta. Globos multicolores, banderas, flores e himnos se ven y se escuchan por doquier. La gente va engalanada, se viste como si fueran a una boda, y muchos, con nostalgia, lucen por única vez en el año su viejo uniforme militar, llenos de medallas y condecoraciones en el pecho.

Miradas de tristeza, miradas de pesar, se notan en los rostros de los ancianos, cada vez menos, veteranos de la contienda bélica. Y lágrimas corren también por las mejillas de aquellos no tan ancianos que perdieron a sus padres y a otros familiares en aquellos años de infortunio y privaciones. Aprovechan para dejar una flor en la tumba al Soldado Desconocido, que soberbia en mármol y granito rojo y negro se erige al pie de la Muralla del Kremlin. Allí, los soldados firmes como estatuas cuidan del Fuego Eterno, que emerge un poco encima de la frase incrustada en la piedra, hecha de oro reluciente: “Tu nombre es desconocido, tu hazaña es inmortal”.

La parada militar no ha de faltar: demostración de disciplina, decisión, valentía y tecnología del ejército otrora soviético, hoy ruso. Este 9 de mayo veremos algo excepcional que no es para perdernos. Vayamos, pues, acercándonos, paso a paso, a esta gran celebración a través de nuestras propuestas.